Las cenizas del incendio de Los Guájares dejan sin agua potable a un pueblo de Granada tras las inundaciones
El que fuera el peor incendio de las últimas décadas en la provincia granadina ha dejado unas laderas 'limpias', sin vegetación, en buena parte de la zona calcinada
Las consecuencias: pozos contaminados por ceniza y maleza, cinco días sin agua corriente y aún más pérdidas económicas para el municipio de El Pinar y alrededores
«Ya solo nos queda un pulmón»: el fuego de Los Guájares deja a cientos de agricultores en la ruina

Como si fueran las diez plagas bíblicas. Primero el fuego y luego el agua. Todo se torna en tragedia en los últimos meses en la zona de Los Guájares (Granada) y en concreto en el municipio de El Pinar, que lleva desde el ... pasado fin de semana nada menos que sin agua potable. Todo está relacionado.
Aquel incendio en septiembre calcinó más de 5.000 hectáreas, el peor en décadas en la provincia. Kilómetros y kilómetros de cenizas de una vegetación que tardará años en recuperarse y que, desde luego, no volverá a ser la misma. Aquella ceniza y aquella maleza quemada, fruto de la sequía, se encontraba allí parada. Las laderas, 'limpias', sin tope alguno. Las lluvias de esta última semana, con graves inundaciones en varios puntos de Andalucía, han hecho el resto.
Los pozos de El Pinar han acabado contaminados por toda esa maleza y esa ceniza acumulada que ha bajado descontrolada. A su vez, el temporal ha provocado la caída de piedras dos barrancos hacia los cultivos de árboles tropicales de las fincas que ven como, tras el miedo y el fuego hace dos meses, las penurias se repiten.
«No nos habíamos recuperado de una cuando tenemos otra encima» lamenta el alcalde de El Pinar, Paco Titos, a preguntas de este periódico. «En octubre se vivió lo que se vivió. No desalojamos de milagro. El momento álgido del fuego fue terrorífico. Es fácil preguntarse si esto está pasando o es un mal sueño».
El relato de Titos al respecto se escucha con la mesura de la gestión, pero también con una preocupación profunda por los vecinos, que a este punto ya han perdido todo. El Pinar tiene apenas mil habitantes, no hay siquiera un bar al que acudir. La despoblación es una constante y situaciones casi apocalípticas como la de estos días no ayudan. «Estamos repartiendo botellas de agua potable a los vecinos. Las parcelas que se están perdiendo son de gente del pueblo que vive de sus cultivos. Son fincas que a lo mejor vienen de sus antepasados. Estamos destrozados. No solo por el valor económico, que es mucho, sino también el sentimental«, explica el regidor granadino.
Ayudas

Son varias las zonas de El Pinar que están sufriendo con desesperación las consecuencias tardías de aquel fuego y una sierra en un estado que todavía no se ha repuesto de él. Las inundaciones han hecho mella sobre todo en Ízbor y en Los Acebuches. Allí, las fincas agrícolas se han llegado a encontrar aisladas e incluso tapadas por el barro ante la falta de diques y una erosión que protegiera a los vecinos.
«He visto las piedras más grandes que vi en mi vida», cuenta Felipe, que ha perdido prácticamente todos sus cultivos. «Estos barrancos nacen donde se produjo el fuego. No solo soy yo, somos muchos los vecinos que estamos sufriendo esto. Llevo aquí cerca de 45 años y nunca pensé que llegaría a pasar algo así. Si no hubiera habido incendio está claro que hubiera sido la mitad, como máximo. Árboles tropicales, tres coches...se ha ido todo al garete. Todo el dinero invertido todos estos años, a la basura», explica.
La Junta de Andalucía ya ha avanzado que hará obras de emergencia en la zona para contener las correntías y la llegada del agua «turbia», mezclada con los restos de la sierra calcinada, al río. La suerte, eso sí, se ha cebado con El Pinar incluso en lo que respecta a estas ayudas.
La noticia para el comienzo de las obras se dio el viernes. 3,5 millones dedicados a prevenir estas circunstancias, precisamente, en 1.495 hectáreas de las 5.000 calcinadas en otoño. «Iban a ser más arriba, claro», cuenta el alcalde de la localidad. Pero pasadas unas horas del anuncio, llegaron las inundaciones. «Con que la lluvia hubiera llegado un par de semanas más tarde, ya hubiera sido menos».
Con todo, el gobierno andaluz ya ha puesto en marcha la reestructuración del presupuesto para las dos hectáreas afectadas y que, si no se pone en marcha de inmediato, precisa Titos, podría llegar hasta el pueblo y provocar una desgracia aún mayor. Ya se inundó el polideportivo de la localidad esta misma semana. El agua potable, aún así, no se espera al menos hasta el viernes.
Los técnicos de la Junta, por el momento, trabajan para el reacondicionamiento y reorganización del río que cruza la localidad, cauce de todos los destrozos. Los cultivos, por su parte, tendrán que esperar. Además de los ya arrasados, las acequias han quedado enterradas. No hay capacidad, valga la redundancia, de obtener agua. La idea es que el punto de donde se sustrae se eleve con nuevas obras para crear un nuevo sistema de riego. Todo si el temporal lo permite. «Esperemos que el año que viene haya más suerte», resume resignado el alcalde de El Pinar.
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