REPORTAJE
«Hay que vivir con la esclerosis»
La Asociación Cordobesa de Esclerosis Múltiple necesita espacio ante el crecimiento del número de casos
A Isabel le diagnosticaron esclerosis múltiple con 16 años. Fue un shock. «Se me arruinó la vida en ese momento». Sin embargo, veintidós años más tarde, sigue luchando por combatir los síntomas de esta enfermedad crónica que la ha dejado en silla de ruedas pero con una sonrisa. «Desde que me separé vivo en casa con mi madre», comenta mientras se arregla el pelo de forma coqueta porque no quiere despeinarse en su clase de fisioterapia. «Vengo una hora a la semana, pero es genial; no solo recibo fisio sino que cuando lo necesito también tengo apoyo psicológico; ahora estoy bien», explica mientras la fisioterapeuta Victoria le ayuda a mover sus extremidades en el centro Acodem en Vista Alegre, donde comparte sede con ELA Córdoba y Acodace (Asociación Cordobesa de Daño Cerebral).
El director de Acodem, Antonio Galindo, puso en marcha hace seis años esta asociación que ha sobrevivido a la crisis porque teníamos doble vía de financiación, no solo de las ayudas públicas sino de las cuotas de socio (100 euros al año). «Desde la Diputación cuando gobernaba el PP, el vicepresidente Salvador Fuentes, nos mostró un nuevo camino, que era luchar con bajos precios en aquello que hacíamos bien; llegó la crisis y la gente con estas enfermedades crónicas no podía soportar económicamente las sesiones de fisioterapia privadas, y decidieron venir a este centro; pasada la crisis, y dado el buen resultado y comprobando lo bien que trabajábamos aquí, decidieron quedarse», cuenta Galindo.
Conocimiento desde dentro
Es un hombre que conoce desde dentro la enfermedad, que afecta a más de 850 cordobeses actualmente, y de la que en los últimos meses se viene a diagnosticar en torno a cuatro casos a la semana en el Hospital Universitario Reina Sofía. «Tenemos la suerte de tener una de las mejores unidades de esclerosis múltiple de España», afirma tajante mientras cuenta cómo le fue diagnosticada la enfermedad a los 23 años.
«Desde los 16 me había notado alguna cosa, pero lo había achacado a un sobrepeso. Un 22 de diciembre me levanté con la mitad superior de mi cuerpo dormida; el 23 se me durmieron las piernas; un día más tarde me encontré encamado; así permanecí diez meses. Tardaron en diagnosticarlo; ahora, el diagnóstico puede ser en sólo tres días», relata el encargado de esta unidad.
405 socios
Acodem recibe ayuda del Ayuntamiento de Córdoba, que les presta un vehículo para trasladar a los pacientes que no pueden hacerlo por otros medios, así como ayuda de la Diputación provincial y de la Junta, «aunque esta última es mínima», explica Galindo. Hoy por hoy, esta asociación cuenta con 405 socios, que además de su cuota pagan por el uso que hagan del servicio, eso sí, una sesión con un precio muy reducido en torno a los 12/14 euros.
En esta sede de Vista Alegre trabajan once personas entre fisioterapeutasm neuropsicólogos y personal de administración, con un problema de espacio que esperan se solucione con un nuevo domicilio. «Cuando nos tenemos que reunir nos trasladamos a un centro cívico porque aquí no cabemos», reitera el responsable de Acodem. El trabajo que realizan no se hace en ningún hospital público o concertado. «El problema que tenemos es que para la Junta no dependemos de Salud sino de Asuntos Sociales al tratarse de una enfermedad crónica; los servicios sanitarios pueden atender un brote pero no una persona que de por vida necesita estas sesiones de fisioterapia o psicología», asegura.