Deterioro de un bien de interés cultural
Cuando las paredes hablan
Vecinos de Las Protegidas cuelgan carteles contra la Junta en su balcones
La Junta de Andalucía no había captado, al parecer, antes de 2006 la importancia arquitectónica de las viviendas protegidas de Jaén. El Ayuntamiento, gobernado en esa fecha por el PP, tampoco, como acredita su visto bueno a proyectos inmobiliarios para este céntrico espacio de la ciudad. Fue entonces cuando la administración autonómica inscribió la manzana en el registro de bienes de interés cultural , lo que decepcionó a los inquilinos, que soñaban con residir en pisos menos achacosos que los suyos, construidos en la década de los cuarenta del siglo pasado.
Para acallar la crítica vecinal la Junta aseguró que invertiría en las 113 viviendas 24 millones de euros , que acabarían con los graves problemas estructurales de los pisos sin alterar la estética racionalistade los inmuebles. La promesa no sólo no se ha cumplido, sino que, previsiblemente, no se cumplirá, según se deduce de las recientes declaraciones de la delegada del gobierno andaluz en Jaén, Ana Cobo, quien aclara que en la actual situación económica no hay fondos para este proyecto. La Junta sugiere que la falta de dinero resta valor al compromiso. Los vecinos son de otra opinión. Y la exponen a la vista de todos.
En Las Protegidas las paredes hablan. En concreto, sus salientes, los balcones, donde los carteles comparten espacio con las macetas. En uno de ellos, a cuyo lado campa una enorme desconchadura, el inquilino recuerda que en ese monumento (sin entrecomillar) viven familias. En el mismo bloque, otro cartel aclara a la Junta que los inquilinos también son andaluces . En el balcón del piso inmediatamente superior se recuerda a la administración autonómica que incumple su compromiso con la vecindad.
En una vivienda de un bloque orientado hacia la plaza de La Victoria, se lee la misma frase, pero el cartel no sobresale de un balcón, sino de un par de deterioradas ventanas , similares a la que sirven de respaldo a otro cartel cuyo mensaje, destinado también a la Junta, resalta que los vecinos no son ciudadanos de segunda clase. Aunque vivan en casas de segunda.
El deterioro de los bloques es evidente. En determinadas partes de la fachada la pintura ha dejado paso al cemento. También abundan las grietas y las manchas causadas por la humedad. Y el interior es peor, según asegura una fuente consultada, quien destaca que los tejados y los pisos de las plantas bajas son los que están más dañados. Resalta que la única responsable de la situación es la Junta de Andalucía, que ha impedido, a su juicio, que los inquilinos disfruten de viviendas dignas al catalogar a estos bloques como bien de interés cultural.
Los vecinos no creen vivir en viviendas que merezcan tal catalogación. Y no se resignan. De ahí que lleven a cabo movilizaciones . La primera ha sido una concentración ante sus viviendas. La segunda tendrá lugar el 28 de diciembre, cuando, a la vez que protestan, recabarán comida para el banco de alimentos. Su objetivo es forzar a la Junta de Andalucía a que cumpla los compromisos adquiridos antes de que la situación empeore. Tanto lo ha hecho ya que en varias viviendas el mensaje del cártel no es crítico, sino económico: se vende.