SOCIEDAD

Un historiador de Jaén desentraña el árbol genealógico de un pueblo para que perdure la memoria colectiva

La base de datos de José Luis Reyes Lorite cuenta con casi 5.000 nombres de antiguos habitantes de Canena

José Luis Reyes Lorite, en su despacho ABC

Javier López

Manuela Lorite y Joaquín Palomino son los ascendientes más lejanos de los que tiene noticia José Luis Reyes Lorite , un historiador que realiza árboles genealógicos de vecinos de su municipio jiennense natal, Canena, para que perviva la memoria colectiva en un tiempo en el que casi nadie conoce siquiera el nombre de sus bisabuelos. Él, a fuerza de rastrear en los censos, ha incluido en su base de datos a 5.000 antepasados de los actuales habitantes.

«Mi padre no conoció a su bisabuelo, que nació en 1833, ni tampoco a sus 10 hijos, sus tíos-abuelos, pero se sabía los nombres de todos y me hablaba de ellos», resalta José Luis Reyes, quien asegura que, en aquel mundo de calma y lumbre, de labranza y chimenea, la transmisión oral fortalecía las raíces familiares . Las suyas se remontan a la segunda mitad del siglo XVIII, cuando su ancestro Joaquín casó con Manuela, de la que nacieron tres hijos: Manuel , Isabel y María Antonia .

Para combatir el olvido, Reyes busca huellas en padrones y en libros parroquiales , donde queda constancia de bautizos, matrimonios y defunciones. Así ha logrado remontarse hasta la octava generación de su familia y conocer el nombre de 103 de sus ascendientes, que en su mayoría vivieron en los siglos XIX y XX, al igual que los otros miles de personas que, fuera de su clan, le han pèrmitido trazar el bosque genealógico de su pueblo.

La investigación no le ha deparado sorpresas imprevistas: Colón no nación en Canena. Sí lo hicieron hombres y mujeres anónimos que han forjado la historia de este municipio que cuenta con casi 2.000 habitantes, medio millar menos que en los años cuarenta del pasado siglo. Lo que significa que la Guerra Civil no diezmó la población, aunque sí alteró su ánimo, como acreditan los consejos de guerra con los que ha topado el historiador durante su estudio.

También se ha topado en los archivos con la emigración y la inmigración. La primera la daba por descontada, pero la segunda le ha causado asombro. « Me ha chocado el movimiento poblacional de Canena en el siglo XIX, cuando recibía inmigrantes de Madrid, Almería y Murcia ». Respecto a los emigrantes, alude a los apodos de algunos habitantes para aclarar que la hubo: «Me he encontrado con personas a las llaman los cubanillos y otras los habaneros».

Aunque su principal objetivo es rescatar la memoria familiar de los caneneros, el historiador, que ha resaltado la importancia del archivo municipal para su trabajo, ha admitido que la búsqueda de antepasados, los suyos y los de los demás, se ha convertido prácticamente en una necesidad. «Para mí, que no soy genealogista, es más que una afición. Cuando enlazó unos nombres con otros para completar el árbol es como si hiciera un puzle ».

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