Cultura
Natalia Castro, la modelo gitana que fascinó a Azorín
Linares y Begíjar conmemoran el 40 aniversario del fallecimiento de la mujer morena

Azorín definió a Natalia Castro como la decana de las modelos: desde que nació en Linares en 1896 hasta que murió en Madrid en 1980 posó para pintores de renombre. Y en ese lapso se hizo amiga de la intelectualidad española del siglo de plata. Su mirada negra fascinó al autor de La Ruta de Don Quijote , a Valle-Inclán y a García Lorca . La ciudad en la que fue alumbrada y el municipio de Bégijar la homenajean en el cuarenta aniversario de su fallecimiento.
En la marca de agua de los billetes de cien pesetas de los años 50 se refleja el retrato que hizo el pintor cordobés Julio Romero de Torres a Natalia, una mujer gitana «adelantada a su tiempo», en palabras de su biógrafo, el historiador de arte Pedro Molina Martínez , quien destaca que la modelo rompió esquemas en una sociedad masculinizada. «No la llamaría feminista, pero sí fue una mujer libre», aclara.
Romero de Torres, además de pincelar su modo de mirar, la introdujo en los ambientes cultos de la capital. El pintor era amigo de los Luca de Tena y la modelo, aunque carecía de formación académica, transitó sin desentonar por el ambiente artístico y literario de la corte. Posó para Sorolla , para José Cruz Herrera , para los hermanos Zubiaurre , para Alfonso Grosso y para el escultor Benlliure . Conoció al torero Joselito El Gallo y al político José Antonio Primo de Rivera .
Además de ser una mujer «deseada por su belleza», Natalia consiguió hacerse un nombre propio dentro de la intelectualidad sin ser actriz ni escritora. Era muy consciente de la fuerza de su arte, asegura su biógrafo, lo que explica que no dejara de posar hasta el año de su fallecimiento. De que ejerciera como modelo en su senectud se encargó Antonio Begíjar , el pintor de los gitanos, que la retrató desnuda cuando había cumplido 80 años .
La relación de Natalia con Linares no es circunstancial, si bien tenía apenas dos años cuando emigró a Madrid, donde, forzada por su orfandad, vivió con una tía suya. La Castro se desplazó a su ciudad durante la Guerra Civil y también para cuidar a su marido cuando éste enfermó entre el 51 y el 54. Su marido era Luis , El Pavo , un guitarrista flamenco que bordoneó para Valderrama , para Angelillo , para Marchena . Tuvieron un hijo que falleció niño.
Cuando murió Natalia fue enterrada en la capital de España, pero una década después, en 1990, fructificó la gestión del Ayuntamiento de Linares para que sus restos mortales se trasladaran al patio de San Luis del cementerio de la ciudad, donde su nicho forma hoy parte de un itinerario de tumbas de personajes ilustres. En su caso, ilustre y voluntariamente pobre. «Si le hubiera interesado el dinero, habría tenido una gran colección de cuadros para vender, pero era sobre todo una mujer bohemia», resalta Molina.
En el museo de Begíjar
El Ayuntamiento de Begíjar inaugurará un museo dedicado al pintor de los gitanos que contará con un cuadro de Antonio Begíjar basado en los retratos que Julio Romero de Torres hizo a una de sus mujeres morenas. Lo pintó en 1970, cuando ella tenía 74 años, al objeto de reivindicar el valor intemporal de la modelo. También su municipio de cuna ha programado para ella actividades, pospuestas por la pandemia de coronavirus. Su ciudad natal pretende reflejar la figura de Natalia Castro como la mirada de Linares .