Misterios de Andalucía: el inquietante poltergeist de Alcalá la Real

Se realizó una investigación en la que se constataron los fuertes e inexplicables olores que llegaban de la casa, descensos de temperatura y golpes

José Manuel García Bautista

Calle Belén nº36 de Alcalá la Real , provincia de Jaén. Allí lo paranormal iba a tener una cita única con el misterio que el Diario de Jaén, el 25 de septiembre de 2008, daba a conocer a través de sus páginas.

Vivía sola en su interior Encarnación , una mujer viuda de 75 años que únicamente recibía la visita de su nieto y, al llegar los fines de semana, de su hija con una disminución psíquica.

El 15 de agosto de 2008 comienzan los fenómenos extraños . Se escuchan, repentinamente, ruidos secos, golpes. Se atribuyó a un vecino, pero éste manifestó que él no había provocado ningún ruido y que él «los escuchaba también creyendo que eran sus vecinos». El ruido fue tan molesto e intenso que la Policía se personó en el lugar y constató las quejas de los inquilinos.

A esos ruidos extraños se le unieron otros de característica paranormal: objetos que se movían o cambiaban de sitio, una hornilla que levitaba, un vaso que salió despedido violentamente contra una de las paredes de aquel hogar, empujones e, incluso, el acoso al que fue sometida cuando estaba acostada y que la obligaron a salir corriendo de su dormitorio.

Se realizó una investigación en la que se constataron los fuertes e inexplicables olores que llegaban de la casa, descensos de temperatura y golpes. Se comenzó a buscar una explicación, y la primera de ellas señaló al nieto de Encarnación como el origen.

Se registraron psicofonías , más de una treintena, en las que se identificaron al difunto marido de la víctima, Paco, fallecido hacía más de dos décadas. Igualmente de Antonio, el cuñado, que se suicidó tras arrojarse desde una ventana de la casa; finalmente la voz de una mujer que se identificó con una antigua inquilina del inmueble.

Se celebraron misas por las almas de los tres fallecidos en la iglesia de El Salvador y se llevaron flores a la tumba de Antonio, momento en el que removieron y exhumaron determinados cadáveres en el Cementerio de San Eufrasio , donde estaba enterrado, algo que pudo molestar a este particular fantasma que hostigó de forma tan violenta a Encarnación en su hogar.

La dama espectral de «La Casa de las Torres»

Se le conoce como «La Casa de las Torres» o «Palacio de los Dávalos» en la localidad de Úbeda, en la plaza de San Lorenzo y con origen medieval. Se construyó por orden del Condestable Ruy López Dávalos y destaca su fachada, tanto que fue declarado monumento nacional y hoy es la Escuela de Arte.

En su interior se aparece una dama, una dama de triste historia y peor final . Cuenta la leyenda que a mediados del siglo XVI, Andrés Dávalos, esposo celoso, contrajo matrimonio con Ana de Orozco , una joven muy bella, blanca de piel, ojos azules y hermoso cabello rubio.

Pero Andrés Dávalos desconfiaba continuamente de la fidelidad de su esposa y, en un ataque de celos, mandó que la vistieran con hábitos de religiosa y la emparedaran viva en el palacio.

En los años antes a la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Úbeda logró la titularidad del palacio y acometió una serie de necesarias reformas, llegando entonces la sorpresa: unos albañiles que picaban las paredes se sorprendieron cuando una de ellas cayó derribada y en su interior hallaron una cavidad en la que había un cadáver momificado de una mujer con indumentaria de religiosa. Lucía joyas, lo que denotaba que antaño debió haber tenido un estatus alto dentro de la sociedad de la época.

Teniendo en cuenta la historia legendaria, rápidamente se la identificó con la desdichada Ana de Orozco. Desde entonces los sucesos paranormales que en su interior se producen son atribuidos a su fantasma .

Y nuevamente llegan los testigos, las víctimas del misterio de estos lugares mágicos que narran sus experiencias y reacciones asombradas ante puertas que se abren y se cierran, extraños sonidos o la aterradora visión de una mujer fantasmal que vaga por las estancias de un lugar sembrando el desconcierto y el pavor entre aquellos que han tenido la oportunidad de ver su evanescente figura. 

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