CASO ROMANONES

La Fiscalía retira su acusación por abusos sexuales contra el padre Román y pide su absolución

Lo ha hecho en la última sesión del juicio que se celebra desde el pasado 6 de marzo en la Audiencia de Granada

A la izquierda, sentado en el banquillo de los acusados, el padre Román, acusado de supuestos abusos a un menor EFE

LEO RAMA

La Fiscalía ha retirado su acusación contra el padre Román M.V.C., para el que pedía inicialmente la pena de nueve años de cárcel por supuestos abusos sexuales a un menor desde 2004 a 2007. Una vez escuchadas todas las declaraciones, el fiscal ha reculado y ha pedido la libre absolución para él párroco en la última sesión del juicio del caso Romanones , que se celebra se desde el pasado 6 de marzo en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada .

Todo parte de la denuncia de Daniel , nombre ficticio del joven –ahora tiene 27 años– que puso en conocimiento de la Fiscalía –tras ser animado por el Papa Francisco – los supuestos abusos, que habrían tenido lugar desde los 14 hasta los 17 años. El fiscal vio entonces indicios de delito en los hechos denunciados y ha mantenido durante toda la causa su petición de nueve años de cárcel por abuso sexual continuado con el agravante por acceso carnal, además de una condena de alejamiento y 50.000 euros de indemnización por daños.

Quien no ha variado su petición al término de la sesión ha sido la parte acusadora, que mantiene su petición de 26 años de cárcel. Tampoco cambia la postura de la acusación popular, ejercida por la Asociación Prodeni , que pide 15 años de cárcel para el padre Román, a quien acusa de un delito continuado de agresión sexual con intimidación, violencia, prevalimiento y acceso carnal.

El expediente y las contradicciones

Por su parte, la defensa solicita la libre absolución y ha reclamado la anulación del expediente canónigo , algo en lo que ha insistido considerablemente. Este último asunto fue precisamente el primero que se trató al comienzo del juicio, cuando el juez desestimó la petición. Se trata de la documentación relativa a la investigación eclesiástica que emprendió el Arzobispado de Granada antes de que Daniel denunciarla formalmente ante la Fiscalía tras recibir la llamada del Papa.

A lo largo del juicio del caso Romanones han quedado en evidencia diversas contradicciones entre las múltiples declaraciones formuladas por Daniel, cuya versión no ha sido corroborada por nadie . Ni siquiera por el otro joven que denunció en un principio, el cual no ha acudido a testificar en el juicio. Determinadas prácticas sexuales –las penetraciones– se ocultaron en un principio y las fechas, así como la localización de ciertos hechos, han variado hasta el punto de que parte de los supuestos abusos se habrían producido cuando el denunciante era mayor de edad. Según algunos testigos que conocieron al joven en su etapa adolescente, Daniel era agresivo, violento, controlador, persuasivo y mentiroso .

Tampoco ha casado la descripción que dio Daniel de los genitales del párroco : ni tenía estrías en la cadera –se pueden tratar– ni está circuncidado –le sobra piel, aunque carece de frenillo– ni tiene una mancha color café, si bien las forenses apreciaron una «hiperpigmentación» presente en toda la zona, circunstancia que puede cambiar con el paso de los años.

Una inusual vida sacerdotal

Por otro lado, ha quedado de manifiesto la inusual vida sacerdotal de los Romanones . Aunque han declarado a su favor varios testigos próximos a la parroquia de San Juan María de Vianney, el epicentro del «movimiento», otras declaraciones independientes han apuntado el anormal comportamiento afectivo del padre Román y otros curas. Por ejemplo, han hablado de besos en el cuello, desnudos en público o sobre la insistencia por parte de Román para que un joven, amigo del denunciante, durmiera con él en uno de los chalés de recreo de los que disponía el grupo en la provincia de Granada.

Lo que no tampoco ha quedado claro es cómo pudo saber Daniel que otros curas sí están circuncidados o por qué el padre Román tenía una decena de archivos encriptados –con nombres de personas próximas a la causa– en su ordenador, documentos a los que no pudo acceder la Policía Nacional. Los agentes han recalcado en el juicio la existencia de varios libros sobre masturbación y otros sobre abusos sexuales por parte de sacerdotes en el dispositivo electrónico del párroco. 

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