TRIBUNALES
Un testigo del caso Romanones: «Estaba aterrado, quería salir de allí»
Varios declarantes señalan el inusual comportamiento de los curas, aunque el fiscal advierte que existen «muchas contradicciones»
Curas desnudos y mojados paseando por una casa, besos en el cuello, ofrecimiento de camas para dormir, cambios de ropa en público, extraños gestos en el baño… De la cuarta sesión del juicio del caso Romanones se pueden extraer tantos testimonios sobre comportamientos inusitados por parte de los sacerdotes como contradicciones que tumban la versión de Daniel , el joven que se atrevió a denunciar tras recibir una llamada del mismísimo Papa Francisco .
Dado que ya han prescrito los tocamientos y felaciones a los que Daniel habría estado sometido durante años cuando era menor de edad, lo que se está dirimiendo en la sala segunda de la Audiencia Provincial de Granada es si hubo o no « acceso carnal» , es decir, penetraciones. Y es este asunto es el que más dudas está generando al tribunal. El fiscal ha reconocido que existen «muchas contradicciones» al término de la sesión.
Ningún testigo ha ratificado la versión de Daniel al respecto. Este jueves han declarado personas clave, como una profesora que le animó a denunciar – nunca vio nada – o un íntimo amigo de Daniel que habría estado al tanto de todo; incluso habría sido víctima de abusos, algo que ha negado este jueves, lo que contradice el testimonio de Daniel. Sin embargo, José Manuel S. sí ha reconocido ciertos hechos que apuntan, en el contexto de otros similares, al inusual comportamiento de los Romanones.
Según José Manuel S., vinculado desde que era un niño a la parroquia del «movimiento», el padre Román le presionó para « dormir con él» . Fue en una de las propiedades que los Romanones tienen repartidas por toda la provincia de Granada. Aunque había camas de sobra, Román M. V. C. insistió en que se fuera a su cuarto, que sólo disponía de una cama de matrimonio.
También ha señalado conductas raras, como « excesivos» besos en el cuello o que los curas se cambiaran en público el bañador tras un baño en la piscina. La magistrada del tribunal ha cuestionado este hecho al considerar que puede ser normal entre hombres.
«Intentó tocar mis partes»
Ernesto –nombre ficticio de un conocido periodista local– ha acudido a declarar casi por casualidad. Cuando estalló el caso Romanones, puso un comentario en redes sociales en el que no se mostraba sorprendido por ello: lo vivió en sus propias carnes. Este testigo estuvo ligado durante años al grupo de los Romanones. El padre Román le citó en una de sus casas una noche de 1991 . Tenía 18 años. Llegó después de hacer deporte y, mientras Román hacía la cena, tomó una ducha.
Al terminar, corrió la cortina de la bañera; Román estaba allí. «Hizo un amago de tocar mis partes y yo me protegí» , ha asegurado el testigo: «A mí me dio bastante miedo». Sentía «pánico»: «Estaba aterrado, lo que quería era salir de allí». No recuerda si llegaron a hablar durante la cena. En cuanto acabaron, Román se fue a fregar los platos, cogió su mochila y salió corriendo sin despedirse .
«Nunca» se ha considerado una víctima , pero ha insistido una y otra vez en la peculiaridad de esa y otras escenas que le incomodaron: «Vale, compro que yo pudiera malinterpretar el gesto, pero… ¿te metes en el baño cuando tu invitado está dentro?».
Contra Daniel
Era fundamental la declaración de una persona clave, Miriam M., que habría participado en un trío junto al padre Román y Daniel, siempre según el testimonio de este último. Miriam M. ha asegurado que esa noche durmió sola en un sofá , ha negado que haya sido víctima de abusos, así como cualquier tipo de relación sexual con las partes implicadas. Sobre la incoherencia de que ese día hubiera más curas que camas en la casa, la testigo ha apuntado que «algunos se fueron».
Miriam M. fue amiga de Daniel durante en el instituto, cuando se habrían producido los hechos denunciados. Se distanciaron por alguna razón inexplicada y este jueves no ha tenido reparo en arremeter contra él, al que tacha de « misógino» y « machista» , aunque «aparentemente» sea «muy amable».
No ha sido la única que ha desautorizado a Daniel. También Maribel C., su catequista en la parroquia, quien lo ha descrito como una persona inestable y mentirosa; en contraposición, ha dicho que el padre Román es «seco, frío y distante». Daniel retomó el contacto con esta otra testigo el 8 de agosto de 2014, después de enviar la afamada carta al Papa. «A mí no me nombra al Papa para nada», ha puntualizado.
Daniel buscaba apoyos de cara a formular una denuncia «ante el Arzobispado». Contaba con varias personas –entre ellas, el otro denunciante, que este jueves no se ha personado en el juzgado – y quería que Maribel C. testificara en ese sentido. El joven fue a verla y trató de hacerle ver que ella también había sufrido abusos , «él estaba obsesionado con eso». Pero la catequista negó con rotundidad cualquier contacto de tipo sexual. Aunque este jueves ha reconocido que pernoctó en las distintas propiedades del grupo de los Romanones, nunca presenció ningún comportamiento anómalo .
Noticias relacionadas