Cultura

El vinilo, música en un clásico que está de regreso en Córdoba

Comerciantes, músicos y productores analizan el auge de un mercado que a punto estuvo de desaparecer con el CD

Expositor de vinilos en la tienda cordobesa Vitalogy Valerio Merino

Félix Ruiz Cardador

Que alguien saliese de su casa en los 80 y acudiese al Centro de Córdoba para comprar un vinilo de Radio Futura o Alaska no podría causar sorpresa, pues era un hábito corriente entre la juventud de la recién estrenada democracia. Más curioso resulta que esa costumbre sea ahora moda incluso entre chicos nacidos en el siglo XXI, cuando los vinilos parecían hace 25 años avocados a la desaparición. Fue precisamente en 1986 cuando el disco compacto (CD), con su modernidad digital y su refulgencia plateada, desbancó a los también conocidos como microsurcos, una evolución que, tras los años de top manta y pirateo, acabaría en el dominio absoluto de las plataformas digitales. Frente a ello, el disco físico se niega a desaparecer y no lo hace en forma de CD, hoy reconvertido en espantapájaros de balcón, sino en la de clásico vinilo, algo que demuestran los datos mundiales de la «Recording Industry Asocciation». Según las estadísticas , el vinilo logró desbancar en 2020 al CD como soporte físico musical con más ventas y lo hizo tras una subida de negocio creciente desde 2006.

Detrás de esta resurrección hay causas diversas, que conocen bien los profesionales cordobeses de la música. Por ejemplo, Ángel Carmona, responsable de Discos Vitalogy , la única tienda especializada que queda en la ciudad tras abrir las puertas en la calle Alfonso XIII hace seis años. Según su experiencia, el perfil de las personas que compran hoy vinilos es variado y a la tienda acuden desde melómanos y coleccionistas , de esos que cuidaron todos estos años el tocadiscos con mimo de relojero suizo, hasta jóvenes que quieren vinilos para hacer mezclas de sonidos o «samples». Carmona explica que lo que más se venden son clásicos del rock 60 y 70 y música española de los 80 , pero también discos de funky, jazz o soul. La oferta incluye discos de segunda mano, pero las reediciones cada vez son más y también los grupos musicales actuales e incluso los músicos más populares que se lanzan a sacar sus discos en este formato, algo que no ocurría desde los 80. «Yo lo achaco más a una moda por lo retro y vintage que a otra cosa», dice.

Algunos Hombres

Miembro de un grupo que apuesta por el vinilo desde hace tiempo es el músico y artista plástico Antonio Jesús Moreno, del grupo Algunos Hombres, banda de rock nacida en Pozoblanco y ganadora de diversos premios. Ellos sacaron en este formato en 2013 su disco ‘Temario’ y repitieron en 2019 con ‘Experimentación y ensayo’. Según explica Moreno, esta apuesta viene de que este tipo de formatos es el que ellos escuchaban de niños gracias a las colecciones de sus padres y a que es un objeto físico que le da sentido a un trabajo y que conecta con la mitología del rock and roll. «No es ‘postureo’, sino que el vinilo dignifica la música como objeto físico y es un fetiche con un tamaño adecuado e incluso un olor especial», explica Moreno, que no aprecia mucha disparidad entre el sonido de un CD y un vinilo.

«Los clicks de un vinilo apelan a nuestros recuerdos y a menudo resultan agradables»

Raúl Pérez

Productor independiente

Ese tema, el del sonido, es inevitable, pues incluso en sus años de ventas pírricas se mantenía la leyenda de que un disco de este tipo sonaba mejor. Sobre este tema, habla el productor de música independiente cordobés Raúl Pérez, impulsor del estudio La Mina, con sede en Sevilla y donde han grabado músicos como El Niño de Elche o bandas como Pony Bravo. Según Pérez, «desde un punto de vista técnico el CD o cualquier formato digital de alta calidad tiene mayor rango dinámico, mejor relación señal-ruido y mayor amplitud en el sistema estéreo». Sin embargo, el productor explica que «en la manera en la que valoramos la escucha intervienen otros factores emocionales, o sensoriales ». Por ejemplo, «el propio sonido de la aguja y la forma en la que traduce el audio hasta nuestros altavoces por un proceso físico, casi primitivo». «Los clicks de un vinilo apelan a nuestros recuerdos y a menudo resultan agradables , le dan carácter», explica. Según Pérez, «es el valor subjetivo de aquello que llamamos calidez, en contra de la supuesta objetividad de la calidad o fidelidad». «El auge del vinilo tiene más que ver con la propia experiencia de escucha, la revalorización del objeto y la reafirmación de la identidad ante toda esta saciada ofrenda digital en la que vivimos», explica.

Carátulos de vinilos V. Merino

Coleccionista de vinilos desde los años 80 es el disc-jockey cordobés Samuel Luna, conocido como DJ Kamboya. Hoy acumula más de 3.000 discos , que comenzó a coleccionar en los 80 a través de regalos familiares y que luego amplió dedicando sus ahorros a esta pasión durante años. Según explica, durante mucho tiempo fue difícil conseguir vinilos , pues sólo se accedía a ellos a través de tiendas de antigüedades o mercadillos del disco. Ahora, por contra, existen reediciones, producciones remasterizadas y también los nuevos grupos apuestan por este formato clásico. Su colección se nutre especialmente de música de baile y bandas sonoras, dos de sus pasiones, pero también de ediciones limitadas, de las que se considera «un fanático». «Para mí -explica- lo digital es cómodo, pero el vinilo es una experiencia mucho más completa , se te queda mejor, es como cuando estudias y vas escribiendo y resumiendo al mismo tiempo», explica.

«El vinilo es una experiencia mucho más completa»

Samuel Luna

Disc-jockey

Este auge del formato , que se ha ido incrementando en los últimos años, provoca también sus disfunciones, como señala el también disc-jockey cordobés Salah Dj. A su juicio, el disco de vinilo es una forma más razonable de acercarse a la música , alejada del «pequeño laberinto» que son los archivos digitales, las plataformas o las descargas. Sin embargo, considera que muchas de las nuevas reediciones y producciones que se realizan son más para decoración que para escucha . El problema que se deriva de ahí es que hoy, tras haberse desmantelado la industria en las últimas décadas, «la capacidad de producción está por debajo de la demanda» y la entrada en este ámbito de las grandes discográficas ha supuesto que las pequeñas se vean postergadas. «Las producciones se retrasan y también el mercado de segunda mano se ha disparado», explica este cordobés, que añora los años en los que se podían conseguir gangas en los mercadillos. «Los consumidores habituales estamos siendo los perjudicados», explica Salah, convencido de que este formato aporta un valor añadido que permite su supervivencia e incluso esta curiosa resurrección. Un resurgir inesperado que demuestra que el vinilo, que se popularizó en los años 40 del pasado siglo, había llegado para quedarse y que por eso nunca llegó a marcharse del todo.

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