Semana Santa
La Pasión de Cristo desemboca en un final feliz
Jaén participa en la alegría de la cofradía del Resucitado
El hecho de que acabe bien explica la querencia de los fieles la Semana Santa. Si el sufrimiento de Jesús desde su entrada en Jerusalén no desembocara en su retorno a la vida habría algo de masoquista en la celebración, pero el triunfo sobre la muerte lo cambia todo. Por eso, la multitud asiste jubilosa a la procesión del día grande del catolicismo, el Domingo de Resurrección.
Los fieles jiennenses saben que el hisopo con vinagre, la corona de espinas, las monedas, símbolos del trato que el hombre proporciona a Jesús, forman paradójicamente parte del camino triunfal del hijo de Dios, que lo recorre cada año para que cada año el fervor popular, también triunfante, estalle en las calles ante la imagen de Cristo resucitado.
El colofón de la Semana Santa jiennense es siempre el mismo y es siempre nuevo. El mismo porque se escenifica desde hace medio siglo por las calles de la ciudad . Y nuevo porque ninguna oración se parece a la anterior. Cada Padrenuestro parte de una nueva necesidad o de un nuevo agradecimiento. De ahí que los fieles no se cansen de recibir a la única talla de la cofradía del Resucitado, la de Jesús en su Gloriosa Resurrección, al que hoy han flanqueado miles de devotos durante su itinerario.