La Virgen de la Cabeza reina de nuevo en Sierra Morena
Decenas de miles de fieles retornan a la romería más antigua de España tras dos años de pandemia
Un alcalde andaluz socialista , para justificar su presencia en una procesión de Semana Santa, aludía la semana pasada al presunto carácter transversal de la Pascua . Sugería así que la tradición trasciende a la fe. Pero sin fe, la romería de la Virgen de la Cabeza sería una quedada o un día de campo. ¿Y a quién emociona un día de campo?
No, desde luego, a las decenas de miles de fieles que han acudido hoy al cerro del cabezo para adorar a la Madre de Dios . Ni a quienes, como Asunción, ha pedido a la Virgen María que su manto la proteja y ayude. Pili también ha solicitado su bendición y Rosa ha dado los buenos días a la reina de Sierra Morena, al igual que Manuela.
La mañana ha acompañado a los romeros. Una temperatura juvenil (20 grados de máxima) y un entorno casi suizo (la Creación nunca defrauda) han apuntalado el gozo en Sierra Morena, donde las precipitaciones de marzo y abril han demostrado que la lluvia es la mejor amiga del verde. Y la pausa de las isobaras para que la jornada luciera seca ha demostrado lo bien que aprovechan los fieles el receso meteorológico.
La bonanza térmica ha animado a los devotos a acudir en aluvión al cerro tras dos años sin hacerlo a causa de la pandemia de coronavirus. Las ganas de romería explican las retenciones de tráfico que se han producido a primera hora de la mañana desde el kilómetro 20 de la carretera del santuario de la Virgen de la Cabeza.
Como para llegar a la basílica no es imprescindible la tracción trasera, los atascos no han sido preocupación alguna para quienes han acampado en diversos espacios del parque natural de sierra Andújar ni para los que a caballo o en carroza vadearon ayer el Jándula, el Quema jiennense, para, en las casas de las hermandades que jalonan el cerro, participar en la grandeza de la noche grande.
La víspera ha estado a la altura. «Una noche de ensueño para una mañana resplandeciente», ha expresado la Cofradía Matriz antes de dirigirse a la Virgen: «Tus hijos esperan verte frente a frente cuando pases por el dintel de la puerta y todos a una podamos estar junto a ti, como tú siempre has querido, madre santísima de la Cabeza ».
Una de las que ha estado junto a ella es Manuela, que se ha desplazado desde Arjona, un pueblo cercano a Andújar . Esta mujer apuntala su presencia en el amor: «Vengo porque tengo fe y porque no puedo dejar de hacerlo. Volver después de dos años es volver como si fuera la primera vez. Todo me parece bonito, todo me parece nuevo».
Otra mujer que ha asistido a la romería es Mari Carmen, de 27 años, que ha llevado en hombros a la Virgen desde los 14. Este año no ha podido hacerlo, pero ha traído a su bebé, Carla, de 2 meses, para que sea bendecida. Quiere que sea romera y costalera , como ella, tal vez para que descubra la felicidad que alcanzan quienes portan a La Morenita a hombros en días como hoy desde el santuario al exterior.
A la salida esperaba a la Virgen el obispo de Jaén , Sebastián Chico, que en su primera homilía romera con la patrona de la diócesis ha expresado lo bien que sienta abrir el corazón para que María escuche la plegaria. «Todo el que pasa por el Santuario de la Virgen de la Cabeza buscando el consuelo ante la adversidad, encuentra a Jesucristo, renueva su fe, descubre la alegría y recupera ilusiones y esperanzas para seguir caminando».
Chico, tras aludir a las oraciones a María para pedir el fin de la pandemia, ha instado a los fieles a poner ahora la mirada en Ucrania , «devastada por las bombas y por la sinrazón», para solicitar a la Virgen de la Cabeza, como reina de la Paz, que haga «germinar en el corazón de los gobernantes semillas de paz, de fraternidad y de amor».
«Danos la alegría de sentirnos hijos amados por Dios y bendecidos por él», ha expuesto el obispo a la grey, que, tras escuchar misa, se ha esparcido por el cerro para presenciar la procesión de la imagen, aupada por costaleros, cuidada por dos sacerdotes trinitarios y escoltada por los constantes vivas de los fieles.
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