Apuntes al margen
Los votos útiles
Si quiere que se le tome en serio, lo peor que le puede pasar a Vox es quedarse colgado en asuntos obvios
LA determinación de Vox de pegar un portazo a las negociaciones en el Ayuntamiento de Córdoba sobre un asunto estratégico, los presupuestos municipales de lo que quede de 2021 , han enseñado que el gran riesgo al que se enfrenta la organización que dirige Paula Badanelli en la corporación no es que no se le escuche sino que se le oiga por las razones equivocadas. La organización más a la derecha del espectro, que se creó sobre peperos pata negra como Aleix Vidal-Quadras , está mejor que en brazos en materia identitarias donde con el trazo gordo basta. Es a la hora de sacar el pincel donde está el problema.
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Vox decidió esta semana romper el acuerdo presupuestario que previamente había anunciado con el PP tras algunas intentonas previas. El grupo político ha establecido hasta tres argumentos distintos a lo largo del tiempo para ello: desde la entrada de María Luisa Gómez Calero como ‘ciudadana independiente’ a la caótica situación del Instituto de Turismo pasando por la ausencia de comunicación con el PP . Populares y Cs se han conducido de manera peculiarmente tarambana en el procedimiento de estas cuentas, cierto es. A Vox , empero, no le ha ayudado la dispersión del mensaje y su propio proceder en las negociaciones. La decisión de reclamar un túnel bajo Gran Vía Parque como condición de aprobación de los presupuestos dejó un aroma a amateurismo. Es regla básica de la actividad pública que lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible.
«Los ayuntamientos funcionan por derroteros menos campanudos, más prácticos y directos»
Sucede que estos presupuestos municipales solo importan por dos partidas concretas de gasto y una de ingresos. La disposición de 25 millones de euros para una subvención al Ministerio de Defensa para la Base Logística del Ejército de Tierra , tres millones suplementarios para cooperar en los suelos y la deuda pública que los va a financiar. El resto es burocracia. Los sueldos del funcionariado están garantizados desde primeros de año así como las transferencias para sostener el sector público. El Ayuntamiento bastante tiene con gastarse lo que tiene pendiente de ejercicios anteriores antes de tocar una partida nueva relativa a los meses que quedan del año en curso. Las famosas ayudas públicas antiCovid van a salir del superávit de 2019 y dentro de unos días se aprobarán otros treinta millones extra de fondos no gastados en 2020.
En condiciones normales, una ruptura como la protagonizada por Vox implicaría que el resto de la oposición mandasen al PP y Cs a pastar. Por el contrario, todos parecen dispuestos a abstenerse —aunque sea con la nariz tapada— o a no molestar en la aprobación por una sencilla razón: nadie quiere aparecer en un futuro como el que fastidió una inversión que generará 2.000 puestos de trabajo. Sorprende que Vox se meta en un jardín donde solo puede recoger frutos, el de unas instalaciones de las Fuerzas Armadas .
Al igual que pasó con la izquierda fetén, la derecha al cubo tiene un problema. La política municipal, que se basa sustancialmente en el sentido común y en no quedarse con lo que es de otros, funciona por derroteros menos campanudos. Calles limpias, posibilidades de empleo, farolas que funcionan, funcionarios que cobran todos los meses y dinero que no acaba en los bolsillos que no debe. Y cuando sucede un hecho excepcional que implica mucho dinero para la ciudad lo mejor es no estorbar. Lo contrario es hacer oposiciones a ser el próximo caso Ciudadanos , esos partidos posmodernos que crecen exponencialmente en tan corto espacio de tiempo y que frustran las expectativas de utilidad que todo acto de voto, al final, comporta.