Verso suelto

Sotos sin Albolafia

Cuando la vieja noria desaparezca engullida por raíces no habrá más que rotular el lugar como Sotos del Estornino Pinto

La noria de la Albolafia engullida por ramas de árboles Valerio Merino
Luis Miranda

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La peor idea que tuvo nunca un político fue nombrar ese tramo de la ribera del Guadalquivir que está entre el Puente Romano y el de San Rafael y dotarlo de un título archisilábico que parecía equipararlo con las torres coronadas a las que los árboles terminarán de rebasar en altura un día de estos. No por el singular ecosistema que creció en los Sotos de la Albolafia con su rica variedad de aves no lo merezca, sino porque eso de monumento natural, como si fuese un primo fluvial del Alcázar de los Reyes Cristianos , para ciertas cabezas significa que merecerá la pena de muerte quien se atreva a tocar una de sus ramas.

Cuando contó a ABC con absoluta sencillez y profundo conocimimiento cómo se había formado ese paisaje, el profesor de Educación Ambiental Francisco Villamandos también dijo que se había ido de las manos, que empezaba a tener más problemas que bondades, que era posible cuidar el patrimonio y mantener el hábitat ornitológico y que Córdoba tendría que pensar que quería hacer con los sotos.

Sus palabras eran tan equilibradas y sabias que lo natural era darle la razón y pensar en que había que actuar con equilibrio , pero los optimistas olvidaban algo: nadie de los que tiene poder y capacidad para mover dinero quiere hacer nada con ese bosque fluvial nacido demasiado rápido al calor de alguna negligencia humana. Sus ideas parecían las sensatas, pero no le habían preguntado consejeros, ministros ni alcaldes, sino un periódico, y cuando el eco deje retumbar entre los muchos lectores que se han asomado a la historia, los arbustos seguirán creciendo y el Guadalquivir que un día corría a la vista seguirá oculto sin que nadie se dé cuenta de que aquello está hecho un desastre.

Tal vez el problema está en que no saben que un monumento se desgrada si no se cuida y se renueva. A pocos metros, la Mezquita-Catedral reluce joven porque siempre hay pequeñas obras que mejoran lo que se va deteriorando y cambian tejas y vigas para no tener que tocar las dovelas y los mosaicos. Cuando la vieja noria de la Albolafia desaparezca engullida por raíces y troncos no habrá más que rotular el lugar como Sotos del Estornino Pinto . Si queda sitio para poner la placa.

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