La izquierda municipalista agita la precampaña en Andalucía a costa de las Zonas de Gran Afluencia Turística
Jerez acude a la vía judicial para frenar la liberalización de horarios, mientras Granada se plantea también acudir a los tribunales. Cádiz se alinea igualmente en sus críticas a la Junta
El pueblo andaluz lleno de turistas pero sin bares para atenderlos

La gentrificación y la descongestión del turismo masivo de bajo valor añadido eran, hasta la pandemia, uno de los grandes debates políticos en cualquier capital española. Pocos meses después, el sector turístico, que significa el 13,1% del PIB andaluz, sufrió como ninguno la crisis económica derivada de la Covid y la discusión sobre el modelo, pasado el confinamiento, cambió de foco: lo importante era recuperar los empleos perdidos, que las empresas volvieran a subir las persianas.
Casi tres años ha tardado en reabrirse el debate, esta vez tras la declaración de nuevas Zonas de Gran Afluencia Turística por parte de la Junta de Andalucía el pasado mes de diciembre, y que implica la liberalización de horarios comerciales en algunas ciudades de la comunidad. El matiz, eso sí, es que ahora no se trata de un debate social, sino partidista. Todo en un contexto de precampaña previo a las elecciones municipales del próximo mayo.
Se llama zona de gran afluencia turística (ZGAT) a aquellas zonas o municipios al completo que por circunstancias de interés económico, durante todo el año, o parte de él, justifican un tratamiento excepcional en cuanto a los horarios y días de apertura de su oferta comercial. La declaración o no de estas zonas, de hecho, está cuantificada en la propia legislación, que es estatal. En los municipios con más de 100.000 habitantes que hayan registrado más de 600.000 pernoctaciones en el año inmediatamente anterior, la administración autonómica debe de entrar de oficio para declararla como tal si los ayuntamientos no hacen ninguna propuesta al respecto.
El efecto inmediato tiene que ver con las grandes superficies: declarada la ZGAT, los establecimientos de más de 300 metros cuadrados que estén comprendidos en ella tendrán plena libertad para determinar los días y horas de apertura al público, lo que deja al pequeño comercio, denuncian los sindicatos, con menos recursos ante las multinacionales que empiezan a poblar la mayoría de los cascos históricos andaluces.
Se trata de un tema «de fondo, complejo», como avisa el profesor de Economía de la Universidad de Granada y experto en sostenibilidad, Esteban Romero. «No se trata de los horarios en sí», sino del «tipo de negocio que se crea en las ciudades en torno a ellos», explica. Los pequeños comercios, según indican los estudios que el investigador ha llevado a cabo en los últimos años en la ciudad de la Alhambra muestran que «no van a poder competir», y los efectos sobre «la vida comercial del barrio acabará afectando al tipo de vecinos y a la vida cotidiana que se tiene en él». La declaración de Zonas de Gran Afluencia Turística, incide, no cambia gran cosa más que en reforzar un modelo, en su opinión, «insostenible».
Romero pone de ejemplo otras ciudades del mundo donde el proceso ha sido similar. «Vas a Nueva York y en sus barrios más emblemáticos solo tienen vida durante el día, cuando están los turistas. La falta de vecinos, a largo plazo, favorece la marginalidad y la delincuencia en horario nocturno, lo que acaba por afectar al propio turismo». El caso, «muy alejado todavía» de la situación que podrían a llegar a tener las ciudades andaluzas, implica un riesgo que «obliga a repensar el modelo», insiste Romero. «El centro histórico de las ciudades no puede convertirse en un lugar simbólico».
Precampaña
El contexto en el que se están produciendo las críticas a esta medida obligada de la Junta tiene más que ver con la precampaña que con ese repensar el modelo que propone el investigador. Las críticas han ido más encaminadas a criticar a la Junta que a proponer cambios legislativos a nivel nacional. Los ayuntamientos que hasta el momento han sido más beligerantes con respecto al gobierno andaluz son Granada, Jerez y Cádiz, todos gobernados por la izquierda, los dos primeros por el PSOE y el último por Adelante Andalucía.
Las dos alcaldías socialistas, con todo, se plantean directamente la vía judicial. El Ayuntamiento de Jerez pedirá ante el Contencioso la suspensión temporal de la ZGAT, mientras que desde la concejalía de Turismo granadina señalaron nada más conocer la noticia que llegarían «hasta las últimas consecuencias», es decir, a los tribunales, «para evitar un desastre para el comercio de proximidad». En el Ayuntamiento de Granada señalan estar respaldados por «la patronal, sindicatos y todos los agentes sociales» para ello. Admiten que se trata de una normativa estatal, pero acusan al gobierno popular de haber tardado hasta este año en aplicarla, aunque hubiera una pandemia de por medio.
Las acusaciones desde el Ayuntamiento de Cádiz, gobernado por José María González 'Kichi', inciden en el mismo sentido que el consistorio granadino y se quejan de la gestión de la Junta, que «solo favorecerá a las grandes superficies y multinacionales». En el caso gaditano, eso sí, no se plantean llegar a los tribunales.
Cada uno de estos tres ayuntamientos tienen matices en su declaración como ZGTA, aunque todos comparten el hecho de haber pedido que esta zona se circunscribiera al centro histórico y no al resto del municipio, a pesar de que la ley sea clara al respecto y así haya ocurrido en todos los casos. La temporalidad, es decir, que solo se liberalicen horarios en temporada alta, es común a todos y en eso sí se ha consensuado con la Junta.
Es el caso también del Ayuntamiento de Córdoba, gobernada por los populares, que pidió previamente circunscribir la zona también a su centro histórico, pero que, con mayor discreción política, que desistió en su petición ante la imperiosidad de la normativa. Esta, legislada en 2016 por el PP y Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, no ha tenido reforma, ni debate siquiera, desde que la izquierda llegó al poder en 2018.
Tal y como insiste Romero, en cualquier decisión relativa al sector turístico «no habrá soluciones fáciles, ni debe haber políticas populistas», algo complejo en estos meses. «Lo importante está en cómo queremos que sean nuestras ciudades e incentivar un turismo que sea significativo, de calidad. Las alternativas a un turismo masivo son lentas y siempre van a convivir con la importancia económica del sector», resume el investigador.