Encuentran deshidratados y a punto de morir a 32 perros de una rehala en un cortijo de Granada
Esqueléticos y cubiertos de parásitos, su dueño aduce que no tenía tiempo para ocuparse de ellos

«Estaban en unas condiciones absolutamente deplorables. Caquéxicos (delgadez extrema), deshidratados, cubiertos de pulgas, garrapatas, moscas y todo tipo de parásitos, con diarrea, entre excrementos…» Así resume Patricia Almansa, presidenta de la asociación protectora de animales Galgos del Sur la situación en la que se encontró a una rehala de 32 perros en un cortijo casi abandonado y semiderruido en el término municipal de Deifontes, en Granada.
Los animales están ahora en Córdoba, donde tiene su sede central el colectivo protreccionista, excepto dos que han sido trasladados al hospital veterinario de la capital cordobesa, uno con un corte en una pata y el otro, tan delgado que ni siquiera era capaz de caminar. «No sabemos si se salvarán», explica Almansa.
La situación se produjo el martes 4 de julio cuando componentes de la citada asociación acudieron al cortijo alertados por los avisos de la situación de insalubridad. Comprobaron muy pronto que estaban en lo cierto. «Allí apenas se podía respirar del olor», comenta la presidenta, que agrega que en la operación también participaron efectivos del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.
Igualmente estaba presente el propietario de la finca, cuyo nombre no ha sido dado a conocer. Explicó que los 32 perros son galgos que se alquilan para monterías pero que estaba decidido a dejar de trabajar con ellos porque no tenía tiempo para ocuparse de los animales.
«Es lo que suelen decir en esos casos, la excusa más típica. Los mantienen, los usan cuando pueden y, cuando no, los dejan así, en ese estado», interviene de nuevo Patricia Almansa. Los perros están ahora en varias instalaciones de Galgos del Sur y, cuando se vayan recuperando, serán trasladados a diversos centros y asociaciones protectoras de animales.
Galgos del Sur va a denunciar lo ocurrido por la vía penal porque entiende que este tipo de conductas no debe quedar sin castigo. No obstante, su presidenta lamenta que «tras la reforma del Código Penal, estas conductas están más en el aire que antes». Asegura que, con el antiguo texto, el delito de maltrato animal –que no tiene duda de que es el que se ha producido- podría ser castigado con hasta tres años de inhabilitación, mientras que ahora se ha reducido a la mitad.
«Tampoco nos vale para el caso la Ley de Protección Animal, porque no protege a los animales de caza. Lo hace con las mascotas domésticas, que generalmente están mucho mejor tratadas. Sin embargo, para estos perros que se utilizan en monterías y que después son abandonados de forma tan lamentable, no hay protección cuando es obvio que la requieren», concluye.