La Junta de Andalucía regula las clínicas estéticas: del implante de pelo a las fotos engañosas
La Consejería de Salud pone coto a la publicidad con imágenes del 'antes y después' de las operaciones
Los tratamientos capilares solo podrán ser realizados por médicos titulados que deberán mostrar su acreditación
Solo médicos titulados podrán hacer implantes de pelo en Andalucía

La chica tiene unos 20 años y entra en la consulta del cirujano plástico con una foto en la mano: «Quiero que me pongas el culo de las Kardashian», le suelta al médico al tiempo que deja la instantánea sobre la mesa. Es una ... escena real. La ha vivido el doctor José Miguel Martínez Sahuquillo, cirujano estético y presidente de la Sacpre, la sociedad andaluza de cirugía plástica, reparadora y estética. Este médico señala que su actividad mueve «muchísimo dinero». Según cifras del sector, en 2021 facturaron en España casi 3.500 millones de euros.
Conscientes de la importancia de esta actividad, la Consejería de Salud y Consumo prepara un decreto en el que se fijen las condiciones en las que se han de desarrollar las intervenciones y tratamientos de esta especialidad médica donde, se queja Martínez Sahuquillo, hay mucho intrusismo. La norma, a la que ha tenido acceso ABC, establece desde el número de metros cuadrados que tiene que tener una clínica hasta el personal y medicamentos con los que ha de contar para operar con seguridad.
El texto, que desde el departamento que dirige Catalina García subrayan que es aún un borrador, no complace del todo a los médicos. Porque, indica el presidente de la sociedad científica de cirujanos plásticos andaluces, «blanquea el intrusismo» ya que, en su redacción actual «no habla de nuestra especialidad sino que habla de medicina estética, algo que puede ejercer quien quiera porque es alegal, no está regulada».
Más allá de eso, los médicos se muestran conformes con el proyecto. Entienden positivo el nivel de detalle con el que se regula el sector. Porque llega a cuestiones como las fotos con las que las clínicas se anuncian y en las que muestran el 'antes' y el 'después' de la intervención o tratamiento. En algunos casos, confirman fuentes del sector, hay quien se pasa con el retoque de esas imágenes. Así animan a los pacientes, que esperan unos resultados poco realistas. Esto no lo hacen todos, desde luego, pero Salud quiere que las fotos que se enseñen sean lo más honestas posibles. Por eso el decreto establece que «las fotografías de carácter publicitario que se utilizan para demostrar los resultados deberán ir acompañadas de una salvedad que explique que los resultados no pueden garantizarse».
Esto es clave. Porque, indica el doctor Martínez Sahuquillo, el cuerpo humano no funciona como las matemáticas, no es exacto. «Si corto piel, queda una cicatriz. Aunque yo sea muy cuidadoso y haga los puntos más finos del mundo, que es lo que siempre intentamos, luego puede darse una dilatación de la piel, por ejemplo», explica.
Además de en las fotografías, Salud quiere que las clínicas estéticas hagan su publicidad «bajo criterios y en condiciones de veracidad y transparencia» sin «inducir a engaño, error o representar un riesgo para la salud».
Además, indica el texto que prepara Salud, el personal que trabaje en estos centros deberá mostrar su categoría profesional. De esta forma, se entiende, el paciente siempre sabrá si quien le está atendiendo en consulta es un médico, profesional de Enfermería o auxiliar.
Cuando la joven que quiere un trasero como las Kardashian se sienta en la consulta, antes ha pasado por una sala de espera. Desde ahora y con el nuevo decreto de la Junta, todas las clínicas de estética andaluzas han de contar con varios espacios obligatorios. Así, deben tener «un área administrativa, un área asistencial y un área de servicios generales e instalaciones».
Así, en estos tres espacios habrá: una parte de gestión administrativa, una recepción y una sala de espera «con capacidad y mobiliario adecuado que garanticen la confortabilidad del paciente». También tiene que haber en todas las clínicas «un área de archivo que deberá ser inaccesible al público general».
Como cualquier espacio abierto al público, Salud exige a los centros estéticos que tengan aseos a disposición de los trabajadores y de los pacientes. Sin embargo, hace una excepción: no tienen que estar dentro del centro. Pueden ser comunes siempre que «estén situados en la misma planta». Es decir, que si la clínica está en un edificio y dentro de la misma planta hay un baño público, no tiene que tener uno dentro.
Tratamiento con láser
La norma que prepara Salud entra más en detalle aún con ciertos tratamientos. Es el caso del uso de «láser o luz pulsada intensa». Las clínicas que ofrecen este tratamiento deben contar con salas específicas para esta actividad y, además, evitar tratar a la vez a más de un paciente en ellas.
La estancia donde se aplica el láser, indica el decreto sobre medicina estética, tiene que ser «de acceso exclusivo y restringido al personal sanitario» y tendrá que contar «con un sistema de bloqueo automático o manual que impida el acceso accidental». Si no, pueden instalar una señal luminosa que indique que se está aplicando el tratamiento.
Dentro de este espacio, además, los materiales y superficies deberán ser «antirreflectantes» por razones obvias. Y deberán contar con un sistema de protección ocular para pacientes y sanitarios.
En el caso de los implantes capilares, hay aún más requisitos. El espacio donde se realizan tiene que tener, al menos 15 metros cuadrados en una zona independiente del resto de la clínica. Debe haber, además, al menos un metro y medio entre la camilla donde se sitúa el paciente y las paredes, que además deberán ser lavables, lisas y resistentes a desinfectantes. Además, no podrán tener «ángulos entre parámetros verticales y horizontales».
En el área donde se hacen los injertos de pelo siempre tiene que haber aire acondicionado, iluminación, toma de oxígeno y vacío, así como lavamanos, zona de curas y sala de recuperación para que descanse el paciente tras el procedimiento.
De forma general, indica Salud en su normativa, las clínicas estéticas han de tener «camilla de exploración, peso, tallímetro, cinta métrica, esfigmomanómetro, fonendoscopio y pulsioxímetro». Además, deben ser capaces de «garantizar la atención de urgencias» en caso de que el tratamiento o la intervención no salgan como estaba planeada.
Los médicos que se dedican a este sector simplifican la tarea de encontrar un centro que cumpla con todas estas cuestiones. Basta con llamar, recomiendan, al Colegio de Médicos de la provincia de elección para informarse de cuáles son los centros con todos los permisos, materiales y profesionales acreditados. Porque, se quejan, en Andalucía operan sanitarios que, con solo un máster, están aplicando tratamientos estéticos.
«El único título oficial para ejercer en este ámbito es el de cirujano plástico, reparador y estético», subrayan. Lo demás «es intrusismo que no se persigue porque no está prohibido pero tampoco permitido. Es un vacío legal que perjudica al paciente», explican, y que piden corregir en la redacción final del decreto.
Dirección médica
La dirección de los centros de estética siempre tendrá que recaer en un médico. Así lo establece el decreto de Salud. Debe tener, además, «formación específica, máster universitario con prácticas presenciales acreditadas». Esto, sin embargo, no convence a la sociedad científica andaluza de Cirugía Estética, que se queja de que esos títulos de máster no son igual de fiables que la formación que ellos reciben en el MIR.
En todo caso, y aunque no intervenga de forma directa, indica la norma, toda actividad que se desarrolle en una clínica estética será responsabilidad de este graduado o licenciado en Medicina. ¿Y si no está? Entonces el responsable es «otro profesional médico perteneciente a la plantilla del centro».
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