Emocionante homenaje de la Guardia Civil a un anciano que añora los paseos por su 96 cumpleaños

Un guardia civil se cuadra ante un anciano al que acaba de regalar una tarta por su 96 cumpleaños. El hombre, Francisco Alguacil Eibar , musita un agradecimiento e intenta aproximarse al agente. Una de sus hijas le recuerda que no debe hacerlo para guardar la distancia de seguridad a la que obliga el estado de alarma decretado con el fin de frenar el contagio de coronavirus. La emotiva escena, que ha tenido lugar en el municipio jiennense de Puente de Génave, se ha hecho viral en internet .

El vídeo que refleja la calidez del homenaje acumula casi medio millón de reproducciones y cerca de 1.700 comentarios en la red social Facebook . La escena transcurre en el patio de la vivienda del anciano, quien con el andar pausado característico del hombre vinculado al campo sale de la casa al llegar el agente. Con la ayuda de un bastón se dirige hacia la puerta de entrada, rodeado de macetas y acompañado del gorjeo primaveral de las aves.

«Quédese ahí», le pide el agente. El anciano obedece. Lleva una gorra verde, camisa de cuadros, pantalón oscuro y rebeca de invierno. Una de sus hijas permanece, atenta, a su lado. Tiene otras cuatro. El nombre de todas ellas lo menciona el guardia civil al comienzo de su emotivo discurso. Se llaman Isabel , Juana , Paqui , Victoria y Josefa . La prole es uno de sus legados. El otro es su carácter afectuoso, según sugiere el guardia civil al expresarle que los agentes le extrañan.

«Le echamos de menos. Cuando salía a andar y nos saludaba nos alegraba la mañana usted a nosotros y nosotros a usted», le dice el agente, que se mantiene en posición de firme durante el homenaje , que también incluye una referencia a hechos contemporáneos a la lejana infancia de Francisco Alguacil, nacido en 1924, y a la pandemia que pende sobre el presente del conjunto de la humanidad. «Ha pasado usted una Guerra Civil y muchas calamidades. Ahora, por desgracia, no puede salir».

El agente entrega después el envase con la tarta a la hija, que abre para que la contemple su padre. «Muy bonita», dice, al tiempo que agradece a la Guardia Civil la atención que han tenido con él. Lo hace con una voz apagada que no pasa desapercibida para el miembro del cuerpo de seguridad del Estado. «Le veo muy triste, Francisco. No se ponga triste porque estamos todos igual», le aclara, para de manera inmediata darle ánimos: « Ya mismo vamos a salir todos a las calles y usted no saludará con el bastón ».

Antes de partir el guardia civil muestra una gratitud y pide un deseo: «Muchas gracias por estar 96 años con nosotros y esperamos que esté otros 96 años más». Vuelve a cuadrarse: «Es un placer saludarle como se merece». El homenajeado también le desea lo mejor al agente: “A pasarlo bien”. « Que nos veamos así siempre », concluye Francisco.