GASTRONOMÍA
La cocina nazarí
En el Parador de Santa Fe de Granada emulan los aromas y sabores de las viandas del califato musulmán
Una vega amplia, huertas en las propias casas, temperaturas casi extremas, del frío de Sierra Nevada al termómetro casi tropical de la costa. Una cocina en el Califato de Granada refinada, llena de olores, picantes, hierbas aromáticas, especias, dulces elaborados en su mayoría a base de miel, frutos secos como los piñones o las almendras… Esto es lo que se han propuesto, si no rescatar al menos emular, en el Parador de Santa Fe, antiguo convento y primera tumba de los Reyes Católicos , situado en la misma Alhambra.
El menú se abre con una sopa harira con caldo de ternera o pollo , leguminosas trituradas, carne desmigada y muchas especias. La harira se toma principalmente en el ramadán para romper el ayuno a la caída del sol. Acompaña este entrante una pasta rellena o briwat con vegetales y carne finamente picada y muy especiada. Estos hojaldres se vendían con frecuencia en los zocos.
En Granada aún existe la Cuesta del Pescado, por donde los arrieros transportaban estos alimentos, no tan apreciados como las carnes. El primer plato es lomo de lubina (shabil) con costra yamalí sobre alboronía (al buraniya), guiso tradicional de verduras de origen andalusí. Le sigue un estofado de morcillo de vaca con manzanas y berenjenas al azafrán . La berenjena (badinyana) era una verdura muy popular y de gran consumo no solamente entre los árabes sino entre los judíos asentados en el barrio del Realejo. Los tayines de hoy en día son un fiel reflejo de estos guisos elaborados a fuego lento.
Cierra el menú un arrope de miel con zalabiya. El arrope (ar rub) es miel o mosto muy espeso a medio calentar en el que se sumergen frutas. La zalabiya es un dulce de sartén, origen de los actuales pestiños. El postre se acompaña también de un s orbete de arrayán o mirto , arbusto siempre verde y aromático que llega incluso a dar el nombre a uno de los patios más famosos de los palacios nazaríes. El menú, las bebidas aparte, cuesta 29 euros iva incluido, una relación calidad precio bastante aceptable. Conviene reservar antes y así poder elegir una de las mesas del comedor con vistas a El Generalife. En verano abren la terraza al exterior donde se aprecian las ruinas arqueológicas de los antiguos baños árabes del que fuera antes que convento palacio nazarí.