Álvaro Botías, policía: «La Justicia necesita más formación en violencia de género»

El agente malagueño, que acaba de novelar su experiencia, alerta de la falta de medios en la lucha contra los delitos de índole machista

Álvaro Botías Francis Silva

J. J. Madueño

Álvaro Botías es Policía Nacional de la Unidad de Familia-Mujer (UFAM) en Málaga. En «La lucha contra la violencia de género. Vivencias de un policía» ha novelado seis casos en los que ha trabajado para concienciar contra la violencia machista. «Se trata de contar finales felices. Decir a las víctimas que hay una salida», explica este agente, que eligió perfiles diferentes para mostrar que «el único requisito que hay que tener para ser una víctima es ser mujer». El libro incluye desde una adolescente a una mujer de 64 años que llevaba 30 de ellos conviviendo con su maltratador. Hay una situación de acoso o un «sexting» por internet. Siempre con un mensaje de esperanza.

¿Qué es lo más importante para ser rescatada?

Tener apoyo externo. La mujer tiene muy complicado decir que es víctima y que necesita ayuda. Siempre decimos a la patrulla que llega primero a un caso que identifiquen a todo el mundo. Ella puede decir que no ha pasado nada y necesitamos testimonios ajenos. Hay casos en los que no hay un trasfondo de violencia, solo un hecho puntual con el que explota. El primer guantazo por una separación conflictiva o una simple borrachera. Si hay marca hay causa. La agresión física es un fallo del maltratador, que quiere a su víctima de una forma enfermiza.

¿Cuáles son los casos más complicados?

Los de violación. Afectan a la intimidad más privada. Recuerdo un señor, ya condenado, que llegó a introducirle el puño por la vagina a su víctima. Le causó lesiones considerables. Cuando te lo cuentan cuesta muchísimo no implicarte, porque debes tener un mínimo de empatía. Es necesario que ellas vean que somos personas y especialistas que nos abrimos para poder ayudarlas. Los más difícil es romper el hielo para que te cuenten, porque tienen que confiarnos sus mayores intimidades.

¿Hay forma de predecir quién va a ser una víctima?

Existe una herramienta que predice el riesgo de incidencia. Es una batería de preguntas y luego tenemos que incluir cada elemento específico. Ahora se va a reformar para que se pueda predecir un asesinato sin que la escala de violencia siga un patrón, como en el caso de las niñas de Castellón. Se pretende incluir nuevas preguntas para detectar estas situaciones que derivan de un hecho puntual, como un divorcio o la pérdida de un trabajo, y acaban en muerte.

¿Dónde están los fallos para que siga habiendo tantas muertes?

La Educación es el primero. Hay que educar desde la infancia en la igualdad de género. A nivel judicial y policial, el problema es que llegamos cuando ya ha ocurrido el hecho delictivo. Hay falta de unidades de valoración forense y de equipos psicosociales para valorar este riesgo. Hay que estudiar también al maltratador para ver patologías o celotipias y que el juez tenga más herramientas. La Justicia necesita más formación y que se crea más a la víctima.

¿Existen muchas denuncias falsas?

El Consejo General del Poder Judicial publicó que era como el 0,01 por ciento. En mi tres años y medio en la UFAM solo hemos abierto tres diligencias por denuncias falsas. Hay muchos archivos por falta de indicios, que no son denuncias falsas, porque tampoco sabemos si es que la mujer miente o no. También está el derecho de la víctima a no declarar. Lo hacen en comisaría y luego en el juzgado no van por miedo o por su vínculo emocional.

Hay quien cuenta esos archivos como denuncias falsas…

Deben tener una bola de cristal para saber que la mujer miente. El machismo evoluciona. Hay una corriente que es el «neomachismo», que dicen que la violencia es genérica en todos los aspectos. Cuando comparto estadísticas me rebaten los datos con otros que han creado. Consideran que las denuncias archivadas son falsas y en redes sociales insultan y amenazan amparados por el anonimato. He cancelado Facebook por este tipo de seguidores.

¿Por qué no es lo mismo una agresión de una mujer a un hombre?

No es una violencia estructural de la sociedad y, por eso, no es violencia de género. Es violencia doméstica. Detrás la violencia hacia la mujer hay una construcción cultural de siglos en la que la mujer ha estado en inferioridad. Es como en las parejas de mismo sexo, no hay desproporción de género y es violencia doméstica. Hay que diferenciar entre sexo y género. El sexo es algo natural, pero el género es algo que se crea con la educación. La prensa, la televisión, la música, como el reguetón, nos enseña que el hombre está por encima de la mujer. Por eso, la realidad es que hay más mujeres maltratadas que hombres.

Andalucía es un punto negro en las estadísticas…

De las 38 mujeres muertas, a fecha del 27 de septiembre, 10 han sido en Andalucía. Es el 26 por ciento. La cifra es elevada, pero la población también. Eso hace que no sea preocupante. Hay muchas zonas rurales y muchos de los asesinatos son allí. Hay que reforzar la prevención en esas áreas y abogar por la educación. Se deben lanzar campañas de prevención a la mujer rural. Se ha hecho una nueva ley hace unas semanas para educar a los niños, pero esto es por la repercusión que tienen los asesinatos. Hacen falta más medios.

¿No hay policías?

Faltan inspectores de la UFAM, pero no sólo policías. En Málaga, por ejemplo, hace falta un cuarto juzgado de Violencia de Género para las guardias de los fines de semana. Valencia y Sevilla tienen cuatro juzgados de Violencia de Género, pero en Málaga estaba presupuestado por la Junta y no se ha iniciado la tramitación.

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