SOCIEDAD
Anita la Cortijera, la sal de la tierra
Una joven campesina de Granada revoluciona las redes sociales con sus vídeos de amor al mundo rural
Garcilaso no la tenía en mente en sus églogas. Tampoco encaja con el estereotipo del niño yuntero de Miguel Hernández . Aun así, Anita la Cortijera es una mujer literaria . Hay en su amor al campo un lirismo sencillo, como de Fray Luis , que conmueve a las decenas de miles de internautas que aplauden los vídeos con los que esta joven de 18 años ha revolucionado las redes sociales y ha situado en el mapa a la aldea granadina de Cantarranas.
«Soy de Cantarranas capital», expone con orgullo en un vídeo de presentación grabado en su hábitat natural, la tierra de labranza, entreverada de surcos, lindes y cascabeleo de cabras, el hilo musical del hortelano. Sabe que no nació en la 42 esquina con la séptima, pero lo prefiere así : «Ir a una ciudad con el bullicio, la gente, las ambulancias… me da un miedo que se me están quitando las ganas de irme, pero claro es que el campo está muy mal, gente».
¿Cómo de mal?: «A 0,60 euros el litro de leche de cabra… Si es que hay que ponerle dinero. Hay que buscarse algo porque el saber no ocupa lugar. Y como dice un refrán, y muy bien dicho que está, la mujer cuanto más sabe más libre es . Así que, para ser libres, aunque me cueste un mal rato irme, si hay que irse fuera para estudiar no va a quedar más remedio».
Ana puntualiza que no cambiaría su modo de vida, el único que conoce. «En una capital casi nunca he estado. Una vez que estuve fue una vergüenza. Fue espantoso. Mira, mira, mira. Me iban a tragar unas escaleras metálicas de esas . Pero bueno, eso no viene al caso. Me encanta estar aquí. Las raíces tiran. Lo que se mama de chico…», reflexiona esta joven, que apuntala su alegría en un entorno a su medida y en una existencia desprovista de vanidad.
«Yo no tengo nada. Ni siquiera este vestido es mío, me lo regaló mi prima. Nos morimos y no nos podemos llevar nada . Yo, con mi familia y el campo y estando libre… A mí no me gusta decir soy feliz porque cuando lo dices algo pasa que se te jode todo. Yo digo estoy bien, contenta, con mi gente. Tengo salud y trabajo». Lo que no tiene es novio: «Estoy soltera y entera». No quiere pareja, no la necesita: «Los hombres van y vienen, pero los amigos y la familia son los que siempre están».
También están los hijos, pero ella no piensa alumbrarlos a corto plazo. « Me gustaría tener churumbeles . Por lo menos dos. O uno para saber lo que es ser madre. Porque yo ese instinto maternal… veo un chiquillo y se me cae la baba, pero soy muy jovencica. Tengo que tener un porvenir para criar a los hijos», aclara. Y no es tan fácil tenerlo, dado que, según sugiere, el estado del campo español es dramático.
De hecho, su irrupción en internet tenía como objetivo denunciar los problemas del sector primario. « Hice vídeos porque me daba coraje la situación . Nunca me imaginé que les fueran a gustar a la gente. Cuando alguien me escribe para decirme que estaba mal y que un vídeo mío les ha alegrado me hace que haga más». Al fin y al cabo, apenas precisa un par de minutos para grabarlos: uno de ellos lo editó cuando descansaba tras plantar ajos.
El amor a la tierra es en su caso también el amor a un mundo en retirada en el que todavía prima el respeto, la educación y la vergüenza. «Esa es la base de todo. Si hubiera más respeto se acabarían todos los problemas ». Si estos persisten, puntualiza, es porque se han deteriorado las relaciones intergeneracionales. «Faltarles el respeto a los abuelos, como hacen ahora algunos jóvenes, está fatal. Son los que han levantado España, los que han hecho que tengamos para comer y para vestirnos bien».