MEDIOAMBIENTE
Un cazador cuida de un lince tras encontrarlo desnutrido y con heridas en un olivar de Bailén
El felino, que carece de collar identificativo, se recupera en un centro de rehabilitación
Un lince adulto enfermo ha sido cuidado por un cazador de Jaén, Miguel Ángel Montoro , quien, tras encontrarlo en un campo de Bailén cuando se dirigía en coche a un olivar de su propiedad, ha informado a la organización Iberlince de la presencia del felino y ha participado en su captura.
«Vi que algo se movía en la cuneta. No supe que era un lince hasta que me acerqué. El animal se asustó, intentó huir, pero apenas tenía fuerzas para sostenerse en pie », ha relatado Montoro, que se define como un cazador que ama a los animales. Por eso, cuidó del lince, al que halló con una herida en el lomo, de la que se recupera ahora en un centro de rehabilitación.
Entre los municipios jiennenses de Bailén y Villanueva de la Reina la presencia de linces es frecuente porque en sus términos es extensa la población de conejos, el principal alimento del felino . Algunos ejemplares tienen un collar de localización, pero este en concreto carecía de él, lo que dificultó su búsqueda cuando el cazador le perdió de vista durante unos minutos.
« Fui a por técnico y al regresar ya no estaba . Lo había dejado recostado en la hierba», ha rememorado Montoro, quien propuso al miembro de la organización buscarlo por parajes cercanos («conozco el terreno como la palma de mi mano») porque, dado su estado de salud, no andaría lejos. Así fue. Lo encontraron junto a las ruinas de una cooperativa. Al verlo, el experto dedujo que tenía en torno a 7 años de edad y que pesaba alrededor de 8 kilos, esto es, 4 menos que el peso medio de un adulto de su especie.
Miguel Ángel Montoro, que se examinará en breve para conseguir el título de guarda de caza, participó también en la captura del felino, junto al técnico y 2 agentes, quienes lo dirigieron hasta una alambrada. Una vez allí un veterinario le lanzó un dardo narcotizante y, después, le hizo una cura de urgencia.
«El lince, como cualquier animal, es peligroso si se siente en peligro, así que hubo que narcotizarlo, aunque estaba muy débil», ha explicado Miguel Ángel Montoro, quien ha aludido a su intervención como ejemplo del compromiso de los cazadores con la fauna y el medioambiente . De hecho, es socio de un coto, El Hueco, cuyos miembros colaboran con el proyecto Lince mediante visitas guiadas de niños a la finca.
El modo de actuar de este cazador jiennense, contrasta, empero, con el de quien en diciembre de 2018 acribilló a un lince ibérico en un paraje próximo al río Guadalmellato. Al practicarle la necropsiale extrajeron al animal más de 300 plomos de escopeta . El disparo había sido hecho a bocajarro, según informó Iberlince, organización que tiene como objetivo principal conseguir un número de poblaciones que garantice la supervivencia de la especie.
Para conseguirlo, desarrolla planes tendentes a incrementar el número de ejemplares al menos a 70 hembras territoriales en Sierra Morena (50 en Andújar-Cardeña, 10 en Guadalmellato y 10 en Guarrizas) y 25 más en Doñana-Aljarafe.
Otro de los fines de esta organización es identificar, preparar y establecer 5 nuevas áreas de reintroducción en Portugal, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía , con capacidad suficiente para conseguir poblaciones de lince ibérico que no requieran de la ayuda del hombre para su sostenimiento.