SORTEO NAVIDEÑO

La vida de algunos cordobeses a los que les tocó la Lotería

Varios premiados de la provincia relatan su experiencia y lo que supuso para ellos contar con un boleto premiado

Manuel y Rafael Sánchez, propietarios del Bocadi VALERIO MERINO

R. AGUILAR / A. ORGAZ / J. LÓPEZ

Recuerdan bien el número que les dio un pellizco de los que son agradecidos por más que no cambien la vida de nadie: quien es pobre va a seguir siéndolo, o casi, y quien es rico no es que vaya a ver cómo aumentan sus caudales de una forma sustancial. «Pero sesenta mil euros son sesenta mil euros. A nadie le amarga un dulce. Y a nosotros nos vino mejor que bien», reconocen los hermanos Manuel y Rafael Sánchez , los propietarios de ese templo de la comida rápida más popular: el Bocadi , en la céntrica calle Conde de Cárdenas. El guarismo era el 22.784, al que esta familia llevaba jugando más de seis años sin que en ese tiempo hubieran faltado ni una vez a su cita con la oficina de Lotería de la plaza de la Compañía .

Manuel aún guarda en la memoria con claridad el día de 2013 en el que la suerte le sonrió. «Estábamos escuchando, como es costumbre en estas ocasiones, la retransmisión que daba Radio Nacional de España y cuando nos quisimos dar cuenta sonó nuestro número. No nos lo podíamos creer», indica Manuel. El local estaba atestado a esa hora, de manera que la celebración corrió de extremo a extremo de la barra y mesa por mesa de la zona de comidas. «De acuerdo, solo fueron sesenta mil euros, que además teníamos que repartir entre dos hermanos y quitarle la deducción de Hacienda , pero lo celebramos como si nos hubiera tocado el gordo», rememora Sánchez. «Lo bueno de estas cantidades es que te puedes permitir ciertos caprichos que te saben a gloria », agrega. En el caso de los titulares del Bocadi la cosa dio para lo que dio, que no fue poco. «La verdad es que las vacaciones de verano de ese año dieron para más que otros años. Y además hicimos entre los dos [hermanos] una inversión en el bar que todavía aprovechamos: renovamos el sistema de aire acondicionado comprando un buen equipo», resalta Sánchez.

Lo cierto es que la vida tiene sus costes y hay premios que ayudan a sufragarlos. En diciembre de 2011, el día a día de varias familias de Villa del Río giró hacia la fortuna. La Lotería de Navidad dejó 1,2 millones de euros: tocó el gordo en el número 58.268. Uno de los afortunados fue Antonio García «el pescadero», como popularmente le conocen en el municipio. Junto a su padre, José, ya jubilado a sus 67 años, trabajaban descargando traviesas en el municipio de Grañén, en Huesca , contratados por la empresa Vías y Renovación. José llevaba meses diciendo a sus dos hijos, Antonio y Pepito, que quería comprar un décimo acabado en 286, «estuviese donde estuviese». Lo buscaron por internet y la vida les hizo un peculiar guiño: el número estaba en una administración de lotería en el municipio donde la empresa los destinó, a más de 700 kilómetros de su casa. Compraron dos décimos, uno para Estrella Relaño , la abuela de la entonces mujer de Antonio, y otro para ellos. Resultaron premiados con 800.000 euros. Padre e hijo se repartieron 200.000 para cada uno. Y libres de impuestos: aquel año, Hacienda no ejecutó retenciones.

El dinero tuvo un recorrido dispar. Antonio invirtió su parte en comprar una finca de 1.200 olivos y un piso. Su padre, con el visto bueno de su otro hijo, «muy bien colocado en Barcelona», le dio su parte a Antonio, para saldar un crédito de 90.000 euros invertidos en maquinaria para poner en marcha una empresa relacionada con la industria del mueble, que finalmente no cuajó y se cerró. El resto se destinó a adquirir una vivienda. En lo personal, la separación de Antonio trajo consigo los acuerdos económicos correspondientes, teniendo en cuenta los dos hijos, de 11 y 6 años, que tuvo con su exmujer. En la actualidad sigue trabajando en una de las empresas ferroviarias que constituyó el encargado de Vías y Renovación. Con la venta de su parte de la finca de olivar ha recuperado la inversión realizada en la misma. Su exmujer se quedó con el piso, y ahora vive con sus padres en la casa de siempre de Villa del Río. Por su parte, Estrella Relaño, poseedora del otro décimo premiado, lo repartió entre sus cuatro hijos.

El tercer boleto del «gordo» de Navidad correspondió a Manuel Rojas, un joven camionero de Villa del Río que por aquel entonces tenía 29 años. También estuvo en Grañén y compró un décimo. Su mujer, María Teresa García Yerpes, trabajaba -y continúa haciéndolo- en la estación de servicio Repsol Los Caballos , y desde allí seguía el sorteo por la televisión. Al conocer el número premiado, despertó a su marido, que descansaba en casa. Y la fiesta comenzó. El décimo lo repartió con «mi hermano, un primo, un amigo azafato que vivía en Bélgica y la compañera de trabajo de este amigo, natural de Italia». En total, 80.000 euros para cada uno. «A los tres días, quité una de las dos hipotecas pagando 30.000 euros», recuerda Manuel. Desde entonces, «el dinero restante del premio, más el de nuestro trabajo, ha servido para vivir cómodamente en estos años de crisis». Hoy alterna trabajos de temporadas de mantenimiento en el ferrocarril con la recogida de la aceituna .

El 6 de enero de 2013 no fue un día cualquiera en Hinojosa del Duque . El sorteo extraordinario de El Niño dejó un total de 1,1 millones que llegaron de la mano del número 46.674, agraciado con el segundo premio. Casi la totalidad de la cuantía se quedó en el municipio ya que tan sólo 100.000 euros cayeron en otro destino, concretamente en Villarrubia , donde se vendió otro décimo de aquel segundo premio. Nadie en Hinojosa olvida la mañana en que la suerte se alió con unos cuantos vecinos, que dejaron de ver en la tele los descorches de botellas de champán para ser sus protagonistas. La administración regentada por María del Carmen Medina, ubicada en la calle Fontanilla , fue la primera paradas para los festejos. Hasta allí se acercaron aquella mañana los afortunados que vivieron con emoción la sonrisa de la suerte, y también vecinos que quisieron ser partícipes de la celebración.

Pero, ¿le cambió la vida a esos premiados? Un integrante de una de las familias que aquella mañana se sumó a la lista de afortunados relata tres años después que «la vida no te cambia. Nos tocaron 100.000 euros y evidentemente eso no te permite quitarte de trabajar y que tu vida cambie por completo», explica. Eso sí, la alegría fue «inmensa» y sí que hubo para algún capricho y «tapar agujeros». «Había mucha gente en casa y cuando me contaron qué había pasado no me lo podía creer», afirma para detallar que «fue una mañana especial». De aquel premio recuerda sensaciones, algunos de los caprichos y esos «pequeños lujos» que permitió el premio . El resto sirvió para «pagar cosas pendientes».

Ahora y con el 22 de diciembre en el horizonte, este afortunado narra que volverá a intentar que la suerte esté otra vez de su lado porque «cuando te toca te das cuenta de que todo es posible». A buen seguro que vuelven a acudir a una administración , que también vendió un premio en la lotería de Navidad de 1986 y repartió quintos premios en los años 2005, 2006 y 2011. Con todos los números en el bombo, igual la suerte vuelve a sonreír a Hinojosa del Duque.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación