Las carmelitas de Granada recuperan su acetre del Siglo de Oro tras una complicada subasta de Christie's
30 coleccionistas han participado en la subasta del objeto litúrgico del convento carmelita llevada a cabo en Nueva York
El acetre (caldero de agua bendita) del Siglo de Oro que el monasterio de las carmelitas calzadas de Granada vendió en el siglo XIX para paliar el hambre de las monjas retornará al convento tras ganar la puja llevada a cabo ayer por la casa de subastas Christie’s en Nueva York . El precio por el que se ha adquirido el objeto litúrgico asciende a 4.200 dólares (3.543 euros), cifra por encima de la prevista por la congregación.
El director del museo de las carmelitas calzadas, Venancio Galán , ha explicado la causa por la que el precio final se ha disparado respecto al previsto: 30 coleccionistas de diversos países pujaron por esta pieza de plata realizada en 1634, cuya propietaria, Juana Gadea , donó a la congregación al entrar como monja de velo (con dote) o como viuda rica). En el acetre está acuñado su nombre y el escudo de las carmelitas calzadas.
La adquisición ha sido compleja porque los 3.500 euros recaudados por la congregación en la campaña de donativos han sido insuficientes. Cuando el lunes, 18 de octubre, un pujador ofreció 3.800 euros por el acetre el desánimo hizo mella en el director del museo carmelitano, cuyos cálculos, al igual que los de Fernando Carnicero , propietario de una tienda de antigüedades de Granada, chocaron con el interés de los pujadores internacionales por la pieza.
« Llamé a la comunidad y le dije que había que hacer algo », ha expuesto Galán. Lo que hizo fue utilizar el dinero obtenido por la venta de un libro sobre la restauración del Cristo de Mena que escribió junto a la restauradora Carmen Bermúdez . De esta manera el pujador granadino reunió la cifra en la que se ha rematado la puja, que se elevará a 5.250 dólares (4.700 euros) por el pago del porcentaje a la casa de subastas.
La previsión del director del museo es que en el plazo máximo de 20 días retorne a Granada una pieza a cuyo valor artístico y antropológico se une el sentimental. El acetre, ha resaltado al respecto, los vendieron las monjas por necesidad y los granadinos han hecho posible con sus donativos que regrese a la ciudad más de un siglo después de su salida.