OPINIÓN
El viaje al extremo centro de la alcaldesa de Córdoba
Ambrosio ha pasado por encima de IU en una determinación electoral. ¿Por qué no la adoptó al principio de su mandato?
![La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio (PSOE), en un despacho del Ayuntamiento](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2018/05/06/s/alcaldesa-centro-cordoba-kMIH--1240x698@abc.jpg)
Hay dos formas de ser cargo público del PSOE en minoría . Una es la que intenta confundirse con los partidos a la izquierda que otorgan el apoyo (pongamos, el modelo Armengol en Baleares). Otra es ocupar el extremo centro, que es lo que han hecho toda la vida los socialistas. Ser muy progre en campaña electoral y repartir cariñitos a las derechas cuando se manda (pongamos, el modelo Díaz en Andalucía ) con medidas de carácter económico. La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio , empezó jugando de Armengol y terminará haciéndolo de Díaz porque la vida es así de dura. Por mucho que el cuerpo pida marcha con las calles, el laicismo y la alimentación biosaludable, resulta que los votos, queridos niños, están en el centro político . Eso que está entre el cuatro y el seis de las encuestas de posicionamiento ideológico. El Pacto de Milán está bien para la tienda electoral de barrio. Si quieres un supermercado el día de las elecciones, hablemos de economía.
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La alcaldesa ha hecho esta semana un «juanespadas» como una catedral gótica. Es decir, tomar una decisión que le correspondería a sus adversarios , que es la manera que tiene el actual alcalde de Sevilla de dar continuidad a su precaria mayoría pactando los presupuestos, por ejemplo, con el Partido Popular. Ambrosio no llegará a tanto, porque no le va a dar ni los buenos días a José María Bellido , pero la determinación de pasarse por salva sea la parte las competencias de Urbanismo entrando en la casa del socio para lanzar una ordenanza que elimina trabas burocráticas a los empresarios es más que un guiño o un tic. Es todo un espasmo liberal. Aleluya.
Texto liberal
Lo que la alcaldesa ha puesto encima de la mesa no es una ordenanza de izquierda canónica. Consiste en una propuesta de eliminación de barreras a la iniciativa privada , que es un planteamiento liberal clásico. El borrador llega a traspasar las sacrosantas líneas de «lo público» —oh, cielos— cuando propone que técnicos privados acreditados realicen el cribado general de los expedientes de licencias para que los funcionarios solo tengan que dar (o no) el visto bueno , cosa que ya se hace en algunas ciudades. Una externalización como la copa de un pino que el que antefirma ve claramente justificada por la situación de apreturas de los departamentos correspondientes. A quienes han perdido las anteojeras ideológicas les da igual que quien le cure tenga o no oposiciones siempre que le recete rápido. Pues con esto es, básicamente, lo mismo.
Si en IU mascullan con dolores que la socia ha hecho lo que no debe hacerse, es porque han dejado bajada la guardia del puño derecho. Si se golpea siempre con la izquierda, hay que taparse siempre con la mano contraria para evitar que le pongan a uno el ojo morado. Pedro García ha derrochado muchas horas de su siempre apretada agenda en cuestiones accidentales dejando el marco esencial —el de traer dinero a casa— a sus socios de gobierno del PSOE. Ambrosio se ha colado por la gatera que la izquierda verdadera y auténtica le ha dejado abierta de par en par, la de la economía que atañe a todo aquel que no depende de un salario público para salir adelante. Fuegos de artificio, sí, pero en época preelectoral todos los gatos son pardos . El mensaje es diáfano: primos pero no hermanos.
Vis electoral
La incógnita de todo ello es por qué ahora entra la alcaldesa con sus legiones en tal fregado. Las quejas de que la relación de la iniciativa privada con el Ayuntamiento de Córdoba como gestor de licencias son malas no empezaron ayer. Llevan años encima de la mesa . Y Ambrosio ha tenido muchos meses para formular una nueva realidad. Establecerla en estos momentos finales del mandato, y con cierta parafernalia de chimpún, convierte la medida en lo que es. La primera promesa electoral de la actual alcaldesa que quiere revalidar el cargo en las elecciones de la primavera del año próximo. Explotando las debilidades de sus compañeros de viaje que han sido, ay qué curioso, las suyas propias. La capacidad de dejar correr el mandato en lo insustancial para no abordar esos asuntos, precisamente esos, que son los que interesan al común de los mortales.