Pandemia
Primer día de restricciones por el coronavirus: Granada, el paseo de los tristes
Desolación de universitarios y preocupación de comerciantes a causa de las restricciones por el coronavirus
El coronavirus ha trastocado la normalidad de tal modo que ha convertido Granada en franquicia de Macondo. Ahora hay pubs que ponen tapas, colegios mayores con toque de queda y jóvenes en el diván . La alegría está mal vista si se expresa a cara descubierta y la Universidad, el lugar más seguro de la ciudad, oficia de chivo expiatorio. Tanto que 20.000 alumnos retornarán sin ganas a sus provincias de origen si se suprimen las clases presenciales.
El realismo mágico no es más que la literaturización de la angustia, que es también el estado dominante en los lugares por los que campa desbocado el Covid-19, como Granada, una ciudad feliz contra cuyo adjetivo combate la pandemia. Con cierto éxito, según se desprende del estado de ánimo de Pedro (nombre ficticio), universitario, residente del colegio mayor de San Bartolomé y Santiago, quien admite estar desolado por la situación .
A este estudiante de traducción e interpretación le parece «una vergüenza» la supresión de las clases presenciales tras la inversión realizada para que la Universidad de Granada cuente con medidas de protección acordes a la magnitud de la pandemia. « En mi facultad se entra por una puerta y se sale por la de atrás, todos llevamos mascarillas y todos cumplimos con la distancia de seguridad », explica, al tiempo que lamenta que el cierre se haya ordenado cuando se han pagado las matrículas.
Al igual que la supresión, el toque de queda también constituye para este estudiante una medida injusta porque estigmatiza a los colegiales sin tener en cuenta que únicamente representan el 4 % de la población universitaria. « Nosotros no somos el problema », dice, al tiempo que expone que las restricciones repercuten en sus estudios. Pone un ejemplo: «No puedo invitar a un compañero de facultad para hacer una traducción conjunta».
También afecta al día a día de los estudiantes. Uno de ellos, Juan , ha prolongado su estancia en Jaén unos días tras el cierre de la facultad de Ciencias de la Universidad a la actividad presencial. Si, a pesar de que es consciente de la limitación derivada de las restricciones, ha decidido regresar a Granada es porque considera que la ciudad en la que cursa la carrera es más propicia que la vivienda familiar para mantener el hábito de estudio.
El mantenimiento de otros hábitos es más complicado. Al respecto, Pedro resalta que la orden de la Junta ha dispersado a su círculo de amistades. «La mitad de mis conocidos se irá a su casa porque no hay clases presenciales y el toque de queda me impide salir por la noche, así que es imposible que me relacione con la gente como lo hacía antes ». De hecho, «no podemos ni reunirnos en nuestras habitaciones más de dos personas», apostilla José .
José, que estudia Derecho y Ciencias Políticas, califica como «palo gordo» la medida impuesta por la Junta de Andalucía, que ha repercutido en su vida social, apuntalada en amistades, deportes y alguna que otra salida nocturna. Las primeras han sido diezmadas por la orden administrativa y para tapear únicamente le queda la opción de los fines de semana. La actividad deportiva sí la mantiene porque reside en un colegio mayor con instalaciones. « Me han cambiado los hábitos », admite.
Para Francisco Javier , propietario de una tienda de decoración, los cambios han sido evidentes desde la segunda irrupción del coronavirus. Personalmente prefiere una ciudad menos masificada que la que había antes de la pandemia, pero es consciente de que el comercio ha sufrido un doble perjuicio : primero porque ha dejado de visitar la ciudad el turismo internacional y segundo porque hay riesgo de que parte del estudiantado deje la capital.
El presidente de la Federación de Hostelería de Granada, Gregorio García , no lo ve así, por lo que se muestra relativamente optimista. En su opinión, los universitarios seguirán en la ciudad a pesar de la supresión de las clases presenciales y la restauración resistirá la crisis siempre que aplique las medidas para frenar al coronavirus. En este punto, el dirigente empresarial destaca que la mayor parte del sector actúa con responsabilidad. Para quien no lo haga pide que se apliquen las sanciones recogidas en la normativa .
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