Coronavirus Andalucía
La aldea mitiga la ausencia de la Virgen del Rocío con adornos y convivencia
La Asociación Cultural Flores para la Pastora ha vertebrado la iniciativa de engalanar el núcleo para conmemorar una llegada, la de la Blanca Paloma, que no se producirá
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Al amanecer, la Virgen del Rocío , con sus galas de Pastora, hubiera sido cubierta por las camaristas con el capote y emprendido su camino de vuelta a su casa, a su aldea, después de nueve meses en la Parroquia de la Asunción de Almonte. Sin embargo, a causa de la cancelación de todos los actos provocada por la crisis del Covid-19 y tal y como anunció el presidente de la Hermandad Matriz, Santiago Padilla , el pasado 10 de mayo, la Blanca Paloma permanecerá en la villa al menos hasta 2021.
Quería el presidente acabar de este modo con los rumores y especulaciones que situaban el regreso de la Virgen al Rocío hacia finales de verano y abrir un tiempo que los habitantes de la aldea han acogido de buen grado, con «tristeza» pero también con comprensión. Así lo manifiesta el presidente de la Asociación Cultural Flores para la Pastora, Ismael Martín Lozano , para quien la «sabia» decisión de la Hermandad Matriz ha sido «correcta». «Teníamos mucha ilusión porque viniera la Virgen y no va a poder ser, tendremos que esperar un año más y tirar para adelante con lo que tenemos», explica, mientras se afana en los preparativos de la puerta principal del Santuario Nacional, que ayer sábado amaneció engalanado con un mural de la Virgen vestida de Pastora rodeado por elementos vegetales típicos de la aldea : romero, lentisco y buganvillas.
También profusamente adornadas se presentan muchas de las terrazas o porches de las casas, con imágenes de la Virgen, palmas, flores de papel y otros elementos tradicionales. Es un consuelo para el disgusto que los rocieros sienten por la ausencia de la Virgen y también, «lógicamente, por todo lo que está pasando», reconoce Rocío Gómez Martín , vecina de El Rocío en referencia a la pandemia y al consiguiente confinamiento, que en la aldea se ha vivido de un modo «más relajado». «Quitando a algunos temporeros que se han saltado las normas» -la alcaldesa de Almonte tuvo que recurrir incluso a la UME para poner orden entre algunos colectivos-, «los vecinos hemos estado muy unidos». «Ha sido un correcto confinamiento», certifica Ismael Martín Lozano.
«Aquí hay mucha amplitud, puedes respirar en la puerta de casa o en los corrales y cuando se ha podido salir, es difícil que te encuentres con mucha gente», aunque como han podido observar, desde que abrió la iglesia en Almonte y comenzó la fase 1, «se nota que hay más gente, sobre todo personas de la provincia que han venido a la aldea a darle vueltas a sus casas», explica la joven Magdalena Cáceres , a la que tampoco «cogió de susto» la decisión de la Matriz aunque tampoco esperaba que la espera se fuese a prolongar un año más.
A la espera quedan las más de 120.000 flores que los habitantes de El Rocío habían empezado a abrir para engalanar las calles para recibir a su Señora. Incluso el Ayuntamiento había colocado en la calle Almonte los palos en los que más tarde los vecinos proceden a colocar los alambres, las palmas y el resto de elementos que conforman la decoración típica del traslado. Curiosamente, los vecinos habían comenzado a «abrir flores» el 7 de marzo, muy pocos días antes de que se decretase el estado de alarma, por lo que los preparativos, en los que se ha realizado una «gran inversión», «se han quedado a medias». «Aproximadamente el 80% del material que necesitábamos ya había sido comprado», certifica el presidente de la asociación.
La ausencia de la Virgen no sólo hace mella en el ánimo de sus habitantes, acostumbrados como están a visitarla prácticamente a diario, sino también en la hostelería y el comercio local , que dependen en buena parte de la presencia de la Blanca Paloma en su templo. «Es una ausencia que se va a hacer dura», vaticina Martín Lozano.
A pesar de todo, «aquí se respira conformidad» porque como asegura Rocío Gómez, «ante todo está la salud». «Entendemos que son muchísimas las personas que se pueden aglomerar» en caso de que la Virgen se hubiera trasladado y eso, «es un peligro», resumen las mujeres rocieras con resignación y entereza.
Hoy ponen de nuevo a cero el contador del tiempo que falta para que su querida Madre regrese. Las personas mayores del Rocío, para las que la visita diaria al Santuario es la mejor medicina ; los más jóvenes, que buscan hueco en sus obligaciones laborales para «echarle un vistazo» y hasta los estudiantes, que regresaban cada fin de semana para verla a Ella, volverán a esperar el viernes con alegría y recordarán este tiempo «triste» pero necesario. Porque como reconoce Ismael Martín Lozano, «esto también quedará para la historia». «No queríamos que nos tocara, pero así ha sido», zanja.
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