CONTRAMIRADAS
Vicente Torres, «Vic»: «A los políticos les encanta que los saques»
De su lápiz no se libra nadie en ABC Córdoba desde 2011. Ni alcaldes, ni banqueros, ni cofrades. Tiene un humor punzante, pero tierno. Y gasolina para rato. Con ustedes, Vic
Que una viñeta vale más que mil palabras lo certifica cada día este señor, socarrón y descreído, desde las páginas de ABC Córdoba. Tiene esa capacidad, diríamos que sobrenatural, para radiografiar a punta de lápiz la realidad , a veces grotesca, otras desternillante, de la actualidad local. De su mirada mordaz no se escapa ni el obispo. Ha retratado a alcaldes, ministros, empresarios y cofrades . Pero sus personajes son seres entrañables atrapados en el absurdo cotidiano de una capital de provincia. En su DNI figura como Vicente Torres Esquivias. Aunque ustedes lo conocen como Vic.
¿Viñetista, humorista gráfico, dibujante o simplemente Pepito Grillo?
Más Pepito Grillo . Aquí, sin embargo, la gente no se mosquea.
Tenemos encaje en Córdoba.
Nunca he tenido problemas con nadie. Comentarios favorables, sí. Miguel Castillejo, por ejemplo, que me mandó una carta felicitándome por una viñeta. Bueno, sí: una vez se enfadó mucho el alcalde de Lucena . Vino el Rey y, como él era muy bajito, en la viñeta solo se le veía la nariz. No le hizo gracia.
Vic pintarrajea desde que abrió los ojos. Su madre y su abuela se manejaban con solvencia en el arte del óleo. Pero a él le tiraban más los « muñecarros », como prefiere denominar a las caricaturas. Garabateaba los libros, los apuntes de clase y cualquier folio que se le pusiera a tiro. Tanto que lo echaron del colegio dos veces por pintar curas . Quiso ser arquitecto, pero el dibujo técnico, cosas de la vida, se le atascó. Por eso, se matriculó en Derecho, que es la carrera, según dice, que estudia quien no sabe qué camino elegir. Aquella decisión puramente práctica le ha permitido vivir como letrado de la Diputación .
La primera vez que publicó sus viñetas fue en una revistilla de baloncesto. Luego dio el salto a publicaciones de información local. Primero, « La Tribuna »; luego « La Información »; después « Diario Córdoba » y, finalmente, ABC, donde colabora puntualmente cada día desde 2011. Quiere decirse que de su mano han salido ya cerca de 5.000 historias gráficas. Que no es moco de pavo. Y las conserva todas en cajas, que ha tenido que acarrear en cada mudanza. La suya es una técnica rudimentaria. Cartulina y lápiz. Después, escanea la viñeta, la trata a color en el ordenador y la manda al periódico . En una hora todo listo. Y que cada palo aguante su vela.
«A Bellido me cuesta trabajo sacarlo. Quien me gusta ahora es Fuentes, con su vespilla y el casco que se pone»
Lo suyo es sacarle punta al lápiz.
Efectivamente. Tienes que exagerar. Buscar el lado gracioso.
¿La gracia por la gracia?
No. La gracia por la crítica. En verano, te tienes que ir al chiste costumbrista y meterte con los «cordobitas».
¿Los «cordobitas» tienen aguante?
Sí. Les encanta. «Cordobitas» hay en todos lados. Los de Cádiz serán «caditas». Los de Ávila, «avilitas». Gente que quiere mucho lo suyo. Les caracteriza que son poco propensos al gasto . Les gusta los peroles y son aficionados a los toros, pero no van.
Usted sí va.
Yo sí voy. Me gustan.
Y a los toreros cómo los retrata.
He sacado a un torero brindando a un solo espectador que había en toda la plaza. Y decía: «No se moleste, si yo soy el de las botellas».
Los toros, según Vic, se acaban.
Cada vez va menos gente.
¿El humor es un arma letal?
Puede serlo. Yo nunca lo he utilizado como arma letal . Muchas veces se hace más daño con humor que sin humor.
Usted ha dicho que su estilo es de «línea blanca». Es decir: aprieta pero no ahoga.
Efectivamente. «Línea blanca» también como técnica de dibujo. Por ejemplo, Tintín.
¿De qué se alimentan las viñetas de Vic?
De la actualidad que me rodea. Donde más sacas es en el autobús . Las críticas que hacía la gente al Puente «Oxidao» cuando pasaba por la Ribera revelan la inventiva que tiene. Me encanta.
«Pedro García era una mina. La asociación de dibujantes debía de hacer una nota cada vez que se va uno de estos»
¿El señor Bellido da juego?
