El cura que roba almas a la droga
Naim cumple 25 años. El proyecto de dos sacerdotes onubenses se ha convertido en un centro de terapia de vanguardia contra la droga con 1.800 historias
En la sala suena «Héroe», de Il Divo. El «graduado» comienza a elevarse no por arte de magia sino aupado por las manos de los que han sido sus compañeros en el último año, los mismos que, al finalizar la canción, lo dejan sobre el suelo, de pie frente a su familia. El reencuentro, precedido de un relato en primera persona de lo vivido y del cambio de vida, testimonios y consejos en rueda. En Naim , un centro de rehabilitación para personas con problemas de drogadicción que pusieron en marcha hace 25 años dos sacerdotes , rituales como el de la despedida no son al azar, forman parte de la terapia del día a día .
Esta semana, en Naim, se asistía a la última graduación. En el registro de entrada del centro, están los nombres de 1.800 personas que han pasado por la casa, ubicada en el término de Aljaraque, en Huelva, desde que entró en funcionamiento. Desde que se llevan estadísticas de finalización del programa, hace diez años, son 124 personas las que el paso por Naim les ha cambiado la vida . Y la de sus familias.
«Muchos llegan con la intención de estar un par de meses, pero cuando se dan cuenta de cómo van cambiando, deciden quedarse hasta el final». A Paco Echevarría le han salido las canas en el proyecto. Es uno de los fundadores de Naim junto a Pepe García , el párroco de Punta Umbría —fallecido hace unos años- hasta 2006 cuando se hizo cargo de Almonte y del Santuario de El Rocío.
El centro no se financia por subvenciones sino por donativos de particulares dos colectas anuales y aportaciones de los residentes
Los sacerdotes se empeñaron en ayudar a los toxicómanos, muchos desahuciados , y comenzaron buscando un lugar para que pasaran el síndrome de abstinencia . La ayuda se les quedó corta. En este camino vieron necesario ampliar horizontes para darles una respuesta integral y así se embarcaron en una comunidad que, a día de hoy, integra en el programa terapias de última generación , incluido el mindfulness —técnicas de concentración de la atención y la conciencia—, mucho antes de que se pusiera de moda.
Echevarría, vicario general de la Diócesis de Huelva y profesor en el Seminario , no es un cura al uso. Desde que a comienzos de la década de los 90 cursó el Master en Drogadicción y Sida , no ha parado de formarse en todo tipo de terapias vanguardistas (bioenergética, risoterapia, biodanza, reiki, meditaciones activas, terapia familiar sistémica…). «Trato de conocer todo lo que hay y me quedo con lo que nos puede valer». A la vuelta del verano comenzará un nuevo curso de Biodescodificación, una rama de la psicoterapia que trabaja las emociones ocultas.
Terapia del perdón
De hecho, en la casa, hay una biblioteca especializada en la que se puede encontrar bibliografía de hasta 90 modelos terapéuticos . «Nuestro programa es abierto, vamos incorporando en el día a día, aquellas terapias que pueden ayudar a los chicos que acuden a nosotros», explica.
Con casi tres décadas de experiencia en toxicomanías, el sacerdote tiene claro que la clave de la curación de las personas dependientes está en el futuro. « No hurgamos en el pasado , salvo para el aprendizaje. Es cuando miran al futuro y se ilusionan, cuando dejan de pensar en el pasado, es ahí cuando comienzan a despegar y salen adelante», relata Echevarría.
Ante este planteamiento, uno de los primeros pasos que tiene que dar al llegar a Naim se centra en la terapia del perdón, « tienen que aprender a perdonar y a perdonarse a ellos mismos . Llegan con la autoestima por los suelos y con mucha culpabilidad, eso es lo que hay que sanar», afirma.
A los chicos se les pone un «padrino» cuando llega que no sólo supone una compañía en una casa de desconocidos – tiene capacidad para 30 personas- sino que además le orienta, aconseja y ayuda.
En la recta final, los residentes tienen que hacer un proyecto de vida que abarca todas las facetas, desde la familiar a la laboral y social. En los casos de falta de apoyo externo (familia) o de que tengan que volver a un entorno que le resulta hostil o sin posibilidad de futuro, Naim tiene un piso de emancipación que le ha cedido el Obispado. Es una exigencia ejecutar el proyecto de vida que se han marcado (trabajo y/o formación) para poder permanecer en el mismo hasta que tengan la capacidad de mantenerse por su cuenta.
Más que un trabajo, una dedicación
La economía de Naim está en manos de los monitores , por delegación de Echevarría cuando García marchó a Almonte hace diez años y tuvo que plantearse cómo seguir el camino solo, una delegación que supone al mismo tiempo una toma de responsabilidad para ellos. «Naim no es un trabajo, para ellos es una dedicación».
«Es cuando miran al futuro y se ilusionan, cuando dejan de pensar en el pasado, es ahí cuando comienzan a despegar y salen adelante»
Francisco Echevarría
El centro no se financia por subvenciones . Se mantiene por donativos particulares, dos colectas anuales en la Parroquia del Carmen de Puna Umbría, las aportaciones de los residentes (aunque no supone un problema para admisión o permanencia) y un ahorro constante.
Además, se hacen dos campañas de alimentos al año ; el pan lo aporta un panadería local y en el mercado, los sábados, le dan el pescado que no se vende y que Naim congela para consumo y comparte con otras asociaciones benéficas.