Granada aguanta el chaparrón y revive en su primer Día de la Cruz sin restricciones dos años después
La lluvia puso en duda la fiesta en varias ocasiones a lo largo del día, lo que no ha hecho flaquear en ningún momento la presencia masiva de granadinos en las calles
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Dos años sin Día de la Cruz en Granada dan para mucho. Tanto, que ni siquiera la lluvia o un cielo encapotado evitó este martes que los granadinos salieran en masa a la calle a festejar lo que es, con permiso del Corpus, uno de los días grandes en la provincia.
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El año pasado , atravesado por olas e incertidumbre, mascarillas y prudencia institucional, la fiesta quedó a medio gas y el mal tiempo se encargó de ennegrecer la jornada. El miedo, todavía, era latente. En este, ya con las caras sin tapar y las jarras y vasos rulando en cada una de las catorce barras dispuestas en los barios de la capital, no ha habido duda: la fiesta ha vuelto.
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Y eso que todavía, con la subida de casos y el temor a una séptima ola, el número de cruces ha sido menor al habitual. 41 a lo largo y ancho de la ciudad. Con sus peros y sus tijeras, su fajalauza y sus chavicos . Todo en orden, pero con un conteo débil en comparación con otras fechas debido a la ausencia de algunas residencias de mayores que no terminaron de fiarse ante el leve repunte de casos en estos días.
Había cierta razón en ello. Las calles de la capital estuvieron en bullicio constante durante casi toda la jornada. En algunos puntos del centro histórico, la P olicía incluso tuvo que tomar medidas de aforo, como en San Jerónimo.
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En otros, como el Paseo del Violón , concretamente en la explanada del Palacio de Congresos, donde se llevaron a cabo diferentes actuaciones a lo largo de la tarde, apenas cabía un alfiler. En la plaza del Carmen, aún más, teniendo en cuenta la tradición. Fuera aparte del puntual remojo a cerca del mediodía, no paró ni el baile, ni la música , ni el gentío. Con la cruz, las fotos y los trajes de flamenca en trasiego reiterativo.
Sin botellón

La tradición que sí se perdió fue la del botellón en Plaza Larga . El Albaicín llevaba siendo, al menos hasta la pandemia, la clave de bóveda de un Día de la Cruz tranquilo para las fuerzas de seguridad en la ciudad. Evitar algunas imágenes deplorables del pasado era la principal aspiración del Ayuntamiento, y así se consiguió
Más de 140 agentes estuvieron en el control de los accesos al barrio albaicinero, así como puntos concretos del Centro como Ganivet, Plaza Nueva o la Universidad. Requisando bolsas, controlando los accesos y el aforo. Una medida de prevención que dio con una imagen casi inédita en la retina granadina, con una plaza, sí, con gente, pero de paso.
La fiesta estuvo, por el contrario, dentro de colegios como el 'CEIP Gómez Moreno' , que se mantuvo con movimiento hasta bien entrada la tarde. Por allí se cruzaban entre los niños que se quedaban con los padres a comer, como manda la fecha, otros turistas y extranjeros curiosos que no perdieron oportunidad de acercarse.
Si hay patrimonio artístico en Granada, no es menos verdad que también lo hay culinario. Habas, papas a lo pobre, morcilla, paella.. .bien estaba lo que se terciara en cada una de las barras de la ciudad. La hostelería local, por su parte, sobre todo por el centro, recibían por fin un aluvión como no se veía desde hace tiempo.
Fueran turistas o locales, el hecho de evitar las clásicas litronas y botellones y esa ayuda puntual de la lluvia que obligaba al refugio, regaló a uno de los sectores más tocados tras las restricciones, un día como los de antaño.
Cruces, pregón y agua
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No todo fueron, sin embargo, buenas noticias. O al menos así se pensaba tras el pregón de Alicia Morales. La joven cantaora flamenca levantó a la muchedumbre en varios momentos y avisaba de las ganas de fiesta en la plaza del Carmen.
De su cante y su discurso se preveía la mejor de las jornadas. La clase política, a esas horas, ya desfilaba por la capital en pleno tiempo electoral. A eso de la una de la tarde, como siempre, la presencia de Macarena Olona atrajo todas las miradas, más aún tras el anuncio de su candidatura a las andaluzas.
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Las nubes y el agua , aún así, presagiaron lo contrario a ese clima de entusiasmo durante varios momentos. Hubo no pocas caras tristes entre escolares y asociaciones que esperaban su turno frente al Ayuntamiento. Fue tan solo un momento, aunque la desazón y el guardar las guitarras en solfa hasta que dejara de apretar, puso a los presentes en sobreaviso.
Quizás de ahí, el júbilo a media tarde. Nadie parecía querer irse de la barra, que cerraron a partir de las diez , pero que prometían una semana de Corpus monumental de seguir dándose las condiciones.
Mientras tanto, quienes más felices se fueron a la cama fueron los ganadores del tradicional concurso de cruces , que tras dos años sin celebrarse fue a parar a la Asociación de Vecinos Parque Nueva Granada, Archicofradía Nuestra Señora del Rosario, Bar Placeta Resbaladero, la Asociación de Vecinos Bola de Oro y al CEIP Gómez Moreno, que como ya se ha dicho, puso el alma a la fiesta albaicinera.