HISTORIA

Andalucía en la I Guerra Mundial: Espías, contrabando y submarinos

La situación estratégica de la región la convirtió en un tablero codiciado durante la confrontación

Andalucía en la I Guerra Mundial: Espías, contrabando y submarinos abc

CRISTÓBAL VILLALOBOS

El 28 de julio de 1914 Austria invadía Serbia , un mes después de que el serbio Gavrilo Princip pasara tristemente a la historia por asesinar al heredero del trono austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando, en Sarajevo. El frágil sistema de alianzas tejido durante décadas estallaba, convirtiendo Europa en un enorme campo de batalla. 

La Gran Guerra se llevaría por delante a más de diez millones de personas, en su mayoría jóvenes de una generación que quedaría marcada para siempre, mientras España declaraba una neutralidad que hoy, justo 100 años después, queda más discutida que nunca, como demuestran diversos estudios y publicaciones que han salido a la luz recientemente.

La obra «España en la Gran Guerra. Espías, diplomáticos y traficantes», del historiador Ricardo García Sanz, rescata una realidad mucho más compleja e intensa que el resurgimiento económico que apuntan los manuales tradicionales. « España en la práctica no fue neutral , porque no pudo hacer efectiva esa neutralidad y defenderla».

Andalucía en la Gran Guerra

La región de Andalucía , frente al Norte de África, en la retaguardia de Gibraltar y, por tanto, de la flota británica en el Mediterráneo,   se convertiría en una región clave en la estrategia de los países en conflicto, mientras la población se polarizaba entre aliadófilos y germanófilos.

Los aliados controlaban la producción minera andaluza , ya que empresas inglesas y escocesas controlaban el cobre de las minas de Río Tinto y francesas el plomo de Jaén. Los alemanes, por su parte, se propusieron hacer todo el daño posible al tráfico mercante aliado entre América, Europa y el Mediterráneo.

No es de extrañar, por tanto, que las costas andaluzas, especialmente la zona de Gibraltar, Sevilla y Málaga, concentraran rápidamente un gran número de espías , que formaron redes en colaboración con multitud de habitantes locales.

España permaneció durante toda la guerra invadida por servicios secretos extranjeros , según García Sanz, siendo Andalucía el lugar con más presencia de éstos tras Madrid y Barcelona. García Sanz ofrece un dato llamativo: cuando los italianos pretenden abrir una oficina en Sevilla recurren en busca de ayuda a los ingleses, quienes les ofrecen una lista de 200 residentes en la ciudad que trabajan para los alemanes.

Los alemanes cubrían con sus espías toda la costa desde Portugal a Almería, ofreciendo información a sus submarinos de los movimientos de la marina mercante. Más de 80 barcos españoles fueron hundidos por submarinos o minas alemanas. Otros barcos, alemanes o austriacos, se quedaron en los puertos españoles cuando estalló la guerra, convirtiéndose en centros de información con sus radios y equipos: sólo en el caso de Andalucía, había un barco alemán en Algeciras, dos en Almería, nueve en Cádiz (cinco alemanes y cuatro austríacos), cuatro en Huelva (dos alemanes y dos austríacos), tres en Málaga y dos en Sevilla, que llegaron a ser minados ante el temor de ser requisados por las autoridades españolas.

Con una gran cantidad de barcos mercantes, buques de guerra y submarinos navegando en aguas andaluzas, junto con una gran red de espías de todos los bandos en nuestros puertos, no resulta extraño que los incidentes fueran numerosos.

El hijo del Cónsul y el comandante del U-35

La revista  «Andalucía en la Historia» ha publicado recientemente un dossier con artículos de Carolina García Sanz , Anne Rosebusch o del ya citado Fernando García Sanz, en el que se hace un repaso a la importancia de Andalucía en algunos de los aspectos antes mencionados. También rescatan algunos hechos curiosos, como el misterioso caso de Adolf Klauss Kindt, detenido por dos carabineros tras desembarcar en una playa, en abril de 1918, con una pistola, un cuchillo, un paquete con correspondencia y un extraño aparato que nunca se llegó a saber qué era. Hijo del cónsul alemán en Huelva, sale en libertad dos meses después bajo fianza de 5.000 pesetas y tras declarar haber desembarcado de un submarino alemán para entregar la correspondencia.

O el récord de hundimientos del oficial germano Lothar von Arnauld : 195 buques,  equivalentes a unas cuatrocientas cincuenta mil toneladas, hundidos entre el Mediterráneo Occidental y el Golfo de Cádiz al mando de los submarinos alemanas U-35 y U-139.

Para hundirlos usó muy pocos torpedos, ya que su procedimiento habitual era usar el cañón de la cubierta del submarino, dando la oportunidad a las tripulaciones de ponerse a salvo primero. El 21 de junio llegó a entrar con su sumergible en el puerto de Cartagena, provocando las protestas de los aliados frente al gobierno español.

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