Soy cordobita
La moderación extrema
Conceptos como moderación o centro son, en ocasiones, una estrategia para pillar cacho cuando se llega al poder
A tomar por saco «la campana de Gauss ». La importancia de esta distribución, reside en que aparece constantemente en la naturaleza o en la actitud de las personas, puesto que representa el comportamiento de los valores de ciertas variables, cuyas variaciones son influenciadas por fenómenos aleatorios.
Este hecho se debe a la forma acampanada y simétrica que posee su función de densidad, que hace que los elementos más comunes sean los que están más centrados, mientras que los más raros se sitúan en los extremos.
Esto, llevado a la política española , se traduce en que la mayoría de los ciudadanos piensan en un rango medio centrad , moderado con muchos elementos comunes, situándose en los extremos aquellos pensamientos radicales y minoritarios.
Según Aristóteles , la teoría del justo medio supone la prudencia como guía de la acción moral, puesto que como la ética no es una ciencia exacta, solamente la recta razón gobernada por la prudencia garantiza el encuentro de la mesura.
Estos conceptos fácilmente comprables por el votante son a los que parecen haberse acogido como guía partidos como el PP , Cs y PSOE , que efectivamente aglutinan la mayoría de los votos.
Conceptos como moderación , centro y transversalidad en aras de un supuesto bien común mayor disfrazan la carrera por pillar cacho en el poder. Para ello, no tienen inconveniente en olvidar principios que los definían como partidos diferentes, y no dudan en exterminar a toda voz discordante que se los recuerden.
Empiezan pues a descafeinarse, volverse marcas blancas y dejar trincheras muy difíciles de batallar para amoldarse a lo que los medios de comunicación y las redes sociales definen como lo establecido e incuestionable.
Esto sería democrático «ceteris paribus», siendo las demás cosas iguales, pues ayudaría a que los criterios del ciudadano medio, ese que paga impuestos y no quema contenedores para defender sus ideas, fuera el imperante.
En pos de la estabilidad y gobernabilidad con sentido de estado, los extremos se limarían hasta formar el bien común. Por eso la mayoría de ciudadanos y partidos esgrimen con tanto afán «somos moderados», algo que los deja dormir tranquilos y no señalarse.
Claro, el problema está en que en España no se cumple el criterio de «a igualdad de condiciones». A saber, el voto de cada ciudadano no pesa lo mismo según el territorio o circunscripción donde esté, de manera que un vasco o un catalán pondera más que el voto de un andaluz, o que salgan diputados con poquísimos votos y apoyo pero que pueden ser decisivos en cuestiones mayores en una legislatura.
Por otro lado, tenemos la labor de unos medios de comunicación mayoritariamente extremos hacia la izquierda en su línea editorial, ofreciendo solo una visión las 24 horas, creando una especie de Matrix virtual donde la verdad es la que ellos dictan sin tener enfrente otros medios de derechas que equilibren la visión que percibe el ciudadano de la actualidad.
Tenemos el lavado de cerebro de la educación autonómica , que omite y moldea la historia con fines torticeros y egoístas, impidiendo a nuestra juventud crecer en un sentimiento de unión nacional.
En estas condiciones, la media se desvía al extremo de la izquierda, cuyos votos pesan más, que mandan en los medios con su propaganda y que atraen peligrosamente a la derecha hacia, no al centro si no al extremo izquierdo, pervirtiendo el sistema y aplanando la natural ley de Gauss.
Ojito que los reinos de taifas son mucho más fáciles de atacar.
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