SALUD
La guerra de Huelva contra la plaga de mosquitos
La Diputación tiene un centro de control pionero en el uso de bacterias para matar las larvas de estos molestos insectos
Los sucesivos aguaceros registrados durante la primavera en la provincia de Huelva han puesto contra las cuerdas al Servicio Provincial de Control de Mosquitos por primera vez en muchos años. Estas lluvias de mayo, que supusieron un parón puntual en el tratamiento iniciado en marzo, encontró la aliada perfecta en una marea de alto coeficiente, y formaron un tándem que provocó en junio un repunte de mosquitos que puso en guardia a la ciudadanía y a la propia Diputación.
Hace tan solo una semana, una nueva marea viva trajo consigo otro episodio similar que se notó especialmente en la capital , en Punta Umbría y El Portil, que se tardó cuatro días en erradicar y logró saltar de la ciudadanía a las redes y a la arena política.
«Todos los años tenemos picos de mosquitos con las mareas de alto coeficiente, ocurre en cada marea viva , pero la situación está ya normalizada», afirma el jefe del Servicio de Control de Mosquitos, José Carlos Gálvez, uno de los responsables de que los onubenses y visitantes asiduos se hayan olvidado de aquellas nubes negras formadas por ejércitos de mosquitos que surcaban los cielos de la Costa hace más de tres décadas.
«Es una de las plagas de Egipto . No se ha debido decir nunca que no hay mosquitos ya que no se han erradicado en ningún lugar del mundo», aclara. Otra cosa bien diferente es que el equipo que lidera, referencia a nivel nacional y europeo en la lucha contra los mosquitos, haya conseguido hacerlos casi invisibles la mayor parte del tiempo cada verano en la costa de Huelva.
Un nutrido equipo
En el campo de batalla contra estos insectos participan unas 60 personas. «Se sigue un programa de trabajo exhaustivo, día a día, en el que no hay lugar a la improvisación», subraya. La batalla comienza cada año en marzo y se realizan un total de 16 tratamientos larvicidas cada temporada. Este año, se han ejecutado ya 9 de ellos. La suma de los territorios del ámbito de actuación del plan abarca 140.000 hectáreas y 12 municipios, desde Ayamonte hasta Almonte. De esta superficie, 16.000 hectáreas son marismas mareales y es el corazón de estas, donde se encuentran los potenciales focos de mosquitos, un total de 4.500 hectáreas.
«Es una de las plagas de Egipto. No se ha debido decir nunca que no hay mosquitos, porque no se han erradicado en ningún sitio»
La lucha comienza aquí, cuando estas marismas se llenan de agua con las mareas vivas, a contrarreloj. Los técnicos tienen cinco días para ejecutar cada tratamiento larvicida ya que a partir del sexto, la larva pasa a la fase que los expertos denominan pupa, en la que el mosquito no come y, en consecuencia, el producto no hace efecto.
«Es una plaga muy compleja », añade. «Para que se haga una idea —comenta—, cuando realizamos los controles, metemos un pequeño cazo de unos 250 centímetros cúbicos para coger agua y contabilizarlas. En cada uno de estos cazos podemos encontrarnos con 250 larvas y hablamos de una superficie de miles de hectáreas llenas de agua».
Finalizada la fase de tratamiento larvario, la batalla continúa a tres niveles en la fase adulta del insecto . Los técnicos del servicio tienen marcadas unas rutas por las que vuela el mosquito y suelta en ellas un producto, unas microgotas que quedan suspendidas en el aire para interceptarlos en su vuelo. Este tratamiento no es tampoco arbitrario, miles de millones de gotas esperan a los mosquitos entre las 7.00 a 9.30 horas y de las 19.00 a 20.30 horas para acabar con ellos.
Además, se sigue un programa que sirve de barrera en las zonas que el insecto escoge para reposar en las horas de más calor , como son las zonas ajardinadas y de vegetación, para que entre en contacto con los productos. Estos tratamientos se refuerzan con apoyo aéreo en las cuatro mareas de mayor coeficiente, alcanzando 3.000 hectáreas.
«Estamos al cien por cien todos estos meses y trabajamos para que no se repita otro pico», indica el jefe del Servicio de Control de Mosquitos de la Diputación de Huelva, el único público existente en Andalucía y pionero a nivel nacional tanto en su entrada en funcionamiento como en el uso de bacterias para los tratamientos larvicidas.
Unas 35 trampas dispersas por el territorio protegido por el plan recogen muestras para estudiar la evolución de la plaga y conocer los niveles de efectividad de los tratamientos.
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