VERSO SUELTO

Y también los cordobeses

¿Cinco euros por entrar en Medina Azahara? La alegría en las redes sociales sí era gratis

Visitantes en el yacimiento de Medina Azahara en Córdoba VALERIO MERINO
Luis Miranda

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Resulta que lo de Medina Azahara no terminaba en las redes sociales. Con lo bien que habían quedado las etiquetas en Twitter y las fotos de la gente bajo el pórtico oriental, en el caso de que hayan estado allí alguna vez, ahora parece que a lo mejor hasta nos cuesta los dineros, que dirían los peñistas. Dijo ayer en estas páginas el director del yacimiento, Alberto Montejo , que si por él fuera la entrada a Medina Azahara, que ahora es gratis para todos los residentes en la Unión Europea, costaría cinco euros . ¿También para los cordobeses ? Esa era la pregunta que se harían como resortes trescientos mil ciudadanos, la que sueltan en las puertas de los monumentos y museos cuando van con amigos de fuera y se llevan las manos a la cabeza con lo de cobrarles. Como si lo que hay dentro tuviera algún valor, como si fuera algo más que un entretenimiento para turistas que echan el festivo fuera.

Y resulta que sí, que si fuera por el director también tendrían que pagar los cordobeses. La alegría de los corazoncitos y del pasarse la noticia con emoticonos por Whatssapp al final iba a salir cara. ¿Dar valor al patrimonio y a poder disfrutarlo en un estado excelente de conservación y de difusión? Son cinco euros. ¿El trabajo de cientos de arqueólogos y técnicos durante décadas hasta convertir las piedras casi tapadas por la tierra en puertas, cimientos y sillares explicables y testigos de lo que pasó hace mil años? Son cinco euros. ¿Una ciudad sepultada por el olvido, recuperada y con mucho todavía por trabajar y por lo tanto por invertir? Son cinco euros. Por el mismo precio se compra el paquete de tabaco en el estanco de la esquina y no hay que irse tan lejos ni pasar calor.

La declaración de Medina Azahara como Patrimonio de la Humanidad sería mucho más bonita si no hubiese salido de Facebook y no tuviera más compromiso que mirar unas cuantas fotos y compartir la noticia. Con todo lo superficial y cansina que puede ser la red social, su elenco de reacciones casi augura lo que va a pasar con la ciudad de Abderramán III . Le darían a «me gusta» cientos de miles que lo hacen de forma automática con cualquier cosa que parezca bonita. Habría unos cuantos «me asombra» , de esos con la boca abierta en que entran moscas, porque se extrañarán de que esas cuatro piedras con nombre árabe tengan algún valor. Otros, quizá los que pequen de amor a la tierra expresado con golpes de pecho, incluso tirarían de corazón para el «me encanta» .

Los muy pocos que de verdad entendían la importancia de Medina Azahara y sabían de su valor excepcional le dieron a la lagrimilla del «me entristece» , porque saben que detrás de los fuegos artificiales llegarán los mismos autobuses y tras los políticos que han vuelto como equipos con una copa no habrá mucho más dinero ni nada mejor para difundirlo. Luego estarán los parcelistas y los entusiastas del ladrillo, que dirán «me enoja» cuando sepan que sus hijos no podrán hacerse chalés al lado de las suyos por culpa de esta ocurrencia que les ha aguado el sueño de hacer allí un barrio. Al final están los «me divierte» , las risas con toda la dentadura fuera que pusieron los de la Junta de Andalucía al leer la idea de cobrar cinco euros y pintar un mundo distinto al « todo gratis » y al «Susana invita». Con lo fácil que es trincar por impuestos sin que la gente piense que con las entradas se les quita el dinero de las cervecitas de después.

Y también los cordobeses

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