Los he tenido mejores. A mí quien me gusta ahora es [Salvador] Fuentes . Antes era Pedro García , que se mosqueó un par de veces también.
Ya van saliendo damnificados.
Es que era muy picajoso.
¿Qué tiene Fuentes?
Que es muy gracioso. Yo lo veo venir con la vespilla y el casco que se pone y da mucho juego. A Bellido me cuesta trabajo sacarlo. Tiene cara tristona .
No da juego.
Para el dibujo de cachondeíto no.
O sea, el señor alcalde se libra de su lápiz.
Lo saco pero me cuesta trabajo cogerlo.
¿Echa de menos a Pedro García?
Claro. Era una mina. La asociación de dibujantes debía de hacer un comunicado cada vez que se va uno de estos.
La edad de oro de un viñetista debía ser aquella protagonizada por Rosa Aguilar, Miguel Castillejo, Francisco Castillero y Rafael Gómez.
¡Hombre! Francisco Castillero era fundamental. Uno de los hombres más curiosos que ha habido en Córdoba. Lo echo de menos. Y al cura. Era una época irrepetible. Te venían los chistes solos.
¿Qué político no entendió su fina ironía?
Pedro [García]. Fue por un chiste sobre el minuto de silencio que se hacía a veces en la escalinata del Ayuntamiento. La viñeta decía: «Para el minuto de silencio real y para el minuto de silencio de chorra». Le sentó como un tiro.
¿A sus víctimas las conoce?
A todas. Terminas conociéndolas. A Pedro [García], no. Nos presentaron en la Asociación de la Prensa. Pero no he vuelto a tener contacto con él. Con Alfonso Igualada me metía todos los días. Me hacía gracia lo grande que era y la barba que tenía. Y el día en que lo conocí me dio un abrazo.
En ABC Córdoba lleva ya ocho años publicando cada día sus certeros dardos gráficos. Pronto alcanzará la cifra hiperbólica de 3.000 viñetas. Que no es ninguna broma. Toma su combustible de las páginas del periódico , que rastrea minuciosamente en busca de petróleo. Se atreve con todo. Con lo divino y con lo profano. Con el Aeropuerto, el Palacio del Sur, la Feria, las parcelaciones, las peñas, los peroles, los toros, el tráfico y las tradiciones más arraigadas. Pero su plato preferido, claro está, son nuestros representantes municipales. Esa es la materia prima de su humor amable y socarrón, al mismo tiempo.
Vic no quiere hacer daño. Y no lo hace. De hecho, recibe más felicitaciones que carbón . Durante años, publicó sus dibujos en la más absoluta clandestinidad. Pocos sabían quién era aquel viñetista que arrancaba la primera sonrisa de la mañana. Pero tras la publicación del « Tabernario sentimental », junto a su inseparable Javier Tafur , acabó por salir de las catacumbas. Y aquí lo tienen. Con esa mirada burlona, aunque entrañable, hacia todo lo que le rodea. No recuerda la fecha en que publicó su primera viñeta. Ni apenas, tampoco, las cabeceras para las que ha trabajado. Lo que sí guarda en la memoria con afecto son los personajes que han desfilado durante casi tres décadas ya por sus recuadros.
«A los cordobitas les caracteriza que son poco propensos al gasto. Les gusta los toros pero no van»
¿Le han mandado alguna cabeza de caballo a casa?
No. Y espero que no lo hagan. Ni los periódicos me han censurado. Bueno, sí: en uno me echaron porque . Le sentó muy mal al presidente del consejo, que era sevillano.
A ver si al final va a haber más libertad de expresión aquí de la que parece.
Mi humor es muy suave. Los dejas un poquito en ridículo pero ya está.
¿En Córdoba se puede disparar contra todo?
Yo creo que sí. Al obispo lo he sacado muchas veces.
¿Y no lo ha excomulgado?
No. El mes aquel que hubo tanta procesión fue terrible. Pero no hubo problema ninguno.
Los capillitas le han perdonado.
Es verdad que hubo una viñeta que no publicó el Diario Córdoba porque le ponía nombres a los capillitas. Les decía « capullitas », « nazirenos » y cosas por el estilo.
Es usted más taurino que capillita.
Sí, pero me encantan las procesiones.
¿Se apiada de sus personajes?
Son políticos la mayoría y están para eso. En el fondo, les encanta salir.
¿Ante qué dibujante se quita el sombrero?
Ante Forges . Como dibujantes, también los de Tintin y Astérix.
¿Reírse de uno mismo es la mejor medicina?
Siempre. Me gusta reírme hasta de mí mismo.
¿Usted se ha sacado en alguna viñeta?
Sí. A veces, pongo a [Javier] Tafur y a mí como comentaristas. Según Tafur, me pongo muy bien. Pura envidia.
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