EL DEDO EN EL OJO
Un violín desafinado
No hay solución más preclara que aquélla que empeora un problema que no existía
Hago bueno el aforismo que reza que « no hay solución buena cuando no hay problema ». Pero por más sentido común que esto encierre, por más carga de razón que la sentencia contenga, aún hay muchos que se empeñan en contravenir el sentido de la misma. Nuestros políticos son un ejemplo de esto último. Son ellos expertos en generar conflictos donde no los había , y ello a base de materializar sus ocurrencias y «sagaces ideas» en decisiones prescriptivas que más que solucionar problemas vienen a crearlos.
El pacto de progreso que rige nuestro Ayuntamiento va lanzado a la hora de hacerse acreedor del referido contrasentido.
Iniciaron su meteórica carrera con aquello del Alcázar de los Reyes Cristianos y su decisión de rescindir contrato con la empresa que producía el espectáculo nocturno: no había problema alguno pero se quiso alardear de ser grandes solucionadores y se cargaron el invento porque el espectáculo ha dejado de celebrarse durante demasiado tiempo, restando público y oferta turística. Pero es que después continuaron con otras «soluciones» a distintos «no problemas» que han derivado en similar despropósito: que si la ciudad deportiva del Córdoba CF , que si cambio de nombre de las calles, que si Cosmos , que si veladores ,… Que no digo yo que estas cuestiones no estuvieran exentas de cierto nivel de problematicidad pero sí puedo afirmar que la manera en que se plantean las soluciones desde nuestro Ayuntamiento a las mismas tiene una doble vertiente: o adoptar soluciones innecesarias o matar moscas a cañonazos.
Tiene mucho que ver con esta forma de mal-proceder los apriorismos ideológicos. Y fruto de esas premisas ideológicas, que muchas veces constituyen simples prejuicios, se han ido resolviendo muchas cuestiones que más que apaciguamiento, orden y sentido han procurado desorden, malestar y cabreo . Es lo que tienen las revoluciones: al final del tumulto solo unos pocos quedan contentos mientras «los de abajo» han de lamerse las heridas e ir pensando en cómo curarse las que vendrán.
Me inspira este análisis una de las últimas noticias que sobre los desafueros del equipo de gobierno se nos informa desde este mismo diario. Tiene que ver la noticia con la reclamación de 50.000 euros que la violinista eslovena Klara Gomboc le formula al Ayuntamiento de Córdoba. Dicha cantidad se demanda en concepto de indemnización por responsabilidad patrimonial de acuerdo a la cantidad estimada por la músico como lucro cesante. O sea, que esa es la pasta que ella cree puede haber perdido como consecuencia de la decisión del Consistorio de ponerla en la puerta de la calle, que no en la Puerta del Puente que es donde ella venía actuando para deleite de cuantos por allí pasamos.
No seré yo quien valore si la cantidad dineraria estimada es excesiva o no , que para eso ya hay un encendido debate abierto entre la ciudadanía de los 142 caracteres. Tengo entendido que el valor de los cuadros, por ejemplo, es aquel que determina su autor; tal vez en este caso haya sido la violinista quien haya decidido que su arte podría haber valido eso, no lo sé.
Lo que se me escapa de todo esto es la razón por la que, no existiendo el problema, se decidiera en su momento que Klara Gomboc tuviera que abandonar el sitio donde interpretaba su música o, tal vez, debiera compartirlo. Una vez más generando soluciones a no problemas .
Pero la noticia también ha dado para conocer que el Ayuntamiento ya no atiende reclamaciones de daños producidos por desperfectos en el pavimento. Esto sí es un problema que debiera ser atendido. Pero para este no hay solución.