Sociedad

El Gobierno llama xenófobos a los que cuestionan el desplazamiento de inmigrantes de Canarias a Granada

El Sindicato Unificado de Policía replica que solo quiere información y pregunta cuántos vuelos más están previstos

Inmigrantes en Granada ABC

Javier López

El Deuteronomio propone al pueblo elegido que haga memoria, recuerde su estancia en Egipto, y en consecuencia trate con consideración al emigrante. El sustrato humanista propicia que Granada, donde hay censados 61.000 extranjeros, sea una provincia ejemplar en el ámbito del acogimiento. Sin embargo, la alarma generada por el desembarco de 200 magrebíes procedentes de Canarias en plena pandemia ha sacado a colación el espantajo de la xenofobia .

El ministro del Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá , utiliza el concepto contra el Sindicato Unificado de Policía (SUP), que alertó el 8 de diciembre del traslado en avión de inmigrantes desde el archipiélago hasta el aeropuerto Federico García Lorca , desde el que se desplazaron hacia otros puntos del territorio. Escrivá aclara al colectivo policial que al relacionar la inmigración con la pandemia alimenta el rechazo al extranjero .

«Solo queremos información y no por eso somos xenófobos», replica el SUP, que pide al ministro de migraciones del Gobierno que responda a cinco preguntas: ¿qué administración autoriza los vuelos?, ¿qué autoridad sanitaria ha aprobado los desplazamientos?, ¿qué normativa en materia de extranjería se cumplen?, ¿cuántos vuelos están previstos? y ¿con qué infraestructura cuentan las ciudades de destino?

La quinta se la sabe Granada, que dispone de una potente infraestructura asistencial, si bien en su vertiente pública está casi colapsada por la influencia del coronavirus en la economía . De ahí que la llegada de magrebíes implique que previsiblemente se congestione aún más la red de ayuda. Lo ha sugerido el alcalde la ciudad, Luis Salvador , quien ha acusado de oscurantismo al Gobierno por no informarle del desembarco de inmigrantes cuyo paradero desconoce.

No es el único. Por las dependencias de Granada Acoge no han pasado, según asegura su directora, Silvia Koniecki , quien considera lamentable que se utilice como arma arrojadiza la «tragedia» de la inmigración. Koniecki ha denunciado la falta de coordinación entre administraciones públicas y ha pedido que no se criminalice a los inmigrantes, cuya entrada, a juicio de esta organización, debe estar regularizada para que su presencia redunde en el bien común.

Cáritas de Granada, que proviene del bien, aclara que más de la mitad de las personas que atiende el brazo social de la Iglesia católica procede del extranjero. Y de ese porcentaje casi la totalidad es extracomunitaria. Su directora, Luisa María Maeso , asegura que este año atenderán a 10.000 personas entre nativos e inmigrantes . Aunque especifica que la organización puede con más («aún no hay colas») se muestra preocupada por la situación.

Razones para fruncir el ceño sobran en Granada, donde hay registrados 103.000 parados , casi 21.000 más que hace un año. A la crónica falta de actividad se ha sumado la combinación perdedora de pandemia y política, que ha devastado el empleo de la provincia, cuyos sectores comercial y hostelero han permanecido inactivos durante semanas por el cierre derivado del elevado número de contagios, cuya incidencia ha motiviado también la prohibición de desplazamientos entre municipios.

Para la subdelegada del Gobierno en Granada, Inmaculada López Calahorro , los viajeros que se han desplazado desde Canarias a la provincia andaluza son personas que tras pasar 72 horas bajo custodia policial son libres, se han pagado el viaje, y tienen sus papeles en regla para moverse por el territorio nacional .

En este sentido, José , vecino de Granada, afectado por el cierre perimetral («llevo meses sin ver a mi nieto»), critica que para los nativos rija la prohibición de desplazarse fuera de los límites de cada población en tanto se permita viajar sin cortapisas a los inmigrantes provenientes de Canarias. Se pregunta enfadado qué hará la policía si los encuentra, en tanto que el SUP, la policía, avisa a Escrivá: «La desinformación solo aumenta la crispación» .

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