SUCESOS
«El monte rentable no arde. El que se abandona se convierte en un polvorín»
Tras el dramático incendio forestal de Quesada exigen un cambio radical en la política de gestión y conservación de montes que permita su explotación
Los efectivos del Plan Infoca siguen trabajando para extinguir, de manera definitiva, el peor desastre forestal de la provincia de Jaén en los últimos 15 años. La superficie afectada por las llamas aún está por medirse de manera oficial, pero ya se habla de miles de hectáreas de bosque, de campos de cereal, olivares y zonas de esparto, las arrasadas por las llamas.
Una vez controlado el fuego comienzan a surgir las primeras voces críticas con la gestión de los montes y los trabajos de prevención de este tipo de desastres. La organización agraria Asaja ya ha denunciado a la gestión «excesivamente conservacionista» como una de las causas de que se produzcan incendios de estas magnitudes. Desde la organización agraria piden « un cambio radical en la política de conservación de montes para evitar que éstos vuelvan a ser pasto de las llamas cuando el calor aprieta»
El gerente y portavoz de Asaja en Jaén, Luis Carlos Valero , recordó que «un monte rentable no arde, mientras que el que se abandona se convierte en un polvorín». Valero reivindica la vuelta al pastoreo o a la industria maderera, sumado a medidas de conservación más potentes porque «dejar el monte sin tocar, sin gestionar, es el peor error que se puede cometer». Para Asaja uno de los mejores planes de extinción del fuego en los montes es el de recuperar la explotación tradicional, «la mejor herramienta para evitar los incendios». Valero fue muy gráfico y puso como ejemplo de esa gestión errónea de las masas forestales diciendo que «si no ha quedado lo suficientemente demostrado con este incendio, tendremos que esperar a que se queme toda la provincia para que dejen de supeditar la política forestal a la medioambiental, ya que esto ha sido nefasto para los montes»
Desde Asaja denuncian que «el abandono» de la masa forestal de Jaén y las temperaturas tan adversas a las que está sometida la provincia la han convertido en la «diana perfecta» para las llamas. Valero describe que el monte jienense «estaba cargado de material combustible y la caída de rayos como los que provocaron el gran incendio de Cazorla en agosto de 2005 (en el que se quemaron 5.116 hectáreas) ha vuelto a ser la causa de que gran parte de la masa forestal de nuestra provincia quede arrasada (se habla de hasta 10.000 hectáreas) ».
A todo ellos, siempre a juicio de Asaja, hay que unir la falta de limpieza de los montes, tanto por la escasa inversión de la Administración en el cuidado de éste, así como por el abandono de actividades tradicionales ganaderas y de producción maderera han hecho de los bosques y montes jienenses un «peligro en potencia» durante los meses de calor. «Las prohibiciones a agricultores y las campañas de sensibilización, que ASAJA realiza durante todo el año y refuerza en verano, no son suficientes, teniendo en cuenta, además, la r educción del presupuesto en los últimos años del Plan Infoca » añadió Valero.
Luis Carlos Valero defiende la reforma integral en las políticas de conservación de los montes que retome los aprovechamientos de sus recursos como el modo más efectivo de conservarlos. Así, recordó, la importante actividad del ganado a la hora de hacer cortafuegos, zonas de paso y una limpieza general y continua de la zona forestal. Por otro lado, Valero reivindicó la recuperación de la tradicional industria maderera en Jaén . Dice que los nuevos sistemas de corte impiden aprovechar recursos totalmente ociosos que ahora se «pudren en el bosque o en las llamas».
Ante esto, propon e talas controladas que regeneren el monte y, a la misma vez, creen riqueza en los pueblos. «Hay que poner en valor nuestro monte, porque son un recurso más allá del paisaje y, aprovechándolo, se conservará mejor y por más tiempo» y terminó señalando a la iniciativa de «bosques modelo» que triunfa en Europa y del que tenemos un ejemplo en la comarca de Pinares de Burgos y Soria. «Lo aprovechan, de forma controlada, los habitantes de la zona. De él se extraen recursos como madera, resina, se fomenta la ganadería, el turismo, la micología. Hay, además, encargados de cuidar dicho monte para evitar incendios y de cuidar y mejorar zonas recreativas, sendas y caminos. La administración andaluza debería hacer copia de esta gestión forestal, especialmente en las zonas de bosque alto de nuestra Comunidad Autónoma»
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