TRIBUNALES
La otra cara de Alejandro Fernández
Más allá de los 80 euros estafados, la Audiencia Nacional lo procesó con otras siete personas como miembros de una banda internacional de falsificación de tarjetas
![Alejandro Fernández, en la cuenta de Facebook de apoyo al indulto denegado](https://s1.abcstatics.com/media/2016/06/09/s/alejandro-indulto-U10492691482y1F--620x349@abc-Home.jpg)
Poco se ha hablado los últimos días de la sentencia de la Audiencia Nacional por la que fue condenado Alejandro Fernández , el chaval de 24 años que ha saltado a la fama por las gestiones de su entorno para conseguir un indulto que le evitara entrar en la cárcel. El punto de inflexión de esta campaña era su imagen ingresando en prisión el martes para cumplir la condena de 5 años que se le impuso por tenencia de tarjetas de crédito y débito falsas destinadas a su tráfico, y estafa. Era parte de una banda internacional de falsificación.
Más de 300.000 firmas adhiriéndose a una carta de su madre en la plataforma change.org y 1.500 adhesiones en la comunidad de Facebook «Indulto para Alejandro Fernández» son los dos ejemplos más significativos de la ola de simpatía que ha generado su caso. La campaña se ha asentado sobre una base: solo pagó 79,20 euros con una tarjeta que desconocía que era falsa.
Solo tenía 18 años recién cumplidos cuando sucedieron los hechos en 2010. También se ha insistido desde su entorno en este extremo: lo engañaron, fue un error de juventud.
No era difícil dar ayer en cualquier bar de Granada con quien comentaba que la moraleja es que «hay que robar mucho para poder pagarse abogados». O cómo se eternizan investigaciones como la de los ERE o las tarjetas opacas mientras que a un chaval rehabilitado lo meten en la cárcel sin posibilidad de indulto.
¿Solo robó 79 euros? La sentencia de la Audiencia Nacional no entra en el detalle de lo que costaron los artículos que él mismo reconoció que había extraído del centro comercial de Málaga donde lo pillaron junto a otros tres: bebidas alcohólicas y batidos. Pero sí hace constar el cómputo global de lo que sustrajeron indebidamente a través de varias tarjetas falsas esa misma tarde.
No es una cantidad nimia. Se hicieron en un centro comercial malagueño con productos valorados en 299 y 257,8 euros. A ello iban a sumar otra compra ilícita de 523,5 euros. Tras ser detectados por la Policía Nacional , aparecieron dos tarjetas falsas a nombre de Alejandro que huyó cuando vio a los agentes.
En distintas operaciones, consiguieron robar con otros compinches también condenados, varios andaluces, decenas de miles de euros. Fue incautado material informático especializado para seguir clonando plásticos. A uno de los ocho condenados, en sentencia luego refrendada por el Supremo, se le aplicó la atenuante de confesión y solo fue condenado a 2 años y medio.
No fue el caso del resto incluido Alejandro que dio una versión de los hechos, incluyendo su huida, que fue calificada por la magistrada «como inverosímil y contraria a la lógica más elemental».
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