CASO FÉNIX

Caso Fénix | Vigilancia Aduanera confirma que la empresa Córdobesa de Materias Primas era la «tapadera»

La jefa de la unidad especialista rafitica los informes periciales de 2005 y 2006

Regristro de Aduanas durante la operación Fénix en noviembre de 2006 ARCHIVO

P. García-Baquero

La jefa de la Unidad Vigilancia Aduanera en Córdoba durante la operación Fénix (2005-2006) ha ratificado ante el tribunal los informes periciales que llevaron a los joyeros a ser acusados del mayor fraude del oro negro en España. Esta responsable de Vigilancia Aduanera, con lagunas en su relato por el tiempo transcurrido -más de una década-, ha declarado este martes ante la jueza de Penal 4 que la investigación arrancó con la inspección a Cordobesa de Materias Primas porque era la empresa que recibía grandes cantidades de oro de Recuperaciones y Afinaciones, de Barcelona, pero no tenía actividad ni clientes. «Descubrimos que era una empresa pantalla y tapadera de los verdaderos clientes de esa compañía catalana que compraba oro de inversión de 24 quilates en Suiza», ha declarado esta responsable de Aduanas ante el tribunal.

La encomienda que recibió esta responsable de Aduanas de la Agencia Tributaria en 2005/2006 era descubrir quiénes eran los destinatarios reales del oro procedente de Suiza y distribuida en en Córdoba, quién era la sociedad, dónde estaba ubicada, y quiénes eran sus administradores.

A través de los accesos a los datos de la Agencia Tributaria, la unidad de Vigilancia Aduanera descubrió dónde se encontraba esta Sociedad Cordobesa de Materias Primas en el edificio Córdoba Nova. Aparecían dos administradores de la misma, que eran testaferros porque no desarrollaba ninguna actividad como tales administradores, ha declarado ante la jueza a preguntas de la Fiscalía.

En las distintas inspecciones los agentes descubrieron que había dos empleados de esta sociedad, Y.P. y M.F.G. que colaboraban en esas tareas de compra y distribución del metal, junto al señor V. que participaba en la recogida y reparto de la mercancía. Otro señor W., marido de Y.P. hacía los repartos de la mercancía y acompañaba a su esposa en distintos trabajos.

Ambos habían tenido una sociedad, denominada Martínez Pitaluga, según ha declarado esta agente responsable de la unidad especializada, que habían tenido a su vez relaciones con otras sociedades de oro como Ibermetre la antecesora de Recuperaciones y Afinaciones, la empresa catalana que compraba oro en Suiza, cabeza de toda la trama.

Tal y como desveló Vigilancia Aduanera, M.F.G. recibía los paquetes a través de Seur, y hacia los repartos. Durante la operación de la que formaban parte agentes de la Policía Nacional y Aduanas, la compañía Securitas facilitó información de dónde se recogía el dinero , la persona de del administrador, en el domicilio de Eduardo Lucena, (Recorinvest antecesora de Cordobesa de Materias Primas).

La Agencia Tributaria siguió a todos esas personas e intervino sus teléfonos, entre ellos a M.F.G. que era un «comisionista del oro», según ha declarado la ex responsable de esta unidad contra delitos económicos.

Calle Eduardo Lucena, la caja B

El dinero para la compra del oro se recogía en la calle Eduardo Lucena del centro de la capital y por la mañana M.F.G. y señor V. hacían el reparto del oro que habían recibido desde Barcelona. Esta perito de Vigilancia Aduanera recordaba que si eran entre 20 y 30 kilos de este metal precioso se remitían por Seur los paquetes con el oro desde Barcelona pero si eran cantidades más grandes, M.F.G. viajaba hasta Iniesta (Cuenca) donde quedaba con un empleado de Recuperaciones y Afinaciones, y ahí en una estación de servicio intercambiaban los vehículos, M.F.G. bajaba el oro a Córdoba y el responsable de Recuperaciones subía el dinero a Barcelona. Cuando sucedía eso, el reparto del oro dentro de Córdoba lo hacía el señor V. porque M.F.G. estaba en de chófer del oro.

«El dinero se llevaba al edificio situado en Cordoba Nova, llamaban a Securitas y entregaban las bolsas de dinero. La rutina de entrega desde la calle Doña Berengela al polígono Pedroches», ha relatado esta perito.

En estas transacciones de dinero por oro, también los compradores entregaban metal a los encargados de Cordobesa de Materias Primas, no solo dinero, ha matizado esta agente.

En las conversaciones telefónicas a las que tuvo acceso Vigilancia Aduanera aparecía una de las trabajadoras -contable o administrativa- de Recuperaciones y Afinaciones como quien daba todas las instrucciones al nexo cordobés de la trama M.F.G., «era su jefecilla» , ha declarado esta perito.

El metal procedía de Suiza, según esta jefa de Aduanas, de una ciudad suiza llegaba a Barcelona, en la aduana se despachaba y cuando ya estaba pagado por Recuperaciones y Afinaciones se daba el visto bueno para que se llevaran el oro los empleados. El oro lo llevaban a la sede.

El responsable último de esta trama para evitar IVA era, a juicio de esta agente de Aduanas, Pedro R., el que se juzga como cabecilla de este fraude, y era el encargado de dar dos precios a los clientes; uno un poco mas alto y otro más bajo, el más caro son las ventas en B y otro en A.

A las ventas en B también le llamaban soldadura mientras que a las compras en A, es decir, que eran declaradas, también se les denominaba oro fino. Con las frases «pagando en efectivo o financiando» también se referían al oro con o sin factura, según ha reconocido en sede judicial esta agente de Aduanas.

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