BARATILLO

Un voluntariado de más de 40 años en Córdoba con Adevida

Maruja de Luque es una de las primeras mujeres que decidieron apostar por la vida desde la solidaridad

Maruja de Luque en el puesto de «Mano a mano» RAFAEL CARMONA

P. GARCÍA-BAQUERO

Maruja de Luque es una abuela joven que se emociona al recordar la labor que ha logrado Adevida en los últimos casi 40 años , cuando todo empezó en un baratillo improvisado celebrado por el Círculo de la Amistad en la Pérgola de los Patos . Suspira. Para un poco y prosigue la entrevista no sin antes intentar que también hablaran sus 16 compañeras del puesto de decoración en este XXVII Baratillo «Mano a mano» .

Para restar importancia a su labor por pura modestia, Maruja asegura que solo se sumó al promotor de Adevida el gincólogo don José Navarro , quien conocía las necesidades de esas criaturas que quedaban embarazadas y no tenían ni el apoyo de sus parejas ni de su propia familia.

Esta voluntaria es sólo una de más de un centenar de mujeres y hombres que arriman el hombro defendiendo a la vida . Lo que le distigue del resto es que lleva 38 años como voluntaria de Adevida.

Por su labor en la ONG cada día ve «cómo necesitan de nuestra ayuda. Lo compagino con mi casa, con mis nietos, con mis hijas... y mis 11 hermanos , es decir, tiempo de mi familia pero que merce la pena. No desatiendo a ninguno », admite.

Las niñas -como les llama a las jóvenes gestantes- llegaban a las Adoratrices en los años 70 a pedir un techo porque sus padres se avergonzaban de tenerlas en casa en ese estado sin haberse casado antes. A su vez, las Adoratrices no tenían recursos para todas ellas. Las cosas han cambiado, ha reconocido Maruja, pero la pobreza y la necesidad de apoyo de estas futuras madres siguen intactas.

Cada año la ONG Adevida ayuda a unas 200 mujeres cada año . «Atendemos a muchas mujeres, y nos sentimos orgullosas de haberles podido ayudar. Yo estoy en la sede de Adevida, -cuando empezamos no había ni sede ni siquiera estaba constituida la asociación- y el trato con estas madres es muy cercano , sabemos su vida, y solo puedo decir que es dura, que sus circunstancias suelen ser extremas porque llevan no solo pañales, ropa o enseres para su bebé sino también alimentos para la madre o para los abuelos si estos están en las mismas circunstancias », recuerda.

En concreto, el grupo de voluntarias al que pertence Maruja «Mano a mano» trabaja durante seis meses , prácticamente todos los días, en el taller, dentro de la casa de una de las voluntarias y ahí restauran muebles que reciclan y que ahora venden en el Baratillo.

Un voluntariado de más de 40 años en Córdoba con Adevida

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