ENTREVISTA AL EX DECANO DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE HUELVA
«Asistimos a una diarrea legislativa que te hace imposible estar al día de los últimos cambios»
La corporación profesional de Huelva rinde homenaje al que ha sido su decano durante 30 años, con la participación del Consejo General de la Abogacía y de la sociedad civil
Ha representado - sin fisura alguna- a los juristas de Huelva durante 30 años como decano del Colegio de Abogados . Desde 1990 ha sido también consejero del Consejo General de la Abogacía Española y del Consejo Andaluz del Colegio de Abogados, que presidió entre 2005 y 2007, y entre los reconocimientos de que ha sido objeto ha recibido la Cruz de Honor de la Orden de la Cruz de San Raimundo de Peñafort del Ministerio de Justicia y la Medalla al Mérito al Servicio de la Abogacía Española.
Noticias relacionadas
Con 65 años de ejercicio profesional a sus espaldas, el abogado de memoria y agilidad mental envidiables, el compañero que supo unir y dar visibilidad a su corporación, recibe el homenaje de los suyos y de la sociedad civil de Huelva tras dar el relevo. Juan José Domínguez Jiménez (Utrera, Sevilla 1.931) recibe la Medalla de Honor al Decano Emérito, de creación expresa para su figura, por los méritos contraídos en beneficio e interés de la Abogacía, por los servicios prestados al Ilustre Colegio de Abogados de Huelva, y la dedicación constante al ejercicio profesional.
¿Cómo se consigue ser una figura de consenso a lo largo de tres décadas?. Usted debe tener un secreto
Creo que por una vocación intensa de servir en el cargo, por la satisfacción personal que me produce desde el punto vista que todos tenemos al menos un punto mínimo de vanidad y por el inmenso cariño al Colegio. Cuando accedí al Decanato ya llevaba 30 años de ejercicio, la mitad de mi vida casi… Así se comprende que pueda uno desenvolver el trabajo ingente que supone la dedicación al colegio como decano, las relaciones con las instituciones de la Abogacía y el tiempo que hay que dedicarle que, en mi caso, ha sido muy superior al que dedicaba a mi despacho.
-¿Qué recuerda más: las batallas ganadas o las perdidas en el estrado?
Las perdidas, por la misma razón de mi vanidad, ¡me joroba tanto perder en un asunto!. El ganarlo lo he contemplado siempre como una obligación a cumplir.
Algún caso que lleve en la memoria/el corazón al cabo de los años
-No por su trascendencia pero sí por lo original: un asunto que estaba muy de moda, difícil y muy perseguido: el escándalo público. Había un sujeto que, junto a un colegio menor en el Conquero, se exhibía, iba con su gabardina y se destapaba. Las chicas no lo reconocían por el rostro y lo iban absolver por falta de pruebas pero, al terminar el juicio, tomó la palabra y dijo: estoy muy arrepentido y no lo volveré a hacer. Me dio tanto coraje…
¿Se ha sentido frustrado alguna vez?
Los abogados sabemos que los pleitos se ganan y se pierden y que puedes no compartir los criterios de una sentencia. La frustración existe pero es pasajera.
En su larga trayectoria de ejercicio profesional, ¿qué cambio de legislación penal destacaría?
La mejor definición, sobre todo a través de la jurisprudencia del Tribunal Supremo (TS), de los delitos introducidos de violencia contra la mujer, de la ley de Violencia de Género. De alguna forma, existe la duda en todos los juristas de la posibilidad de condenar con solo un testimonio de la posible víctima ofendida. Es obvio que normalmente las denuncias son todas ciertas pero existe la posibilidad que queda abierta de algún exceso de la denuncia que no corresponde a la realidad y el TS lo está definiendo muy bien, porque el Código Penal está clarísimo. Produce inquietud en los que creemos en la presunción de inocencia, que parece que queda destrozada a través de los medios de comunicación cada vez que se produce una denuncia, que en su mayor parte, serán ciertas pero existe la posibilidad de que no lo sea, que sea una exageración o lo que es peor, un invento.
Igual tiene algún caso en mente.
Lo que ha ocurrido con la asistencia Infancia Libre, la misma psicóloga y la misma letrada producían denuncias iguales, lo que lo hace verdaderamente sospechoso y era tan escandaloso que se han tomado medias penales contra personas de esta institución. Hay que considerar que no es un caso único, que puede producirse ante las circunstancias que acabamos de analizar de credibilidad absoluta de las denuncias. Los juristas tenemos la obligación de perseguir al máximo los delitos contra la violencia de género y también de analizar las pruebas que se plantean, las dudas que puedan surgir para llegar a una sentencia justa.
¿Algún momento o hito en la evolución de la profesión que referir?
