Una guerra de familias marca a todo un barrio en Huelva

En el barrio onubense de El Torrejón, escenario en los últimos meses de disputas que se resuelven a tiros y de reyertas cuchillo en mano a la vista de transeúntes y balcones, se contiene la respiración desde que un nuevo episodio de violencia acabara con un cadáver sobre la calzada a plena luz del día. Ocurrió hace poco más de una semana, tras un enfrentamiento entre dos clanes que arrastran rencillas y riñas desde tiempo atrás y que, en esta ocasión, estalló por un problema de bajantes, por una gotera, en el edificio de la calle Begonia de Huelva del que eran vecinos la víctima (apodado como «el chino») y uno de los detenidos por el crimen.

Al fallecido lo lincharon: fue cosido a puñaladas y molido a palos. Por el brutal ataque, que investiga el Juzgado de Instrucción 3 de Huelva, han sido detenidas otras dos personas —además del vecino del mismo edificio— aunque existe la sospecha de que hay más implicados que participaron de forma directa en la muerte. La reyerta mortal ha venido a agravar la hostilidad cultivada entre los dos clanes, hasta el punto de que varias familias se han visto obligadas a autoexiliarse del barrio, incluso a huir de la provincia de Huelva, tras recibir amenazas de muerte por parte del otro bando en liza.

Ni en la Policía Nacional ni en los juzgados ha llegado hasta ahora denuncia alguna de miembros de los clanes enfrentados: en El Torrejón hay un pacto de silencio. «Han ido casa por casa, amenazando, incluso a personas mayores…no podemos seguir viviendo allí, hemos tenido que escondernos», comenta a ABC uno de los vecinos que han tenido que abandonar sus casas por el conflicto. La situación en el barrio se recrudece por los robos y asaltos que se están dando en algunas viviendas . Se están dando casos de inmuebles, dejados a toda prisa por miedo, que están siendo saqueadas ante la ausencia de sus residentes, confirmaron fuentes policiales.

Apenas unos días después de la multitudinaria pelea, una de estas familias que se ha visto forzada a salir, regresó al Torrejón acompañada de efectivos de la Policía Nacional, para recoger enseres personales de la casa y cambiar la cerradura de la puerta. La noticia de su presencia en la barriada corrió como la pólvora y en cuestión de minutos se fueron concentrando personas —algunas muy exaltadas— en el entorno del edificio. Uno de los hombres que se encontraba apostado en el lugar logró sortear el cordón que los efectivos policiales habían establecido alrededor de la vivienda y, armado con un palo, lo dirigió contra los otros vecinos pero golpeó a uno de los agentes, que resultó herido. El agresor tuvo que ser reducido para poder ser detenido por la Policía Nacional, con lo que hasta el momento son cuatro las personas arrestadas, tres por la reyerta que se cobró una muerte.

Desde que se produjo el estallido violento el pasado 16 de septiembre, se mantiene la presencia policial en la zona, con un dispositivo permanente de vigilancia en El Torrejón, para disuadir a las familias enfrentadas de protagonizar nuevas peleas y reaccionar con la máxima rapidez en el supuesto de que se produzcan posibles conatos. Mientras la Policía y el juzgado avanzan en la investigación, con la toma de declaraciones, en el barrio se vive estos días una tensa calma. Los cabezas de ambas familias se encuentran, por su parte, mediando para que se apacigüen los ánimos en sus respectivas partes y poder establecer una tregua o una especie de pacto de no agresión. La reyerta mortal no guarda relación alguna con supuestas deudas o tráfico de drogas en uno de los barrios de Huelva en los que se concentra la venta de estupefacientes sino que tiene su origen en una disputa vecinal con múltiples aristas.