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Serpientes venenosas, peces con aguijones y ratas de medio metro: los animales más peligrosos de Andalucía
La Junta de Andalucía cataloga a estas especies como grupos de incidencia sanitaria
Tres especies de serpientes, ratas e inquietantes peces marinos forman parten del catálogo de animales potencialmente peligrosos presentes en el ecosistema andaluz. Eufemísticamente, la Junta de Andalucía lo define como grupos de animales de incidencia sanitaria. Y no se equivoca: hace unos años un jiennense que paseaba por un paraje de sierra estuvo a punto de morir por la mordedura de una víbora.
De los oficios que reptan por Andalucía únicamente tres son peligrosos. En concreto, una víbora, la hocicuda, y dos culebras, la bastarda y la de cogulla . La primera es la menos venenosa de las de su especie, pero lo es, y de las segundas, por la escasa penetración de sus colmillos acanalados, únicamente suponen una amenaza seria las grandes bastardas, que alcanzan dos metros de longitud, cuya fuerza facilita la inoculación del veneno.
En cualquier caso, especifica la Consejería de Salud, son animales de actividad casi nocturna que por el día dormitan al sol en zonas pedregosas, en suelo desnudo al borde de matorrales, por lo que es raro avistar a las víboras «Aun cuando esto suceda lo más probable es la huida antes que el enfrentamiento y ataque, que sólo ocurre cuando se ven acorraladas», aclara.
Otra cosa son las ratas, que, en la región residen de forma asociada a las poblaciones humanas. En Andalucía hay dos especies, la rata negra y la rata gris o de alcantarilla. Y también el ratón casero. Las dos especies de rata son de tamaño parecido ( entre 30 y 45 centímetros, incluida la cola ), si bien la gris es más robusta que la negra.
La rata gris es más prolífica y ubicua, vive en todo tipo de galerías subterráneas cavadas por ellas mismas , paredes huecas, sótanos y alcantarillas. La negra prefiere la parte alta de los edificios (desvanes, cámaras de aislamiento…) y los árboles.
Desde el punto de vista sanitario el riesgo radica no sólo en la posibilidad de que muerdan a personas, especialmente en determinadas poblaciones humanas con baja calidad de vida, y que les transmitan organismos patógenos , sino que además inciden sobre las estructuras y sistemas de seguridad de los edificios -ya que roen materiales duros para desgastar sus incisivos-, y afectan a las cosechas.
En cuanto a los anfibios, todas las especies que habitan en Andalucía son inofensivas, si bien algunas, como la salamandra común, el sapo común y sapo verde, tienen glándulas en la piel que producen en el hombre irritación de mucosas cuando, tras haberlos manipulado, se tocan con las manos, la boca, la nariz o los ojos. El contacto con la piel no reviste ningún riesgo, por lo que la única precaución ante ellos consiste en lavarse las manos tras haberlos tocado.
Mucho más peligro se desprende de determinadas clases de peces marinos por contar con aguijones venenosos que se clavan accidentalmente cuando se les pisan o que estos animales utilizan como arma cuando son molestados. Entre ellos destacan, por su toxicidad, el águila marina, las pastinacas, el pez rata, el pez araña, el cabracho, el rascacio, la mielga y la gallineta.