CULTURA
Emilio Lara: «La novela histórica puede ser muy peligrosa para según qué políticos»
El escritor jiennense narra en Centinela de los sueños una historia de amor y amistad ambientada en la II Guerra Mundial
Con un adolescente, un perro y una guerra mundial, la segunda, enhebra el escritor jiennense Emilio Lara la novela Centinela de los sueños , editada por Edhasa, que en palabras de Juan Eslava es un libro conmovedor narrado por un maestro de la novela histórica.
¿Qué no es su nueva novela?
Centinela de Sueños no es una visión idealizada del pasado. Una buena novela histórica habla del presente a través del pasado, mientras que las malas hablan del pasado a través del presente.
Los escenarios de su novela son Londres y Madrid, pero hace algún gesto a Jaén…
Siempre trato de universalizar Jaén. Hay un personaje jiennense y hasta he incluido la música del maestro Cebrián, autor del himno oficial de Jaén. Ha sido una de licencias literarias más gustosas de mi vida.
La novela histórica, por la profusión de títulos, ¿es la nueva novela de caballerías? ¿corre el mismo riesgo?
El género literario más leído en España desde hace 35 años es la novela histórica. Y en él hay novelistas buenos y malos. Lo que sucede es que en los últimos años se ha producido una renovación generacional maravillosa en el mundo de la novela histórica. Se está produciendo un cambio de perspectiva, una evolución en las voces narrativas y el tratamiento del pasado muy interesante.
¿En qué sentido?
Los autores eligen tramas sobre hechos de interés humano en los que las élites no son las únicas protagonistas. En esta novela los grandes personajes (Churchill, De Gaulle, Jorge VI) no se pueden entender sin la gente que los rodea. Fueron grandes porque tuvieron gente magnífica alrededor.
¿Cómo aborda literariamente a los grandes personajes?
Utilizo la técnica del abrelatas. Me meto dentro del cráneo del personaje para analizar su psicología, su forma de pensar, sus emociones. Vargas Llosa dice que una novela se le queda en la memoria si ha despertado sus emociones. Los grandes literatos son los que mejor saben transmitirlas. Es lo que hacía García Márquez y lo que hacen Arturo Pérez Reverte y Juan Eslava Galán, que son dos escritores que han configurado un canon literario. Ese es el secreto de los grandes autores: una voz reconocible, un territorio literario propio y una trasmisión prodigiosa de las emociones.
El escritor, ¿debe abstraerse o implicarse en su tiempo?
Tiene que implicarse. No puede vivir en su torre de marfil. El escritor es un hombre, una mujer, que ha de tener muy cuenta las circunstancias. Su escritura tiene que ser reconocible dentro de las coordenadas del mundo en el que le ha tocado vivir.
¿La formación de la sociedad explica que la Inglaterra que relata tuviera como primer ministro a Churchill y que esta España tenga como presidente a Sánchez?
Es inevitable que el lector haga paralelismos: la historia se repite muchas veces de diferentes formas. Hay dirigentes magníficos en unos momentos y los hay nefastos en otros. Los dirigentes son el fiel reflejo de la sociedad de cada tiempo. Y aunque la literatura es sobre todo evasión y entretenimiento, la novela histórica es un arma de doble filo porque también puede servir para que el lector aprenda, piense, reflexione y llegue al convencimiento de que hay aspectos del pasado que se podrían rescatar.
¿Qué le pasa al presente?
Que hay políticos adanistas que se creen que han inventado el mundo. Por eso no me extrañaría que, lo mismo que hoy se derriban estatuas o se censura a grandes pensadores, llegue el momento en que el movimiento de lo políticamente correcto esté en contra de la novela histórica porque permite conocer y actualizar el pasado. Y esto puede ser muy peligroso para según qué políticos.
Otra cuestión: ¿existe una literatura andaluza?
Sí. Los novelistas andaluces actuales somos consecuencia de una larga herencia de escritores con sentido hedonista de la vida para contrarrestar la presencia de la muerte y la asunción del paso del tiempo. Esto se puede ver muy bien en la obra de Caballero Bonald, Antonio Muñoz Molina, Juan Eslava Galán, Jesús Maeso de la Torre, Eva Díaz Pérez o en mi propia escritura.
¿Se puede ser localista y universal?
Los grandes escritores del siglo XIX decían que si querías ser universal debías describir tu ciudad. En literatura tan importante puede ser Jaén como Sevilla como Nueva York o París. Depende de cómo el autor encaje lo local en lo universal. Hay grandes novelas y películas que lo demuestran.
El cine es uno de sus referentes literarios…
En esta novela hago muchos homenajes al cine. La protagonista es una periodista inglesa del Daily Mirror cuyo nombre es el real de Maureen O’Hara. Hasta la segunda mitad del siglo XX la literatura tiró del cine. Y a partir de entonces, es el cine el que tira de la literatura. Una parte del material narrativo del escritor se sustentan en lo que ha vivida. En mi caso, tengo una tradición literaria, pero también cinematográfica. De hecho, cuando escribía algunos capítulos de esta novela imaginaba una banda sonora.