Libre Directo

Era venganza, no justicia

Existe una izquierda que se considera la esencia de la democracia y reparte los epítetos de facha o franquista sin rubor

Un vecino pasa por la placa en Cañero instalada por el anterior Ayuntamiento en la plaz VALERIO MERINO
Juan José Primo Jurado

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La sentencia del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Córdoba , desautorizando la acción municipal de retirar el nombre de Cañero a una plaza ; el informe del secretario del Ayuntamiento de Córdoba, avalando al propio Cañero, más Cruz Conde y Vallellano , para el callejero cordobés; y la paralización judicial a la retirada de la denominación de Cronista Rey Díaz a una calle, son varapalos a una de las más polémicas y sectarias decisiones del gobierno municipal anterior. La reacción de IU, por boca de su concejal, anterior teniente de alcalde y exdiputada, Alba Doblas, acusando de «franquista» a la Justicia española es propia de una formación antisistema y deja claro que lo que buscaban con el cambio de calles no era justicia, sino venganza.

El palo del Juzgado ha sido mayor al basar la sentencia en que Antonio Cañero no incumple la Ley de Memoria Histórica , invocada para desterrarlo del callejero. Ningún experto memorialista ha podido acreditar con datos ante el juez que Cañero fuese culpable del Alzamiento del 18 de julio o causase víctimas en la represión durante la guerra o la posguerra. Con propaganda y rumores no se construye la historia, ni se dictan sentencias. Lo que sí deja claro el juez es que Cañero es reconocido porque diseñó el arte del rejoneo moderno y donó una finca de 51.500 metros cuadrados para construir el barrio que ahora volverá a llevar su nombre. Un nombre que le puso, en 1986, consolidada la democracia, un gobierno municipal precisamente de IU, de lo cual colige bien su señoría que no se le puso para exaltar el franquismo.

En noviembre pasado, al hilo de los cambios en el callejero que dictó el gobierno municipal, un servidor escribió aquí un artículo donde decía que era un acto de venganza y, 80 años después, a destiempo: «Huele a venganza, como la de los vencedores recién acabada aquella guerra , borrando la memoria de media España, con la seguridad que el otro bando habría hecho igual de haber ganado. Los nombres nítidamente vinculados al bando franquista ya fueron cambiados en el callejero cordobés en tiempos de Julio Anguita. Obedecía ese gesto a la reconciliación de las dos Españas en 1978, sin vencedores ni vencidos. Aprendidos y corregidos los errores, capítulo cerrado y a mirar al futuro». Me place que el tiempo me dé la razón.

Existe una izquierda que se considera la esencia de la democracia y reparte los epítetos de facha o franquista sin rubor alguno. Son esos mismos políticos metidos a historiadores que, como la concejala de IU, se permiten acusar de meterse a historiador al juez que no les da la razón en su venganza. Ellos que se han convertido en los nuevos inquisidores y deciden quiénes son buenos y quiénes son malos, y que, tras condenar a Cañero, Vallellano, Cruz Conde, Rey Díaz o Pemán, irían contra Fray Albino o Matías Prats . Y de tanto querer ajustar cuentas con el pasado, se les olvidó pensar en el futuro de Córdoba.

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