Juana Rivas entrega a sus hijos horas antes del fin del plazo límite

La madre de Maracena tiene pendiente el procedimiento que investiga los delitos de desobediencia a la autoridad y sustracción de menores

Juana Rivas junto a sus hijos de 3 y 11 años ABC

LEO RAMA

Juana Rivas  ha dejado a sus hijos de 3 y 11 años en la Comandancia de la Guardia Civil de Granada, según han confirmado a este periódico fuentes oficiales. La madre de Maracena ( Granada ), que ha permanecido casi  un mes en paradero desconocido  con sus niños, debería haber entregado a los niños el pasado 26 de julio, pero el ultimátum de la jueza fijaba la restitución este lunes a las 17 horas. Rivas no ha querido esperar a hacer la entrega en el punto de entrega familiar, como estaba previsto.

Así, Juana Rivas ha cumplido por fin con la sentencia civil sobre la que gira su caso, que fue emitida el pasado mes de diciembre. Pero la madre todavía tiene pendiente el procedimiento penal que instruye la juez María Ángeles Jiménez, que investiga a Rivas por los presuntos delitos de desobediencia a la autoridad y sustracción de menores.

Esta investigación, que parte de una denuncia reciente de Francesco Arcuri, también ha salpicado al entorno de Juana Rivas, pues varios familiares, así como el equipo del Centro de la Mujer de Maracena, han sido citados a declarar como imputados por la ayuda prestada. En estos momentos, Juana Rivas se encuentra en libertad provisional , tal y como estimó –en contra del criterio de la Fiscalía– el juez de guardia ante el que declaró hace una semana tras poner fin a su fuga. Pero Francesco Arcuri está en contra de esta decisión y ha pedido mediante un recurso de apelación que la madre ingrese en prisión.

La denuncia pendiente

Francesco Arcuri podrá reencontrarse con sus hijos después de estar más de un año sin verlos . Fue en mayo de 2016 cuando Rivas huyó de Italia y ya en España denunció los supuestos malos tratos a los que había estado sometida por parte de Arcuri, que ya fue condenado por agredirla « repetidamente » en 2009 , de acuerdo con la denuncia de oficio del médico que la atendió.

Sin embargo, y a pesar de la urgencia que requería el caso de Juana Rivas, y de que prima la vía penal por encima de la civil, la denuncia de 2016 no se envió a Italia –donde debe investigarse, pues fue allí donde se habrían producido los hechos– hasta hace pocos días , lo que ha imposibilitado que se aplique la legislación española e internacional en materia de violencia de género, mientras que sólo se ha tenido en cuenta el Convenio de La Haya.

Es el Convenio de La Haya al que se aferra la sentencia original del Juzgado de Primera Instancia 3 de Granada, cuyo fallo ha sido ratificado por la Audiencia Provincial y, hace dos semanas, el Tribunal Constitucional, que renunció a ahondar en el asunto tras observar un defecto de forma en el recurso de amparo de la madre, que fue desestimado. Ahora la última esperanza de Rivas reside en Estrasburgo, donde tiene su sede el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el último órgano al que Juana Rivas podrá acudir para defender su postura.

El mes más largo

Los últimos días de julio y casi todos los de agosto conforman el que ha sido el mes más largo para Juana Rivas. Desde su fuga, el 26 de julio, hasta semana pasada, la madre ha permanecido oficialmente en paradero desconocido , aunque los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado la tenían localizada en una casa de Maracena, pero nada podían hacer sin la existencia de una orden de registro domiciliario que finalmente no ha hecho falta.

Allí ha pasado el tiempo con sus hijos, ajenos al gran revuelo mediático que ha suscitado el caso, con la opinión pública crispada y claramente dividida entre los partidarios de la madre y los del padre. Entre medias, las declaraciones políticas han desfilado por los titulares, desde la mano tendida de la Junta de Andalucía –ofreció su asistencia jurídica a Rivas– hasta las palabras solidarias del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy .

Pero la negativa de Juana Rivas a cumplir con una sentencia que ella considera injusta ha hecho que se desdibujen sus apoyos, que prácticamente se han reducido a la ayuda prestada por el Ayuntamiento de Maracena. Todos los grupos políticos municipales pidieron que se reconsiderara judicialmente su caso , de acuerdo con las valoraciones del Centro de la Mujer del pueblo, que le ha servido de acicate a la madre.

Las funcionarias que trabajan en este órgano especializado en violencia de género se han mantenido firmes en su postura: insisten en que Juana Rivas ha sido víctima de malos tratos –percibe una ayuda como tal– y que no se ha aplicado la legislación pertinente. Se apoyan en varios informes psicológicos y médicos para afirmar que la madre ha sido maltratada y desaconsejar « vehementemente » el retorno de los hijos con el padre por el riesgo que ello supondría para los niños, en base a la evidencia científica.

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