SENTENCIAS EJEMPLARES

Las sentencias ejemplares del juez Calatayud que cambiaron la vida de miles de jóvenes

Hacer el Camino de Santiago o dibujar un cómic son algunas de las condenas más curiosas del magistrado de Granada

El juez de menores Emilio Calatayud ABC

Leo Rama

La minoría de edad comprende varias etapas. Todas ellas tienen un papel fundamental en el desarrollo de los futuros ciudadanos adultos. De lo que haga el individuo durante esos años dependerá en buena medida su óptima evolución como persona , siempre supeditada a los procesos sinápticos de las neuronas de los que se vale la ciencia para explicar las tomas de decisiones; las buenas y las malas. Por tanto, ¿es posible prevenir la delincuencia ? Sí. Sobre todo cuando se trata de menores. Pero del dicho al hecho hay un trecho a menudo más práctico que académico. Y ese es un margen que conoce bien Emilio Calatayud .

Hace ya años que este juez de menores de Granada es conocido por sus sentencias ejemplares que han conseguido cambiar –a mejor– el rumbo vital de miles de jóvenes. Emilio Calatayud (Ciudad Real, 1955) lleva toda su carrera tratando de dar sentido a la magistratura mediante la emisión de condenas –casi un millar por año– útiles y didácticas, enfocadas a rehabilitar de veras a delincuentes menores de edad . La última: la de un menor condenado a cortarle el pelo a Calatayud por haber robado en una peluquería .

Muchos otros casos están recogidos en su libro « Mis sentencias ejemplares» . Éstas son algunas de las más representativas y curiosas:

Condenados a hacer el Camino de Santiago

Cuenta Emilio Calatayud que su sentencia favorita fue aquella por la que condenó a seis chavales y una joven a hacer una parte del Camino de Santiago, casi a modo de premio por su buena conducta, para completar su rehabilitación. «Fue la resolución más bonita que he adoptado», aseguraba el juez hace unas semanas en su blog.

Con bomberos por quemar papeleras

Una de las especialidades de Calatayud es la de despertar el sentimiento de empatía. No pocas condenas de este juez han tenido este objetivo, como cuando obligó a un joven a trabajar con bomberos por haber prendido fuego a varias papeleras.

De «hacker» a profesor de informática

Como en el caso del corte de pelo, Emilio Calatayud, siempre crítico con la desidia, busca encauzar a los jóvenes en el mundo laboral. Así lo hizo con un «hacker» al que condenó a impartir clases de informática después de obtener datos de una empresa granadina de forma ilícita.

Obligado a dibujar un cómic

El juez lleva a sus espaldas un buen número de sentencias que han servido para cambiar la vida de miles de jóvenes, como la de aquel apasionado del dibujo al que penó con elaborar un cómic en el que tuvo que narrar el porqué de su condena: conducir un ciclomotor sin seguro.

Del centro de menores al juzgado

El afán de Calatayud por ayudar a los jóvenes y despertar en ellos sus inquietudes se ha manifestado en multitud de sentencias a lo largo de su ya extensa carrera. Recientemente condenó a un chaval gitano a obtener un título de lengua árabe después de que éste se prestase a hacer de traductor entre el magistrado y una joven magrebí en la sala de vistas. El muchacho había aprendido el idioma a su paso por centros de menores en los que pudo relacionarse con chicos africanos y el juez supo ver en esa anécdota una oportunidad para que se convierta en un futuro en intérprete o integrador social en juzgados y comisarías.

De la comisaría a la cafetería

La capacidad de Emilio Calatayud para reinsertar a menores es tal que a veces no necesita ni una sentencia para cambiar por siempre el rumbo de los jóvenes. Fue el caso de un muchacho que estaba detenido en una comisaría por la que pasó el juez. Aunque no tuvieran ninguna relación procesal, Calatayud y él estuvieron hablando sobre la mala vida que llevaba. El magistrado pidió a los agentes que liberaran al joven, que se fue directo a Proyecto Hombre. Años después se reencontraron en una cafetería donde el chaval, que trabajaba allí de camarero, le agradeció aquellos minutos de conversación que le sirvieron para dejar de consumir drogas: «Usted me salvó».

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