Verano
El Portil, El Rompido y Nueva Umbría... la flecha perdida de Apolo
Cómo disfrutar el verano en la desembocadura del río Piedras en Huelva sin pisar la arena

La desembocadura del Río Piedras , en la confluencia de los términos onubenses de Lepe, Cartaya y Punta Umbría es uno de los enclaves turísticos más privilegiados de la Costa de la Luz . A medio camino entre ambos extremos, dos miradores desde la carretera A-5052 dan fe de su belleza y de sus excepcionales condiciones para la practicar los deportes náuticos y la pesca deportiva. No en vano, hasta cuatro puertos deportivos jalonan este singular frente costero de ría frente al que se extiende, como barrera ante el mar abierto, el singular paraje natural de Nueva Umbría , «la flecha», o como gusta decir a los rompieros de cuna o adopción «la otra banda» ; una lengua de playa virgen de 12 kilómétros de longiutd y 150 metros de ancho que parte desde la Antilla para desaparecer en el mar en El Portil .
Si aún así, con tan atractiva oferta, nuestro objetivo no es la playa, hay innumerables opciones para disfrutar de este enclave turístico. La visita puede comenzar contemplando la Laguna del Portil , una reserva natural de agua dulce, parte del ecosistema que conforman las cercanas Marismas del Odiel y las Marismas y Flecha del Río Piedras . Es un lugar de avistamiento de aves y punto de partida de una red de senderos entre pinares para recorrer a pie o en bicicleta que además conecta con el carril bici hasta Punta Umbría y Huelva capital.
En la zona hay oferta de empresas turísticas para realizar rutas a caballos y quads . Si se prefieren los deportes náuticos también hay numerosas opciones para iniciarse en la práctica de la piragua, surf y sus derivados, especialmente el kitesurf , o en la pesca deportiva y la navegación.

Golf y karting
En este frente costero hay una selecta oferta hotelera muy diversificada: desde familiares a «solo adultos”, spa y hoteles especializados en turismo de golf , al hallarse en la zona dos campos, Nuevo Portil (18 hoyos) y El Rompido (36 hoyos). Además, hay una extensa oferta de alquileres vacacionales.

Sin pisar la arena de la playa y pasar el día en remojo, en dirección a Cartaya se encuentra el Parque Acuópolis. Junto a esta instalación encontramos el Circuito de Karting de Cartaya , homologado por la Federación Andaluza de Automovilismo y considerado como uno de los mejores circuitos de España que ofrece la posibilidad para no iniciados de experimentar este deporte en el que se doctoraron los grandes de la F1.
Para reponer fuerzas, El Rompido ofrece una amplia oferta hostelera con gastronomía basada en el pescado y marisco de la zona, incluido el atún. Desde finales de los años 20 hasta 1961 éste fue uno de los pilares de la economía local. Frente al Rompido, oculta entre la vegetación del paraje Natural de «la Flecha» quedan los restos del antiguo poblado en el que residían los trabajadores del Real de la Almadraba de Nueva Umbría por la que pasaban unos 7.500 atunes al año. La cocina de la Casa del Palo da cuenta de aquella tradición frente al muelle del Rompido donde los barcos pesqueros resisten buscando en el mar un medio de vida.
El Rompido conserva su identidad de pueblo marinero, con su faro, su plaza, su iglesia y su paseo
Porque El Rompido se resiste a dejar de ser un pequeño pueblo marinero ante la presión de los sectores turístico e inmobiliario que, afortunadamente, han descubierto este paraíso cuando preservar el medio ambiente y apostar por el desarrollo sostenible han calado en la conciencia colectiva.

Por eso El Rompido conserva su identidad , su faro, su puerto, sus casas de pescadores -alguna convertida ahora en tienda de productos típicos de la siempre cotizada gastronomía onubense, o en tienda de moda y recuerdos-. Pero sin perderel sabor de aquellas casas de una planta situadas a ambos lados de la calle principal que llega hasta el paseo marítimo… su iglesia en la plaza, presidida por la imagen de la Virgen del Carmen a la que dedica sus fiestas a final de julio con sus bailes con orquesta, sus pasacalles de gigantes y cabezudos, la procesión… y el misterio de la luz que da nombre a toda la costa.
La luz perfecta es la de la puesta de sol que se puede contemplar desde uno de los barcos que ofrece paseos por la ría y su entorno y que vuelven lentamente a puerto a la hora en la que el sol se esconde y la flecha parece una herida en el mar lanzada por el arco de Apolo.
También la zona del Faro es un sitio idel para contemplar la puesta de sol sin embarcarse. Con sus restaurantes, tiendas y locales con música en directo, desde allí se divisa la marina y sus yates y veleros. Después, los clubes y chiringuitos que jalonan todo el frente de playa y el tablao flamenco Felahmengu, en la zona conocida como la Galera, aportan diversas opciones de ocio para disfrutar de la noche «rompiera» y endulzar la melancolía de los veteranos que bailaron en La Cabaña de Urverosa o escucharon el patapalo de Kiko Veneno en el chiringuito Lito... cuando los veranos parecían interminables.

P.D: Como ven, es posible disfrutar de El Portil y el Rompido sin pisar la arena de sus playas. Pero será muy difícil resistirse a cruzar en alguno de los transbordadores hasta «la otra banda» para disfrutar de una playa única en la que afortunadamente no hay más instalaciones que pasarelas de madera para recorrer la lengua de arena que separa sus dos orillas y allí mirar al mar. A la izquierda entre la bruma se adivinarán los edificios de Punta Umbría, a la derecha los de la Antilla. Eso sí, no olvide que disfrutar de ese privilegio requiere de la máxima responsabilidad para conservarlo tal como es, posiblemente el último paraíso virgen de la costa onubense.
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