Amenaza a la Embajada británica en Madrid tras efectuar disparos contra el Consulado en Málaga

Llamó a la Embajada de Reino Unido para comunicar que iba a efectuar un ataque en los próximos días: «Atacaré vuestros intereses británicos en España dentro de 72 horas, no tengo nada que perder y no me importa nada» , afirmó al otro lado de la línea telefónica. Rápidamente arrancó una investigación de la Policía Nacional, que daría sus frutos el pasado 11 de enero. Fue cuando se detuvo a un libanés de 68 años como presunto autor de amenazas graves contra los intereses y edificios diplomáticos británicos en España.

Se comprobó que era esta persona la que realizó varias llamadas telefónicas a la Embajada de Reino Unido en España, situada en Madrid, en las que informaba de un ataque en un plazo de tres días. Junto con los responsables de seguridad de la Embajada, consiguieron identificar a esta persona de una manera rápida.

Tras la comprobación de los hechos, se estableció un dispositivo de búsqueda y localización que acabó con su detención en Benalmádena. Además, el arrestado se destapó como un viejo conocido para diversas unidades policiales por su amplio historial delictivo. Se comprobó, a su vez, que utilizaba hasta diez identidades distintas para impedir su localización.

En las pesquisas se descubrió que era una persona «potencialmente peligrosa». Los agentes comprobaron que en el año 2009 realizó varias llamadas al Consulado británico en Málaga con amenazas idénticas a las realizadas contra la Embajada en Madrid. En aquella ocasión sí cumplió lo que había avisado por teléfono. Se dirigió hasta la sede del consulado y efectuó varios disparos contra la fachada y la bandera inglesa , siendo grabado por una persona que publicó los videos en diferentes redes sociales.

Es la razón por la que los investigadores le consideraron como un «potencial y extremo peligro contra la seguridad» de los representantes diplomáticos y sus intereses legítimos en España. Por todo ello, el individuo fue detenido como presunto responsable de delitos de desórdenes públicos y puesto a disposición de la autoridad judicial. Se le decretó una orden de alejamiento de más de 500 metros de edificios y personas diplomáticas británicas. Se le impuso también una prohibición de comunicación telefónica con los mismos.