CORONAVIRUS
Salud Responde: «Antes se nos morían al télefono y ahora les damos cita para la vacuna»
Usuarios sustituyen el insulto por el agradecimiento a los operarios del servicio
En el peor momento de la pandemia de coronavirus la desesperación desembocaba en insulto de ciudadanos a operadores de Salud Responde. Ahora el agradecimiento ha sustituido al improperio. ¿Qué ha cambiado?: « Antes se nos morían al teléfono y ahora le damos cita para la vacuna ». Lo ha explicado Carlos Abellán , representante de la CSIF en este servicio público.
Cuando la vacuna aún no se atisbaba, en septiembre de 2020, los trabajadores denunciaron que eran víctimas de los insultos que proferían contra ellos usuarios impacientes por la larga espera que soportaban hasta que eran atendidos. La espera no se ha erradicado, pero la plantilla ya no es utilizado como chivo expiatorio
Para Abellán el cambio de actitud tiene que ver con la esperanza suscitada por la vacuna en una población asustada por los zarpazos de la pandemia. El vituperio campaba entonces por las llamadas apuntaladas en la desesperación de quienes creían que iban a morir. Nada que ver con la amabilidad que reina ahora en las conversaciones de los que saben que van a vivir.
Así, recientemente una mujer de Sevilla calificó como ángel de la guardia al operario que le dio cita para la vacuna . Y un hombre con el mismo nombre de Abellán le pidió un gesto de complicidad: «A ver si entre Carlos nos entendemos». Y se entendieron. «Le dije que su cita era tal día a tal hora y se emocionó muchísimo porque estaba desesperado».
« Cuando nos llaman para pedir cita y se la damos muchos se no echan a llorar », ha expuesto el dirigente sindical, quien ha puntualizado que si bien el trabajo que desarrollan los 400 operadores de Salud Responde es menos duro que cuando eran simples cortafuegos de las urgencias, es igual de estresante porque la llegada de las vacunas ha motivado que no haya respiro telefónico. «Entre llamada y llamada no pasa ni un segundo».
« La empresa privada no nos deja respirar », ha denunciado Abellán, para quien no es de recibo que la atención a la salud de la ciudadanía redunde en perjuicio de los trabajadores. En este sentido, ha asegurado que durante las ocho horas de cada turno los intervalos entre llamada y llamada son imperceptibles: «No nos da tiempo ni a beber agua».