Investigación

Lubinas a 40 euros y buenos vinos: el menú del «candidato de los pobres»

José Bernal, parlamentario andaluz del PSOE y alcaldable por Marbella, no se privaba a la hora de pedir en sus «comidas de trabajo» en restaurantes de lujo

Lubinas a 40 euros y buenos vinos: el menú del «candidato de los pobres» f. s.

P. D. A.

Botellas de vino, platos de todo tipo que evidencian un paladar con ganas de «experimentar» con gastronomías de distintas partes del mundo y alguna que otra copa a modo de digestivo, se entiende. El análisis de las facturas de las comidas en restaurantes de lujo pagadas con dinero público por el exconsejero delegado de Acosol , parlamentario socialista y candidato de esta formación a la Alcaldía de Marbella, José Bernal, evidencia que los asistentes a esas «comidas de trabajo» no se privaban de nada y que el precio no era un impedimento para que el plato acabara en la mesa.

El vino era un producto indispensable en estos ágapes. El 24 de mayo de 2011, dos días después de los comicios locales en los que se supo que Bernal no seguiría al frente de Acosol,  se celebra una comida en un restaurante de Marbella en el que se piden dos botellas de Chivite colección 125, a 47,50 euros cada una, y una tercera de Barbazul 08, a 22,50.

El 1 de septiembre de 2009, en una cuenta del restaurante Roca Tranquila de Fuengirola -por un total de 350,60 euros-, se observan dos unidades de vino Taberner a 42 euros cada una . El documento refleja que había cinco comensales, que también consumieron cinco cervezas.

Y es que, del análisis de las facturas, se puede deducir que era habitual que en estos «encuentros de trabajo» se consumiera, además de cerveza y otros alcoholes, más de una botella de buenos caldos . El 16 de noviembre de 2009, por ejemplo, en una cita con miembros del Ministerio de Obras Públicas y Transporte que se celebra en el prestigioso restaurante Lhardy de Madrid, junto con cinco cañas y una copa de La Ina, se piden dos botellas de Viña Mocen con un precio total de 38 euros. En la cuenta con fecha 4 de diciembre de ese mismo año, durante una comida en la pulpería madrileña O`Conxuro, se incluyen dos unidades de Viña Sobreira.

El alcohol era un elemento presente en estas citas en las que, por ejemplo, se negociaba el convenio colectivo de los trabajadores de la empresa pública. Así, en 2011, las partes se desplazaron al establecimiento hostelero Saratoga y, además de solomillo a la pimienta, calamar a la plancha, entrecot o dorada a la espalda, entre otros platos, se pidieron nueve botellines de San Miguel, 19 cañas y dos copas de vino .

Bebidas, todas ellas, pagadas con cargo a los fondos de Acosol; o lo que es lo mismo, sufragadas con la recaudación de los recibos de agua que abonaban los ciudadanos . Un gasto que se produjo en un contexto en el que la crisis ya era más que patente.

Aunque pueda parecer poco increíble, se daba el caso de que hubo comidas en las que se pagaron seis euros por una botella de agua , concretamente de la marca Voss , de procedencia noruega, «embotellada en el desierto prístino» y cuyo envase fue diseñado por un exdirector creativo de Calvin Klein. En otro establecimiento, se paga 4,20 por cada unidad de agua.

Primeros platos

Cuando se observan las diferentes facturas de estas comidas, que se contabilizaban como «gastos de manutención» o de «representación» , se comprueba de que el exconsejero delegado se siente atraído por las gastronomía en sus distintas expresiones, desde su faceta más tradicional, hasta la más creativa o exótica. De ahí que acudiera a restaurantes italianos o japoneses, especializados en carnes u otros que son bandera de la «nouvelle cuisine», donde destaca DiverXO , con tres estrellas Michelín.

Entre los platos que se pedían en estas «comidas de trabajo» podemos encontrar una fondue de chocolate ; pixín (rape en asturiano) a 39 euros la ración; una lubina del cantábrico a 39 euros , un chuletón al carbón por 50 euros o un atún fresco valorado en 30 euros.

Llama especialmente la atención el importe de los menús de algunos establecimientos que visitaba Bernal, quien siempre ha mantenido un discurso de político pegado a la calle y cercano con las personas que menos recursos tienen.

Así, nos encontramos con un «menú degustación» en el restaurante Skina Sabrosa que se pagó a 68,90 por cada uno de los tres comensales. En Oyarbide, en Marbella, el coste fue de 75 euros por persona. Se pidieron seis. Mientras que en Roca Tranquila el precio era de 50.

En los postres tampoco se escatimaba. En las facturas figuran desde las locuras de dulces del restaurante Los Robles, por 22 euros, hasta el soufflé sorpresa de Lhardy -13 euros la unidad- o los cafés irlandés de La Tahona a 6,3 euros.

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