En el aspecto general de la labor del abogado, tener en cuenta la diarrea legislativa. Es de alabar el trabajo de nuestros legisladores para poder promocionar tantas modificaciones legales. Es prácticamente imposible dominar estos cambios para letrados no especialistas. Yo ya, cuando tengo que presentar un pleito tengo que estudiarlo tanto, y menos mal que tengo compañeros que son figuras en la búsqueda de jurisprudencia y doctrina porque no me atrevo a enfocar el asunto desde mi perspectiva de abogado hasta este momento. En relación con esta diarrea legislativa, te hace casi imposible estar al día en los últimos cambios legislativos salvo que seas un especialista y te dediques a la rama en la que lo eres quedando en cierta forma outside en lo demás.
¿Esta situación se ha producido siempre o se ha intensificado con los años?
Ha aumentado. Desde un punto de vista democrático, está muy bien que nuestra vida esté regulada por las leyes, pero de alguna forma se llega a regular tanto, tanta incidencia, tanto matiz, que se puede caer en el enfoque no normal de los casos. Bien es verdad que existe el auxilio tecnológico, pero las personas como yo, que somos analfabetos telemáticos, si no fuera por mis compañeros, me habría dado de baja no ya del Decanato sino de la Abogacía. Me siento incapaz de dominar yo solo la actualidad jurídica, cada aspecto de la legislación.
¿Le ha quedado algo por hacer en quedado la Abogacía?
Una mayor dedicación. La importancia de los colegios profesionales ha ido creciendo precisamente por la mayor intervención de la Abogacía, por la mayor vocación en el ejercicio de querer atender lo mejor posible… todo el tiempo es poco, siento no haber podido dedicarle más tiempo al ejercicio profesional.
¿Cómo deja el Colegio de Abogados de Huelva?
El Colegio está francamente bien. Cuando me di de alta (1954) éramos 60 o 70 letrados en toda la provincia, ahora somos 1.300 abogados en ejercicio. El trabajo ICA Huelva se ha multiplicado exponencialmente y hay tal cantidad de asuntos que consumen la mayor parte de la burocracia del colegio. Por otro lado, se ha conseguido fortalecer el espíritu colegiado, la gente confía en el colegio, los compañeros acuden constantemente y también los justiciables, que vienen a pedir información. Hay que destacar también la independencia, incluso la territorial con la magnífica sede que tenemos, que a la vez contribuye a la mayor cohesión y comunicación de los compañeros. El cuerpo colegial se ha fortalecido tanto que se mira con simpatía, se admira o soporta la dedicación de los miembros de la Junta y del personal administrativo, que se desvive por su trabajo.
¿Qué retos considera que tiene la corporación profesional en estos momentos?
Simplemente la continuidad, el Colegio ha funcionado y sigue funcionando tan bien y, sobre todo, en manos de Fernado Vergel, que ojalá se lleve tanto o más tiempo que yo. Él ha estado de vicedecano el tiempo que yo de decano, es un magnífico jurista, de enorme vocación y hombre trabajador. Si no hubiera sido por Fernando, yo no hubiera podido estar 30 años de decano.
¿Alguien de su profesión que admires especialmente?
Esta profesión es tan sacrificada, y necesita de tanta dedicación y esfuerzo que los admiro a todos por el mero hecho de ser abogados.
¿Qué va a echar en falta?
El Colegio ha sido mi vida durante 30 años. Cada mañana cuando me levanto, pienso ¿qué tengo que hacer hoy? y me viene antes a la mente el colegio… y ya me doy cuenta que ahora es el despacho.
Le voy a poner en un aprieto: el peor político de Huelva ha sido o es…
No lo digo…por presunción de inocencia, es mi perspectiva. En todo caso, todo el mundo interpretaría que lo que digo es fruto de mi conocimiento a través del Decanato, con lo que de alguna forma politizaría incluso la opinión del colegio 30 años atrás y eso no es así, el Colegio tiene absoluta independencia política como institución, hasta el punto que ni siquiera hacen esa pregunta que me hace usted. En cambio sí puedo decirle el mejor…
Se me ha adelantado
Qué egoísmo el mío, qué barbaridad… tengo que decir forzosamente que nuestro alcalde, que me ha puesto una calle.
Dicen de usted que es una figura irrepetible ¿sabe por dónde van los tiros?
Creo que porque soy muy raro, otra explicación no tiene. Yo decía con mi mujer, que en paz descanse, que éramos tan raros que a ella solo la podía aguantar yo, y a mí, sólo ella. Lo demostramos con nuestros 65 años entre noviazgo y matrimonio. Y sigo convencido, soy raro.
Y esa memoria y lucidez envidiables...
Debe de ser química, no hago nada, todo lo contario, lo que tomo es destructor de la memoria, trabajo, tabaco y whisky y sin embargo la conservo, pero con un defecto, que soy un pésimo fisonomista.
Le han hecho homenajes en vida, hoy uno de ellos, le han puesto una calle en vida, es excepcional, ya sabe usted que la mayoría de los homenajes suelen ser póstumos.
No sé puede decir que es inmerecido porque dejaría en mal lugar a las personas que me lo concedieron y me vieron alguna virtud, pero no me lo explico, no tengo méritos para tanta distinción como he recibido y que agradezco por esa misma razón profundamente, porque no me creo merecedor de tanto.